Las ganas de volver a recorrer en recinto de Gran Via de Fira de Barcelona y perderse entre los estands se podían palpar en el primer día del Mobile World Congress (MWC) de este año. El salón más importante del mundo de telefonía móvil ha vuelto, aunque lo ha hecho un poco cambiado. Una asistencia menor es lo primero que llama la atención, magnificada por los grandes espacios que se dejan entre expositores para garantizar la distancia social. No ha habido ningún codazo en las horas punta del salón.
Esta era la sensación de Samuel en su tercer Mobile, como también la de Nerea y Nadia, que se estrenaban en el salón para presentar su empresa emergente The Good Goal. A pesar de ello, los tres han visto la celebración del congreso como una oportunidad para volver a hacer negocios y conocer nuevas iniciativas, pese a que el contexto económico aún sea complicado.
De hecho, Tamara ha visto cómo una menor afluencia en su estand de Submer, empresa de L’Hospitalet de Llobregat, les ha permitido mejorar la calidad de las reuniones, eliminando los curiosos que se acercaban a chafardear pero no tenían ningún tipo de interés real en su proyecto. La sensación es que los pocos que se han desplazado al MWC lo han hecho convencidos y con una razón de peso, una clara ventaja para las empresas locales que este año participan, que no tendrán que competir con grandes multinacionales para ganarse su atención.
Pero este no ha sido el único cambio. Ya sea por las fechas estivales o la mezcla bajo un mismo techo de corporaciones y empresas emergentes, la estricta etiqueta del MWC se ha diluido un poco. Se han visto menos trajes y más camisetas y vestidos vaporosos. Hasta hay quien se ha atrevido a ir con bermudas. Los congresistas, acostumbrados a visitar el salón a finales de febrero, se han encontrado con el sol de junio, que no aprieta tanto como hace unos días, pero calienta más que la tímida nieve que algún año se ha visto en el Mobile. A resultas, los restaurantes al aire libre estaban llenos, como también las terrazas del recinto.
Para la directora general de Kotra, la agencia coreana de comercio y promoción de la inversión, Young-Yu Ahn, las nuevas fechas pueden convertirse en un reclamo para aquellos que quieran quedarse de vacaciones una vez pase el congreso, como ya ocurre en otras grandes ferias internacionales ubicadas en ciudades turísticas. En ese sentido, la directiva cuenta como desde Corea se han desplazado unas 100 personas y algunas de ellas han decidido llegar una semana antes o una después para aprovechar y visitar Barcelona.
Nuevos protocolos
Más allá del verano y la relajación de la etiqueta, el MWC 2021 se caracterizará por los nuevos protocolos impuestos por la pandemia para garantizar su seguridad. Ya se probaron a pequeña escala a principios de mes en el Integrated Systems Europe (ISE), con una asistencia algo superior a los 1.500 participantes, pero ahora subirán de nivel, controlando a entre 25.000 y 30.000 congresistas, según los últimos cálculos de la GSMA.
Los protocolos para evitar el contagio de la covid se caracterizan, básicamente, por test de antígenos antes de entrar, mascarilla FFP2 y gel hidroalcohólico a mansalva. En el primer día del Mobile, algún despistado que se ha presentado con mascarilla quirúrgica o de tela ha tenido que comprarse una FFP2 y también ha tenido que esperar un rato para poderse hacer el test. La organización recomendaba llegar con tiempo, teniendo en cuenta que se podía producir algún tapón y que los resultados tardan entre 20 y 30 minutos.
Precisamente, las pocas colas que se han visto al principio de la jornada han sido para pasar los test de antígenos. Una vez superada la prueba, el resultado se carga automáticamente en la aplicación del Mobile, que este año se ha convertido en la acreditación para acceder al congreso, dejando atrás las que se colgaban e invadían la ciudad por una semana.
