La Navidad huele a abeto, a escudella, a turrón y a chocolate y, en Barcelona, también huele a mar. Y es que, como ciudad costera, la capital catalana ha llevado las fiestas hasta tocar las aguas del Mediterráneo, aquellas que se cuelan entre los barcos del Port Vell.
En su sexta edición y hasta el 6 de enero, Nadal al Port invita a acercarse hasta su noria, su mercado navideño, sus actividades y atracciones consolidada como evento ya tradicional en las fechas navideñas en Barcelona.
Este año, el evento ha seguido creciendo en propuestas y atracciones, y también en superficie, extendiéndose a lo largo del Moll de la Fusta y más allá. El World Trade Center (WTC) se ha sumado a la celebración este año, con actividades y repitiendo el espectáculo de luces de la torre del teleférico; los tinglados se han apuntado a la fiesta, y la iluminación salpica árboles del entorno del Port Vell, como señalando el camino a seguir hasta llegar a la feria.
Pero las novedades de este año van más allá, y es que la feria se ha reorientado para poner en valor precisamente la esencia marinera del lugar. Pasear entre los tenderetes del Moll de la Fusta es como hacerlo bajo el mar: un manto de luces de un azul cambiante emula el movimiento de las olas, y reivindica el carácter marinero del evento y su entorno.
Y en los tenderetes, comida, no falta. A la derecha, paella, carne a la brasa, patatas fritas; a la izquierda, churros, algodón de azúcar, gofres, crepes. Los olores se mezclan con el del mar, al igual que se mezclan múltiples idiomas que se oyen entre quienes pasean por las casetas y hacen cola en las atracciones.
Y es que la feria atrae a visitantes de todas partes que han decidido pasar parte de sus vacaciones en Barcelona, y también a gran cantidad de público local, que ha optado por bajar hasta el mar para celebrar la Navidad más salada, como reza el lema de la edición del evento del Port de Barcelona.
El carácter marinero se adentra hasta el agua del puerto, donde se puede subir a bordo del Pailebot Santa Eulàlia, en el que los Reyes Magos llegarán a la ciudad en apenas una semana. A pocos metros, también puede visitarse el barco de Open Arms, con una mirada muy distinta sobre un mismo mar Mediterráneo que algunos ven como lugar de encuentro y, otros, como frontera.
Una feria para levantar vocaciones marineras
El evento ha ido evolucionando desde su primera edición hasta convertirse en algo más que una feria de Navidad. Con sus propuestas y actividades vinculadas al mar y a la actividad portuaria, se convierte en un lugar insospechadamente idóneo para despertar vocaciones marineras.
La cita, que este año cuenta con más operadores del puerto implicados, aprovecha la festividad para acercar la economía azul a todos los públicos, empezando por los jóvenes, que llegan a la feria atraídos por propuestas como The Limit, la nueva atracción de sillas voladoras de 40 metros. La cola para marearse en las alturas está repleta de adolescentes y jóvenes; quién sabe si alguno podrá inspirarse con un futuro laboral marítimo mientras gira sobre el puerto.
Y el acercamiento al mar y a la economía vinculada a éste se lleva también hasta los más pequeños, con actividades gratuitas que permiten jugar a pescar barcos o a mover contenedores de mercancías con grúas teledirigidas.
Después, puede ser un buen plan subirse al carrusel, simular una bajada en trineo o volar en la luminosa noria. O patinar en la pista de hielo sintético, o sorprenderse en el Circ Raluy Legacy, o botar en el parque hinchable Fun Box, o presenciar los últimos preparativos de los Reyes Magos en el Tinglado Reial, a partir del 2 de enero y para tenerlo todo listo para que Sus Majestades desembarquen en el Port Vell tres días después. Este año, podrá darse la bienvenida a los Reyes desde los muelles que rodean el WTC, que se abrirán al público por primera vez el 5 de enero, para empezar a poner punto y final a una cita ya integrada en la agenda de tradiciones navideñas de Barcelona.