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l maltrato es un virus capaz de matar a una persona por dentro y del que no es nada fácil escapar. Ana Bella reconoce que no tuvo agallas hasta que, después de 11 años de maltratos, su exmarido casi acaba con ella. Era el 13 de septiembre de 2001 y no tuvo más opción que armarse de valor, escapar con sus cuatro hijos y denunciarlo a la policía. Una decisión con la que solo pretendía salvar su vida y que, con el tiempo, la llevó a crear la Fundación Ana Bella.
Ahora, esta fundación cuenta con una red internacional de más de 15.000 mujeres supervivientes de maltrato y su función es ayudar a otras a romper su silencio, a empezar una nueva vida y a encontrar trabajos que las empoderen. las alejen de la exclusión social. Y es justamente la inserción sociolaboral la razón por la que este año la Fundación Ana Bella ha recibido el Premio”la Caixa” a la Innovación Social.
“Ante una necesidad de negocio, hemos dado una respuesta social que genera un cambio sistémico: las mujeres supervivientes no somos un problema a resolver, somos trabajadoras eficaces y agentes de cambio”, cuenta Ana Bella al hablar del proyecto, que ya ha dado trabajo a 2.130 mujeres.
Acto seguido, detalla que lo más importante es que, tras formarlas en técnicas de venta, les han conseguido empleos como comerciales en los que pueden prosperar, a diferencia de los que suelen ofrecerles desde otros ámbitos (limpiadoras, ayudantes de cocina o camareras de piso). “Estos trabajos son igual de dignos que cualquier otro, pero también queremos empleos de cara al público, no solo aquellos que nos hacen invisibles”, indica Ana Bella, dejando claro que su iniciativa les ha dado independencia económica y la oportunidad de amarse de un modo que, probablemente, no sentían desde hacía demasiado tiempo.
“Muchas hemos recibido mensajes de los maltratadores como “tú no vales nada” o “te vas a hundir sin mí”. Y el trabajo demuestra a estas mujeres que no los necesitan, que tienen valor por sí mismas”, dice Ana Bella sobre una confianza que ha llevado a algunas a ascender en la misma empresa y a otras a crecer, de forma imparable, hasta alcanzar el trabajo de sus sueños: abrir restaurantes, centros de estética o agencias de viajes.
Prueba andante del poder que otorga la Fundación Ana Bella a estas mujeres es Gloria, quien fue capaz de confiar en sí misma a los 62 años. Gloria vendía yogures en centros comerciales, y Ana Bella le hizo ver que si los clientes y la empresa creían en sus capacidades, ella no tenía motivos para no hacerlo. Así que, con el tiempo, Gloria decidió ir a la universidad y, más tarde, fundar una ONG para ayudar a ancianos que viven en soledad, Asociación Voluntariado Mairena del Aljarafe. Voluntarios en Acción.
Mostrar la fortaleza de las supervivientes de maltrato es otro de los objetivos de la Fundación Ana Bella. Escuelas, congresos, medios de comunicación y cualquier espacio que les sirva de altavoz son los escenarios donde han contado sus historias de superación para que otras mujeres se atrevan a empezar una vida que no entiende de golpes y vean que, por muy complicada que sea su situación, también pueden ser felices. El mensaje de Ana Bella para todas ellas es alentador: “Hay que tener más miedo y más valor para dormir cada noche con un hombre que te está maltratando que para empezar una vida nueva. El valor ya lo han conseguido aguantando los maltratos, solo tienen que redirigirlo”. La fuerza, estas mujeres, la llevan dentro y es infinita.
Texto: Alba Losada
Ilustraciones: p.nitas*
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