El presidente ejecutivo de Cirsa, Joaquim Agut, no podía esconder su sonrisa durante el tradicional toque de campana que marcaba la salida a Bolsa de la multinacional de recreativos y ocio con sede en Terrassa. Tampoco podía esconderse la expectación generalizada en la sala, completamente abarrotada con inversores, asesores, banqueros y directivos de la multinacional venidos desde diferentes países del mundo. Unos asistentes que buscaban inmortalizar el histórico momento con sus teléfonos móviles, siendo conscientes de que este debut no solo marcaba un hito para la compañía catalana, sino también para el emblemático edificio de la Bolsa de Barcelona, en el que no muy a menudo se puede oír este toque de campana.
De hecho, la salida a Bolsa de la empresa de recreativos representa la segunda gran operación de este año, después de la de HBX (Hotelbeds) en febrero, y la primera en la Bolsa catalana en 14 meses, tras la salida de la histórica empresa de cosmética y belleza Puig, que debutó en mayo del año pasado. La compañía familiar catalana, que salió al parqué con una valoración de 13.900 millones de euros —representando el debut más grande en el mercado de valores europeos de todo el año— rompió, así, una racha de varios años sin toques de campana en el edificio de Paseo de Gràcia, que no presenciaba un momento así desde la salida de Fluidra en 2007.
La salida de Cirsa, aunque más moderada que la de Puig, con una valoración inicial de 2.520 millones de euros, representa un momento histórico para la compañía, sobre todo después de un camino que no siempre ha sido lineal. Tras varios intentos y anuncios de intención de cotizar —el último de los cuales, en 2017—, Cirsa ha conseguido debutar por fin en el parqué con un precio de 15 euros por acción. Un precio de salida que su presidente ejecutivo ha calificado de “competitivo”, confiando en que irá “al alza” en los próximos meses.
“Tras 47 años de historia, nos sentimos totalmente preparados para dar este paso, que nos permitirá consolidar nuestra posición global como compañía internacional, así como reducir nuestra deuda, para generar el máximo valor para nuestros clientes y accionistas”, ha enfatizado Agut. El presidente ejecutivo también ha sacado un hueco de su cronometrado discurso, antes de iniciar la cuenta atrás del toque de campana, para acordarse de Terrassa, la ciudad que vio crecer a la empresa y consolidarse, así como de Jordi Ballart, alcalde de la ciudad, presente en este día histórico para la compañía.
Los orígenes de Cirsa —nombre comercial de Cirsa Gaming Corporation— se remontan a 1978, cuando Manuel Lao, residente en Terrassa, empezó a diseñar y fabricar máquinas recreativas para hoteles. Tan solo unos años más tarde, Cirsa adquirió su primer casino en Marbella, y rápidamente fue expandiendo su presencia en España. En la década de los 90, la empresa catalana dio el salto internacional con la adquisición de un casino en República Dominicana. Tras más de cuatro décadas de trayectoria, actualmente opera en 11 países y gestiona más de 400 casinos y un total de 83.000 máquinas, a través de un equipo de 15.000 empleados.
La compañía ha saltado al parqué con tan solo un 18% de su capital, mientras que la gran mayoría del accionariado sigue en manos del fondo estadounidense Blackstone, fondo que compró el capital a Lao hace siete años. La salida al mercado continuo se produce después de que, en su ejercicio anterior, la compañía registrara una significante disminución (de más del 84%) del beneficio neto, pasando de los 80 millones de euros a los 12,6 millones, a la vez que su facturación creció un 8%, hasta alcanzar los 2.150 millones de euros.

Con esta operación, Cirsa se fija como objetivo captar 400 millones de euros, poniendo en el mercado más de 26,6 millones de nuevas acciones. Durante los instantes inmediatamente posteriores al toque de campana, el precio por acción ha registrado una moderada subida del del 6,67%, escalando hasta los 16 euros, antes de volver a situarse alrededor del valor de salida (15 euros).
Agut, que ha calificado su salida en el parqué de “exitosa”, ha celebrado el “gran interés” del mercado y ha asegurado que la demanda ha sido hasta “ocho veces superior” a las acciones disponibles. El presidente ejecutivo también ha confirmado que hasta 250 inversores internacionales han formado parte de la operación, entre los que se encuentran, según Agut, grandes nombres como el fondo norteamericano BlackRock o los bancos Santander, Bankinter y el noruego Norges.
Con su salida a Bolsa, Cirsa quiere acelerar sus planes de crecimiento y expansión internacional, así como lograr reducir su deuda, que se sitúa por encima de los 2.300 millones de euros. Pese a este debut, Agut ha asegurado que los valores y el plan estratégico de la compañía no varían, y seguirán adaptándose a los nuevos tiempos, tecnologías y tendencias, como ya han hecho diversificando su negocio con apuestas deportivas y juegos en línea. “Estamos convencidos de que el ocio y el entretenimiento bien gestionados tienen un papel legítimo y positivo en la sociedad”, ha sentenciado Agut.