La reciente celebración de la Copa del América ha tenido un escaso impacto en el incremento de la práctica de la vela en Barcelona. Esto se debe, en muy buena medida, al trabajo del Centre Municipal de Vela, una de las herencias que los Juegos de 1992 dejaron a la ciudad, al convertir la base olímpica de este deporte en una escuela que ha aportado miles de practicantes entre los ciudadanos. El Centre de Vela, en el Port Olímpic, está a punto de finalizar las obras de reforma que se iniciaron en enero de 2023 y normalizar de nuevo su actividad, que por otra parte nunca ha dejado de desarrollarse en estos dos últimos años.
Este equipamiento fue uno de los grandes legados de los Juegos. Ha hecho posible durante tres décadas el acceso de los ciudadanos, especialmente los jóvenes, a un deporte, la vela, que ya tenía una cierta tradición en la costa catalana, aunque muy dirigida mayormente a círculos elitistas. Desde entonces, el centro mantiene un millar de abonados y cada año pasan por sus instalaciones unas 17.000 personas para formarse en este deporte, según su directora, Regina Cameron, que añade que, sobre todo en verano, hay que cerrar inscripciones porque hay más demanda de la que se puede atender.
Mientras charlamos, un grupo de adolescentes irrumpen en las instalaciones del centro. Van a cambiarse después de haber regresado a puerto tras la práctica de clases en el litoral de la ciudad. Son alumnos del cercano instituto Icària, en la Vila Olímpica, con el que el centro mantiene una estrecha relación. Los estudiantes que cursan de segundo de la ESO a primero de bachillerato acuden al centro durante el segundo trimestre a recibir las clases de educación física en el Port Olímpic aprendiendo vela. La relación con este instituto es tan estrecha que de él salen algunos de los futuros instructores. Son su particular Masia del Barça.
No son los únicos alumnos que se benefician de la existencia de esta escuela náutica. Los estudiantes de segundo, tercero y cuarto de ESO de toda la ciudad se pueden acoger a un programa impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona para aprender a navegar. Además, otro programa, Viu la Vela, este sí vinculado a la Copa del América, ha permitido entre el 2022 y el 2024 iniciarse en este deporte a estudiantes de sexto de primaria. La oferta dirigida a los jóvenes se completa con los exitosos casals d’estiu.
El Centre de Vela es sin duda una de las experiencias posolímpicas de mayor éxito. Abrió poco después de la clausura de los Juegos del 92. Desde entonces, miles de ciudadanos se han iniciado en este deporte en este equipamiento gestionado por la Federació Catalana de Vela. Su actual directora mantiene el compromiso y los valores fundacionales. “Hemos apostado para que la vela sea un deporte de referencia para los ciudadanos”, con un especial acento dirigido a los niños. “Trabajamos para promover la vela entre los más jóvenes con el objetivo de que vengan a probarlo”, añade.
El plato fuerte es, pues, el deporte escolar, aunque los cursos para adultos se realizan durante todo el año. Un centenar de personas se encargan de hacer funcionar el centro a pleno rendimiento durante el verano. El resto del año, la plantilla se reduce a la mitad, aunque siempre se asegura la actividad. Una prueba es que, en pleno diciembre y con las obras aún no finalizadas, la actividad es continua. A pocos metros de donde estamos, un adulto protegido con traje de neopreno maniobra su embarcación para hacerse a la mar a través de la rampa orientada a la playa de la Nova Icària. “La rampa es nuestra joya de la corona”, señala Regina. De allí salieron los campeones olímpicos en el verano de 1992, y ahora lo hacen alumnos y abonados, aunque los estudiantes salen mayormente por la bocana del puerto a bordo de las embarcaciones que permanecen amarradas en los muelles cercanos al centro.
La propia directora ratifica que apenas han notado el efecto de la Copa del América, que finalmente no ha generado una gran movilización ciudadana. Era difícil, porque las pruebas tenían lugar a una distancia de la costa que no permitía su seguimiento desde tierra. Solo los entendidos en este deporte podían hacerlo con criterio desde algunos puntos a través de pantallas o con instrumentos ópticos.
El legado de la Copa del América va a ser económico y de promoción internacional de la ciudad. El deportivo será muy limitado, entre otras razones por la existencia del Centre de Vela y su trabajo para democratizar este deporte en los últimos 30 años.