CARTA DEL LECTOR

En defensa de las palomas

Estimado Bernat, hace un momento recibí tu artículo para que diera mi opinión y te digo, estoy fuera de mí. ¿Cómo te atreves a ningunear a un ser vivo de esta manera y de paso también a toda la gente que se ocupa y preocupa por el porvenir de este planeta en el que también vives tú?

Para tu información, la paloma es originaria de Asia donde vivía en los acantilados de las costas, anidando en pequeñas grutas y grietas, por eso se la llamaba “paloma de las rocas”.  Eran los romanos que comenzaron su cría con fines culinarios. Otros la criaban y la crían con fines de competición en certámenes de belleza y de carrera. También servía de paloma mensajera, sobre todo durante batallas y guerras, como medio de comunicación.

Este animal siempre fue un animal doméstico y así es contemplado ante la ley. La paloma de ciudad es el producto de la mano del hombre. Ella no ha pedido ser desplazada de su hábitat natural, las lejanas costas de los mares asiáticos. Es el hombre que la hizo depender de él y su irresponsabilidad ha llevado a millones de palomas de roca a subsistir de mala manera en nuestras urbes: siempre hambrientas y por eso débiles y enfermizas, alimentándose de comida antinatural (porque pizza con aceite de motor no es precisamente un alimento nutritivo para un granívoro). Dado que hay mucha competición por la escasa comida en la ciudad entre ellas, estas aves se acercan al ser humano, pidiendo comida. Viene de la impronta que tienen a través de los siglos de cría por depender del hombre.

Y la paloma de ciudad no tiene nada que ver con las del campo o bosque. Sus ancestros vivían en los acantilados de los mares y para ella las calles de nuestras urbes con sus edificios se asemejan a acantilados. Es por esta razón por la que vive en nuestras ciudades y no en el bosque, tal y como a ti te gustaría.

Dado que hay mucha competición por la escasa comida en la ciudad entre ellas, estas aves se acercan al ser humano, pidiendo comida

Y en cuanto a su elevada reproducción: es la manipulación del hombre a través de los siglos que la ha llevado a procrear sin cesar. Todos los animales tienen su ciclo reproductor, la paloma de roca ya no. Puede criar durante todo el año, cosa que no es natural porque todos los animales solo crían cuando el tiempo y la disponibilidad de alimento es favorable para subir crías.

Pero con su inmensa avaricia, el hombre, o sea, el macho de nuestra especie, llevó a cabo una selección artificial sobre esta ave con tal de que criara todo el año. Entre otros, para tener siempre a mano un asado de paloma tierna o para vanagloriarse de poseer la paloma más veloz o más bella.

Aun así: cuanto más se acosa a una especie, más se reproduce. Así la naturaleza lo ha previsto. Otras especies con un aumento poblacional exponencial por acoso humano constante serían los jabalíes, los corzos y los zorros. Curiosamente son justamente siempre los animales a los que persigue sin piedad el hombre, o sea, el macho de nuestra especie.

Con su inmensa avaricia, el hombre, o sea, el macho de nuestra especie, llevó a cabo una selección artificial sobre esta ave con tal de que criara todo el año

Otro punto a tener en cuenta son las muchas carreras de competición en las que se pierden cada vez cientos de palomas. Hace poco en Reino Unido no volvieron miles de palomas a su palomar tras soltarlas dentro de una sola competición. Y a lo largo y ancho de todos los países hay cientos, sino miles, de certámenes de este tipo en solo un año. En un fin de semana es posible que en un país aumente la población palomera por decenas de miles de palomas. Animales que no han encontrado el camino de vuelta. Luego la suelta de palomas en bodas o demás festejos del hombre alrededor del mundo es una señal de amor y paz. Acostumbradas a la presencia del hombre se unen a sus compañeras en la ciudad.

Pero en muchas ciudades, entre ellas Basilea, Frankfurt, Berlín, Viena o Londres, se llevan a cabo controles de natalidad de palomas, ofreciéndoles palomares con nidos y alimento, y donde se les cambia los huevos por huevos de yeso, y así se mantiene la población de palomas al menos constante.

El control de natalidad a través de una esterilización química no es viable, dado que para ello los animales tienen que ingerir una cierta cantidad, cosa que es inviable controlar. Aparte, estos medicamentos pasan luego al subsuelo donde entran a las masas de agua subterráneas. Y estas ya están fuertemente contaminadas con antibióticos, antiinflamatorios y con pesticidas variopintas que no hace falta añadir hormonas.

En muchas ciudades se llevan a cabo controles de natalidad de palomas, ofreciéndoles palomares con nidos y alimento, y donde se les cambia los huevos por huevos de yeso y así se mantiene la población constante

Y aunque a ti te puedan parecer un estorbo, ellas enriquecen con su presencia las ciudades llenas de cemento y vida artificial, y representan uno de los últimos resquicios de la naturaleza dentro de una urbe, al tiempo que alegran la vida de muchas personas que establecen relación con ellas y las alimentan. Y no, no es el alimento que les hace aumentar en número, sino la persecución humana. En este caso la de los ayuntamientos que las capturan a miles y las llevan a gasear. Faltando tantas, las palomas que nacen tienen más oportunidad de sobrevivir porque hay más alimento a su disposición.

Muy curioso encuentro que alguien de ciudad se moleste ante el arrullo de una paloma, sin embargo, no del ruido infernal de una moto que pasa a toda velocidad por debajo de su ventana. O los bocinazos de un coche. O los gritos de unos cuantos vecinos bebidos. Me pregunto cómo te comportarías ante los cantos de gallos a las cuatro de la mañana en un pueblo.