Xavier Barrios, guitarrista y compositor en Saturday Blues Project, banda de rock-blues.
EL BAR DEL POST

Xavier Barrios: La vida es demasiado corta para vivirla sin música

“Hay que ser crítico y no dejar que nos adormilen. Me da la sensación de que nos estamos convirtiendo en una sociedad de lerdos insensibles y hay que luchar contra eso, a toda costa”, razona el guitarrista y compositor Xavier Barrios a pie de barra, mientras degusta una Imperial Stout. El antídoto contra esa apatía socialmente inducida es, para él, el amor al arte, “en cualquiera de sus facetas, ya que es el arte lo que pone color a nuestra vida y lo que nos hace más humanos. Hay que cuidar a los artistas, conocidos o desconocidos. ¡Son el tesoro de la humanidad!”.

Devoto de la música, acumulador compulsivo de sonidos en todos sus posibles formatos y soportes –para discutible solaz de su mujer y madre de sus dos retoños–, Xavi es guitarrista y compositor en Saturday Blues Project, banda de rock-blues “y músicas varias, todas con raíces americanas” que recientemente ha publicado su tercer álbum, Thundering Down. El grupo lo capitanean él y el también guitarrista y compositor Berni Armstrong.

“Soy un apasionado de la música en todos sus aspectos. Sobre todo, lo que más me apasiona es crearla, componer. Pero también escucharla, conocer, aprender. Necesito tener música nueva cada semana, así que compro muchísima. Cuando viajo siempre busco dónde abastecerme. Además, me encantan los instrumentos, sobre todo las guitarras, pero no menos intensa es mi pasión por amplificadores, pedales, etcétera”, explica el parroquiano, que no puede disimular su orgullo por seguir sobre las tablas. “Después de tantos años, I’m still rocking it!”, proclama.

Cosas que ocurren en el Cruce de Caminos

En su época universitaria, Xavier Barrios trabajaba para pagarse la carrera. “No tenía mucho tiempo y los estudios no me iban muy bien. Y mucho menos tenía tiempo de coger la guitarra. Fue  mi mujer la que me ayudó a salir de aquel agujero y, gracias a ella, conseguí terminar la carrera”.

Más tarde, fue ella también quien le animó a que volviera a coger el instrumento “y que cumpliera mi sueño de estudiar en una escuela de música moderna, pues tenía una necesidad enorme de entender cómo funcionaba todo el tema de la armonía en el jazz”.

Después, ya llegó un viaje a Estados Unidos, “donde fui para intentar entender las raíces de toda la música que amo”. El parroquiano estuvo en los clubes de jazz neoyorquinos y luego en las fondas del blues de Chicago desde donde alquiló un coche para hacer la Ruta del Blues con dirección Nueva Orleans. En ese itinerario ocurrió algo insólito, o premonitorio. O llámese como se quiera. 

Thundering Down, el tercer álbum de la banda de rock-blues Saturday Blues Project

“Cuando pasamos por Clarksdale, me fui a hacer una fotografía en el Cruce de Caminos, el lugar donde dice la leyenda que Robert Johnson vendió su alma al diablo. Y en eso estaba cuando un hombre negro se me acercó y me dijo, ‘yu a-a blu me, yu a-a blu me!’. Y, mientras me daba la mano, se puso a cantarme un blues entero. Estuvo tres o cuatro minutos cantando un blues a pelo sin soltarme la mano. Cuando terminó, continuó diciendo mientras se marchaba ‘yu a-a blu me, yu a-a blu me! I know, I know!’ y riendo. Cuando volvimos a casa, unos días después, se formaban los Saturday Blues Project, y yo empezaba a tocar blues por primera vez en mi vida. ¡Espero que no estuviera haciendo un pacto con el diablo sin saberlo!”, ríe.

Hechizo o no, el caso es que la banda está ya grabando el que será su cuarto álbum, “y tenemos también en la recámara la grabación de un EP con un rollo más ambiental sobre Svalbard, un archipiélago situado en el mar Glacial Ártico y una ciudad minera que quedó abandonada”.

Ciudad impredecible… e inaccesible

El músico Xavier Barrios reside en Capellades, pero ha vivido Barcelona de forma muy intensa. “A los 18 vine a estudiar en la universidad y, tras mi periodo de estudiante, continué viviendo aquí unos años hasta que la burbuja inmobiliaria me echó”. El caso es que disfrutó a fondo de conciertos en salas como Jamboree, Harlem “o cualquier sitio donde se hiciera música en vivo. Curiosamente en esa época, tenía la guitarra completamente arrinconada y sentía un ardor musical en las entrañas que me iba carcomiendo por dentro”.

Lo que le enamora de Barcelona es “que es muy impredecible, nunca sabes lo que te vas a encontrar. Por ejemplo, un día, volviendo de mi compra semanal en discos Revolver, iba caminando por la Gran Via y, al levantar la vista, presencié una escena desagradable. Un chico ciego, con un ramo de flores, había sido golpeado por un chico que iba corriendo y caía al suelo de mala manera. Yo fui hacia él para ayudarlo a levantarse y, mientras lo hacía, el ciego empieza a decirme: ‘no, no, lo siento, estamos grabando!’. Entonces me giro ¡y, a unos metros, veo que estaba puesta una cámara con su trípode y un equipo de gente riéndose!”.

Pero esa ciudad impredecible, al músico se le hace cada vez más inaccesible. “Estoy preocupado por el medio ambiente y está claro que no podemos vivir todos en la ciudad, no es viable ni sostenible, pero no me gusta nada lo que se está haciendo con Barcelona. El concepto de vaciarla de coches está bien, pero nadie hace nada para que podamos venir con un transporte público como Dios manda. Por favor, primero se mejora el transporte y después se vacía de coches la ciudad”.

De pronto, por pura casualidad, suena Slippin’ through my fingers, del último disco de Saturday Blues Project, y a Xavi Barrios se le enciende entonces una gran sonrisa que le hace dejar de lado la inaccesibilidad de la ciudad, volver a un mundo de notas musicales, melodía y armonías y, en consecuencia, alzar su copa y proclamar, a pleno pulmón:

—¡Ah, la vida es demasiado corta para andar haciendo el capullo! ¡¡Long live rock & roll!!

Xavier Barrios
Xavier Barrios tocando su guitarra junto su banda Saturday Blues Project.