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La región metropolitana se dota de una nueva hoja de ruta que supera los límites del AMB

El nuevo Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona plantea un "salto de escala" cargado de retos para "la ciudad de los 5 millones"

El Consejo General del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) ha aprobado el Compromiso Metropolitano 2030, una nueva hoja de ruta en sintonía con las actuales dinámicas metropolitanas, que claramente superan los límites del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB). El nuevo documento, consensuado con todos los actores políticos, económicos y sociales implicados plantea los principales retos de “la ciudad de los 5 millones”, que comprende el Barcelonès, Baix Llobregat, Maresme, Vallès Oriental, Vallès Occidental, Garraf, Anoia, el Baix Penedès y el Alt Penedès. Se trata de objetivos globales en materia de vivienda, políticas sociales, movilidad o medio ambiente y que implican el desarrollo de proyectos desde una nueva “escala territorial”.

A pesar de las buenas intenciones para el impulso de proyectos en clave metropolitana más allá del AMB, el coordinador general del PEMB, Oriol Estela, recuerda en una entrevista con ACN que, actualmente, no existen los espacios idóneos para hacerlo, como consecuencia de la “complejidad administrativa” que supone la coexistencia de distintos actores políticos que se solapan.

Además del AMB y los propios ayuntamientos, en este territorio tienen competencias administraciones supramunicipales como los Consejos Comarcales o la Diputación de Barcelona o la veguería del Penedès. Por eso, desde el PEMB fijan en 2030 la fecha para saber “de qué manera se quiere que se gobierne este territorio”.

Estela augura que el despliegue del Compromiso Metropolitano 2030 puede dar con el paso del tiempo algunas pistas de cuál puede ser la futura organización territorial de la región metropolitana. En este sentido, el plan estratégico determina qué aspectos tiene sentido abordarlos desde la nueva escala.

El plan, de hecho, plantea acciones en tres niveles: replicar experiencias de éxito a lo largo del territorio, escalar a nivel de región metropolitana proyectos del AMB o de la ciudad de Barcelona, así como crear nuevos proyectos que, desde su punto de partida, tengan esa nueva visión territorial de gran alcance.

En este sentido, el alcalde de Barcelona y presidente del PEMB, Jaume Collboni, y la presidenta de la Comisión Ejecutiva del PEMB, Janet Sanz, han coincidido en señalar que esta gran metrópoli debe tener una estructura “federal y policéntrica”, como lo es su realidad urbana, teniendo en cuenta la voz de todos sus actores administraciones, sector privado y ciudadanía.

Collboni ha hablado este martes durante el Consejo General del PEMB, donde ha apuntado que retos como el cambio climático, la vivienda o la competitividad empresarial deben coordinarse desde esta nueva visión si quieren completarse con éxito.

Janet Sanz, por su parte, celebró el “giro decisivo” que supone el nuevo plan, ya que permitirá liderar una red urbana integral que supere las expectativas con las que se trabajaba hasta ahora en el marco del AMB. Dice que el AMB ha sido “un primer paso” que ha permitido sentar las bases de políticas a gran escala, pero que ahora ha quedado pequeño: “Es evidente que no basta con esto”.

La presidenta de la Comisión Ejecutiva del PEMB dice que los retos que ha traído el siglo XXI requieren de nuevos instrumentos de gobernanza. “La emergencia climática no conoce de límites administrativos ni de fronteras”, asegura. En este sentido, Sanz dice que es necesario construir una “soberanía metropolitana” desde el municipalismo con más competencias y recursos.

Un plan de ocho misiones

El nuevo plan estratégico metropolitano se estructura en ocho misiones que deben servir de guía para la actuación coordinada en el territorio en materias como la economía innovadora e inclusiva, los niveles de renta suficientes, la emergencia ambiental y climática, la movilidad sostenible y segura, alimentación saludable, cohesión territorial, vivienda adecuada y vitalidad cultural.

Cada misión plantea también una serie de objetivos concretos para ayudar a concretar acciones orientadas a conseguirlos. En materia económica, se pretende impulsar la transferencia tecnológica con el objetivo de que en 2030 el tejido económico de la región metropolitana dedique al menos un 1,2% del PIB a gasto privado en investigación y desarrollo.

Por lo que respecta al trabajo, el objetivo es que los convenios colectivos garanticen unos niveles salariales acordes con un salario mínimo de referencia adaptado a la realidad de la región metropolitana. En el ámbito climático, el objetivo pasa por reducir el 45% la emisión de gases de efecto invernadero en este territorio.

En relación con la movilidad, el plan estratégico plantea un cambio en la distribución modal de los desplazamientos de un 10% en favor de la ecomovilidad. Y en el ámbito alimentario, se pretende que en 2030 la dieta de la población de la región metropolitana se base en un 60% en alimentos de proximidad.

Conseguir que las rentas bajas no superen el 25% en el conjunto de barrios vulnerables es el objetivo en cuanto a la cohesión territorial, mientras que en materia de vivienda se quiere conseguir que la población que sufre una sobrecarga económica vinculada a los gastos del hogar sea inferior al 30%.

Por último, en el ámbito cultural, el plan estratégico metropolitano prevé aumentar un 10% la participación de la población metropolitana en la vida cultural del conjunto del territorio.