ENTREVISTA A DAVID HERNÁNDEZ

“Besart quiere ser algo más que un museo: quiere ser la mayor obra de arte urbano del mundo”

Nos encontramos a orillas del río Besòs, entre muros pintados y una familia de patos, hablando sobre arte contemporáneo, de participación social, del concepto de museo hoy y de la conciencia metropolitana... Lo hacemos con David Hernández Alcaraz, fundador y director del proyecto Besart, en fase de creación, y que pretende inaugurarse en los próximos meses para convertirse en un referente en arte vivo. Es lo que tiene amar una ciudad: cuando te fijas en los espacios vacíos, te preguntas qué podría hacerse en ellos. Y, como un artista, Hernández se pone a dibujar.

— ¿Quién sois y qué hacéis en Barcelona?

— Ante todo, no somos un proyecto barcelonés: somos un proyecto metropolitano. Y mediterráneo.

— Vale, vamos por partes: ¿quién sois?

— Besart es un proyecto en construcción para hacer el mayor museo de arte urbano del mundo, situado en el último tramo del Besòs, entre Santa Coloma Sant Adrià y Barcelona. Se pone en marcha en Santa Coloma, con ganas de extenderse a Sant Adrià, Barcelona, ​​La Llagosta, Martorelles, Mollet, Montcada i Reixac, Montmeló… Basta con seguir el río.

— Y “Arte Urbano” significa grafitis, ¿no?

— No, aunque lo más visible desde fuera son evidentemente los murales y grafitis que ya se pueden contemplar a ambos lados del río. Nuestro proyecto quiere abrir un espacio, un gran espacio, a la expresividad y creatividad ciudadana. No sólo invitamos a grandes artistas internacionales, sino que, especialmente, en el muro de la parte sur (que nosotros llamamos “El Refugi”), toda la ciudadanía es invitada a participar en la creación de arte urbano. De hecho, dentro del área metropolitana faltaban grandes espacios para ello. Pero dicho esto, en esta gran área también queremos dar lugar a la escultura, la danza, la música, el teatro… La vertiente social del proyecto es fundamental para nosotros.

— De hecho es un museo gratuito, ¿no?

— Estamos acostumbrados a museos circunscritos en edificios, equipamientos públicos o privados, donde pagas una entrada y sigues un recorrido más o menos guiado. Aquí estamos abriendo el espacio a la gente, de forma también participativa, porque creemos que la contemporaneidad pasa por tener un punto de espontaneidad, de apertura mental y de participación social. El lado del Refugi, si te fijas, ya está muy desarrollado y, si continuamos a este ritmo, pronto nos acercaremos al municipio de Sant Adrià. ¡Hay unas 24 obras en total, hechas en muy pocos meses, y ya tenemos unas 300 solicitudes de participación a nivel nacional e internacional! Hemos empezado una dinámica que ya es imparable, y que implica a todo el mundo. De hecho, estamos preparando un documental.

— ¿Todo esto junto con artistas reconocidos?

— ¡Y de los que tienen un alto “caché”! Pero nosotros estamos abriendo una gran área que ya estaba abierta, que ya estaba ganada para la población y para el medio ambiente, y que ahora conformará el mayor museo de arte urbano del mundo, mucho más de lo que se ha podido hacer en Miami o de lo que en su día se desarrolló a lo largo del muro de Berlín.

— ¿Un tipo de Brooklyn barcelonés?

— Exacto. Este museo será un museo vivo, donde todos puedan participar, y donde los cambios constantes que vivimos actualmente se perciban en las paredes y sobre la hierba. No hay entrada. No hay tickets. No hay restricciones, ni guías, ni es necesario un gran conocimiento artístico. Sólo hace falta compartir un espacio, respirar, contemplar y expresarse.

— ¿La contempioraneidad es eso, dices?

— En Barcelona existía un gran divorcio, inexplicable, con el arte contemporáneo. A nivel de conocimiento popular, como máximo hemos sabido reconciliar la ciudad con Plensa, sobre todo si pensamos en términos de arte urbano o instalado en la calle. Y todavía tenemos un arte contemporáneo muy cerrado en los museos, a menudo alejado del pulso mayoritario. Besart es un proyecto que en parte intenta dar solución a esto, desde una perspectiva tanto artística como social: existe una manera de reconciliar arte contemporáneo y sociedad, que es el arte urbano y, muy concretamente, los murales y los grafitis.

BesArt David Hernández Alcaraz
David Hernández Alcaraz, impulsor del museo al aire libre BesArt.

— Ya no hablamos de gamberros o vándalos, en definitiva.

— Este arte ya no está asociado a la clandestinidad o a la gamberrada, pero esto ya es así desde Banksy. Que sea un arte popular no le hace vulgar, ni mucho menos, al igual que Warhol dignificó también el pop art. En perspectiva catalana, Barcelona ya es referente en arte urbano desde hace muchos años, pero nos faltaba crecer y creérnoslo. Todos los artistas importantes en arte urbano han pasado en los últimos 20-25 años por Barcelona.

— ¿Y qué complicidades habéis encontrado?

— De entrada, se volcó el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet: nuestro gran aliado en este reto. Después, en nuestra asociación también participan entidades barcelonesas históricas, como el Reial Cercle Artístic, con quien colaboramos de forma estrechísima. Pero esto no queda aquí, ni mucho menos, y queremos tener aún más a colaboradores nacionales e internacionales. Aparte de entidades sociales, escuelas, residencias, centros de salud… El arte puede curar en muchos sentidos, pero también puede crear comunidad y dignificar a las personas. No has ido a un museo: ¡has participado en una obra, en un museo, y junto a grandes artistas!

— Veo que la participación es una idea recurrente.

— La gente forma parte de la obra, ¡incluso cuando no pinta! Tenemos un artista internacional haciendo un mural y, cuando se le acerca un hombre haciendo footing o un abuelo paseando, todas estas experiencias también influyen en la obra y la conforman. Por eso digo que, a diferencia de la mayoría de museos, ¡este es un museo de arte vivo!

— ¿Y pretende ser una especie de Art Basel Miami barcelonés?

— Por el momento sólo te digo que, a nivel de seguidores en Instagram, la suma de todos nuestros colaboradores hace más de un millón. Y que cuando inauguremos oficialmente, en 2024, prevemos ya disponer de 10 obras de artistas internacionales en el lado norte, hasta el puente. Hemos instalado nuestras oficinas aquí, en el edificio de la Ciba, gracias a la estrecha colaboración con el Ayuntamiento. Sabemos que en L’Hospitalet también hacen una apuesta por la cultura en la ciudad, pero este gran espacio dedicado al arte urbano sólo se puede encontrar en el Besòs.

Hernández con Jordi Cabré, durante la entrevista junto al río Besós.

— Un espacio que ha quedado bastante limpio, además. Quiero decir, esta entrevista la hacemos junto a una familia de patos.

— Nuestro proyecto quiere integrar la sostenibilidad medioambiental del área recuperada del Besòs con la creatividad local, el talento mundial y la vinculación social y de barrio. Este río, que había sido una cloaca, ahora será un espacio dinámico de arte y de creatividad, y que ahora recogerá el latido de la calle, de la gente: Besart debe fluir constantemente como el agua de un río.

— Y volvemos al tema metropolitano: ¿hay suficiente conciencia metropolitana, para hacer un proyecto así?

— Nosotros la tenemos. Santa Coloma también. Barcelona y Sant Adrià, seguro que encuentran la manera de acercarse. Ahora hay muchos proyectos que unen a varios municipios metropolitanos, pero Besart llega en un momento especial para conectar los municipios. Nosotros queremos conectar modernidad con raíces y localismo con cosmopolitismo. Somos un proyecto universal y ultralocal a la vez. Este museo será parte de nuestro patrimonio artístico, pero también parte de nuestra vida en sociedad. Y un referente turístico, también: la Sagrada Familia no deja de ser un proyecto ultralocal pero referente para millones de visitantes. Queremos parecernos a esto.

BesArt
BesArt ha encontrado la complicidad del Ayuntamiento de Santa Coloma y el Reial Cercle Artístic.

— Más que un proyecto, parece que hables de una obra de arte.

— Es que queremos ser una obra de arte.

— Urbano, claro.

— Un Museo vivo. La mayor obra de arte urbano del mundo.