Albert Marti, Manel Sarasa, Ferran Centelles y Thomas Kissler, socios fundadores de Wine is social.

Wine is Social cumple diez años y eleva a 5.000 el número de subscriptores

El club nació para simplificar el consumo de vino y contagiar al resto de la población el amor que sienten hacia este producto sus cuatro socios fundadores: Ferran Centelles, Manel Sarasa, Albert Martí y Thomas Kissler. Hoy, la empresa es también una distribuidora que llega a 20.000 restaurantes de toda España.

Wine is social celebra su décimo aniversario. El club y distribuidora de vinos nació gracias al impulso de cuatro apasionados del vino, Ferran Centelles, Manel Sarasa, Albert Martí y Thomas Kissler, que tuvieron la visión de poner en marcha una empresa que descomplicara su consumo y erradicara la percepción de producto elitista o solo para expertos. “Wine is social nació por amor al vino. Nuestro propósito fue hacer del vino algo más fácil de querer”, recuerda Sarasa, que antes de fundar la empresa había trabajado en las tecnológicas Teambox y Openbravo e invertido en Wuaki.tv,  eyeOS y Bananity.

“El mundo del vino se había vuelto muy complicado, hasta el punto de asustar a los consumidores. Quisimos poner en marcha un club que no pusiera a prueba a los clientes y fomentara este amor por el vino que tenemos los socios fundadores”, apunta Albert Martí, satisfecho de que diez años después esta idea de negocio continúe plenamente vigente, aunque la compañía ha ampliado su actividad y actualmente opera también como una distribuidora de grandes marcas nacionales e internacionales y como una consultora que ayuda a los restaurantes a diseñar la mejor carta de vinos para el disfrute de sus comensales.

Wine is social ha superado ya los 5.000 subscriptores, es decir, socios del club que pagan cada mes una cuota a cambio de recibir en su casa un pack de dos botellas de vino alineadas con sus gustos y seleccionadas por un comité de cata integrado por tres expertos sumilleres: David Seijas, que fue el sumiller de El Bulli durante 9 años; el master of wine David Forer, y la experta en comunicación y marketing internacional del vino Amaia Soto. Aunque los subscriptores recurrentes son 5.000, el club tiene un alcance de 500.000 personas —una comunidad de amantes del vino que reciben periódicamente sus recomendaciones— y suma 50.000 compradores ocasionales.

Para hacerse subscriptor pueden elegirse dos opciones: una cuota mensual de 19,99 euros o una de 49,99 euros que permite recibir dos botellas de vino de gama superior. Estos importes incluyen el IVA y el servicio de entrega a domicilio. “Las dos botellas de la cuota básica tienen un valor de mercado de alrededor de 25 euros, mientras que el valor de las botellas de gama alta que entregamos alcanza los 65 euros”, explica Sarasa.

Según el cofundador y consejero delegado, con el diseño de cada pack se pretende ofrecer “una experiencia de cata” a los socios, que reciben también una ficha técnica del producto y una explicación que justifica el porqué de ese maridaje o cuál es la lógica de esa selección mensual. “Nos gusta plantearlo como un juego, buscamos siempre un vínculo que relacione las dos botellas”, apunta Sarasa. En total, Wine is social envía cada mes 10.000 botellas a los miembros de club, que además de optar entre las dos tarifas pueden elegir entre cuatro modelos de cajas o packs, en función de si prefieren recibir dos blancos, dos tintos, un tinto y un blanco, o vinos de un determinado perfil.

Las cajas que reciben en su domicilio los socios del club de vinos. @TheNBP

Hace cinco años, Wine is social diversificó su actividad al convertirse también en distribuidora, es decir, ya no solo se dedica a vender al consumidor final, sino también al sector de la restauración, con una visión de “aportar valor añadido a sus cartas”. “Lo que nos diferencia de otras empresas del sector es que añadimos valor a los restauradores que quieren tocar bien el tema vino, es decir, que quieren ofrecer la mejor carta posible a su perfil de público”, destaca el ejecutivo. La compañía opera directamente en algunos mercados, como Barcelona, pero se apoya en una red de 50 distribuidores locales para abastecer a toda España, lo que les permite llegar a más de 20.000 restaurantes.

Wine is social distribuye un catálogo de más de 1.000 referencias que combina marcas de prestigio nacionales e internacionales,  con nuevos vignerons, creadores de tendencia y con un software que ayuda a los restaurantes a mejorar sus ventas. Si miramos atrás, hemos hecho cosas maravillosas conectando bodegas excepcionales con todo tipo de consumidores. Pero de cara al futuro, aún vamos a hacer muchas más, para hacer que sea más fácil amar el vino, ya sea en los restaurantes como también a través de Internet, y en eso las nuevas tecnologías van a estar de nuestra parte”, añade Sarasa.

Wine is social ha iniciado la celebración de su décimo aniversario con una inusual cata en el restaurante  Fiskebar de Barcelona dirigida por el sumiller Ferran Centelles y en la que se descorcharon las primeras botellas que el club mandó a sus socios en 2013. Se trata de algunos packs que el propio Centelles había guardado a buen recaudo y los asistentes a la cata pudieron comprobar cuál había sido su evolución a lo largo de la última década.

El sumiller Ferran Centelles durante la cata.

Como era de esperar, a pesar de haber sido conservados a una buena temperatura, la mayoría de los vinos ya no tenían nada que ver con el producto original —algunos eran literalmente imbebibles—, y Centelles, de forma muy didáctica, fue explicando técnicamente cómo afecta el paso del tiempo al vino y las distintas reacciones químicas que se producen dentro de la botella, como la oxidación. “Los aromas afrutados son los primeros que se pierden durante el envejecimiento, sin embargo, la madera siempre permanece”, explicó, tras reconocer que es muy difícil saber cuánto tiempo puede aguantar un vino en estado de plenitud.

“El 90% de los vinos se consumen durante el primer año de salir al mercado, y el 99% antes de cinco años”, añadió el sumiller para relativizar esta problemática sobre cuánto tiempo se puede guardar un vino. Entre las botellas que se abrieron en esta singular cata figuraban marcas como Finca La Emperatriz, Nuestro, MAD, Quinta Mazuela, Cachito Mio, Heumann Lagona, Corias, Monasterio de Corias, Cosmic, Pas Curtei, Zulo CO.Op o Vora la Mar, una de las marcas de vino propias de Wine is social.

Albert Martí cerró el acto con la convicción de que “esta celebración es sólo el inicio, ya que tenemos preparadas muchas sorpresas que se irán dando a conocer poco a poco, para celebrar estos 10 años con más gente y en espacios diferentes. La fiesta no ha hecho más que empezar. ¡Viva el vino!”.

Estas son algunas de las primeras botellas que recibieron los clientes en 2013. @TheNBP