Equipo femenino del Sail Team BCN
El equipo femenino del Sail Team BCN entrenando con el barco AC40. © Cleo Barnham

Las regatistas del Sail Team BCN debutan en la Copa del América como pioneras de la náutica

La primera edición de la categoría femenina se disputa en el mar barcelonés con el Sail Team BCN y otros once equipos que marcarán un antes y un después en la náutica profesional femenina

Después de meses de preparación, decenas de horas entrenando en simulador y al fin entrenamientos con los barcos AC40, las regatistas del Sail Team BCN se lanzan este domingo al mar para competir en la categoría femenina de la Copa del América, la primera de la historia de la competición.

El equipo barcelonés, compuesto por Neus Ballester, María Cantero, Paula Barceló, Silvia Mas y Nicole Van der Velven, se prepara para hacer historia en esta primera edición junto a las regatistas de los doce equipos que competirán en esta primera edición femenina, que reúnen a las mejores regatistas a nivel mundial. El Sail Team BCN se estrena este domingo junto a los otros cinco equipos invitados a la competición, después de que este sábado compitiera ya el grupo de seis equipos de la Copa del América.

Las regatistas afrontan la competición con entusiasmo y determinación, tal y como explican conversando con The New Barcelona Post en la base del equipo, ubicada en el Port Vell. “Tenemos muchas ganas de competir y de navegar con el AC40; para nosotras es una experiencia única”, destaca Ballester. Y es que navegar con un AC40 no es algo habitual, ni siquiera para laureados regatistas. Sus características le permiten alcanzar velocidades superiores a los 80 kilómetros por hora, y a la vez sitúan su precio en entre dos y tres millones de euros.

En este contexto, la mayor parte de los AC40 con los que compiten y entrenan los equipos femeninos y juveniles invitados pertenecen a la organización de la Copa del América. Por este motivo, las deportistas han tenido que amoldarse al calendario de los organizadores y del resto de los equipos para entrenar con estos barcos. Para suplir la falta de un AC40 en propiedad, han pasado incontables horas ante el simulador y han entrenado sobre todo con un catamarán GC32, que también dispone de las hidroalas que permiten que estos barcos se eleven y vuelen sobre el agua.

Desde la semana pasada, las regatistas han podido entrenar en varias sesiones con un AC40, aunque las condiciones meteorológicas no lo han puesto fácil los últimos días, con jornadas con demasiado viento y otras con demasiado poco. Sin embargo, sesiones como las del pasado lunes, en las que pasaron más de tres horas seguidas entrenando en el agua, les han permitido adquirir rápidamente “horas de vuelo y confianza; cada minuto que pasa, vamos ganando esta confianza”, destaca la entrenadora del equipo Mónica Azón.

Horas de vuelo: así es como se refiere la entrenadora a los entrenamientos a bordo del AC40, que vuela más que navega. Y lo hace a tal velocidad que “la concentración debe ser total, ya que cualquier error podría tener graves consecuencias”, destaca Azón. La concentración y la velocidad “provoca una gran tensión, y sin darte cuenta estás tensionado durante horas”, y es que cada movimiento y giro del barco sacude con fuerza a las regatistas. “La fuerza te empuja hacia adelante y hacia los lados, y el agua te lleva con fuerza hacia atrás”, describe Ballester.

Regatistas del equipo femenino del Sail Team BCN en su base en el Port Vell.
Miembros del equipo femenino del Sail Team BCN conversando con su entrenadora, Mónica Azón.

Son sensaciones que no pueden anticiparse por muchas horas que se pasen en el simulador. Y han sido muchas. Sin embargo, el simulador permite “automatizar los movimientos y familiarizarse con los botones, además de competir con otros equipos”, explica Cantero. El simulador reproduce con exactitud los botones del barco, los displays con información de las velas, e incluso los asientos y su inclinación. Delante del barco, como patronas, se situarán Ballester y Mas; detrás, controlando la posición de las velas como trimmers, estarán Cantero y Barceló, con Van der Velven como regatista de reserva.

Para dominar los botones e interpretar los números de las pantallas, las cinco han tenido que invertir muchas horas de estudio. “Es complejo, y no estamos acostumbradas: normalmente navegas como mucho con un compás y guiándote por sensaciones, y esto es totalmente diferente”, relata Barceló mientras repasa los botones del simulador, ubicado en uno de los cuatro contenedores náuticos reacondicionados que conforman la base del equipo.

Miembros del Sail Team BCN en el simulador.
Miembros del equipo femenino del Sail Team BCN entrenando en el simulador.

Además de las sensaciones, hay algo más que el simulador no reproduce con exactitud: la comunicación entre las regatistas. En el simulador, están a tocar las unas de las otras; en el mar, están a la misma distancia, pero con el ruido del viento y de las olas, y con una vela que atraviesa el barco y que las tapa por completo. Para solventarlo, un sistema de intercomunicación les permite comunicarse entre ellas y con el resto del equipo cuando están navegando. El simulador, además, funciona programando las características del viento y las olas, pero no hay factor sorpresa: “Las situaciones inesperadas, los cambios repentinos de viento o que te aparezca un barco que no controlas, todo eso no se puede simular”, destaca Cantero.

Las regatistas no han pasado solas las largas sesiones en el simulador: a menudo lo han hecho compitiendo con otros equipos a tiempo real, con los que se citan por un grupo que comparten en Whatsapp. De hecho, la mayoría de las regatistas se conoce de campañas olímpicas y de otros proyectos. “Prácticamente todas hemos competido entre nosotras; muchas son buenas amigas y competidoras desde hace años”, según Cantero, que resalta la buena relación entre las contrincantes, a pesar de la rivalidad.

Entre las integrantes del Sail Team BCN, la relación va más allá de ser buena: están muy compenetradas, aseguran. Tres de ellas, además, comparten apartamento en la torre Antares, ubicada en la zona de Diagonal Mar. Ahí, han tejido rutinas conjuntas: planificar el día en el gimnasio; desayunar analizando datos del simulador y fijando los objetivos del día; desplazarse a la base en Metro o bici, y entrenar. De vuelta a casa, a menudo acaban la jornada con un partido de pádel, como explica Mas.

Base del Sail Team BCN en el Port Vell.
La base del Sail Team BCN, autosostenible y formada por contenedores marítimos reacondicionados.

La rutina, sin embargo, ha cambiado desde que pudieron subirse a bordo del AC40 la semana pasada, con “días muy largos”, navegando y también preparando el barco. Y ponerlo a punto es un proceso largo que requiere horas, pero las cinco regatistas quieren forman parte del proceso de preparación: “Como no hemos tenido el barco hasta ahora, nos sirve incluso montarlo y desmontarlo repetidas veces. Cuanto más conozcamos el barco, mejor”.

Y si la rutina ha cambiado desde que pudieron subirse a bordo del AC40, más cambiará ahora con el inicio de la competición. Los días en los que el Sail Team BCN tenga regata serán intensos y, los que no, se destinarán a analizar las de otros equipos y las propias, y también a recargar pilas. Como destaca Azón. “Es tan importante entrenar y competir como desconectar”, en una competición tan náutica como tecnológica que, con esta primera edición femenina, marcará un punto de inflexión en la náutica y abrirá camino a nuevas generaciones de regatistas.