Cualquiera que pasa por la Plaza Universitat se fija en el reloj que hay en la fachada del Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona (UB), sea para consultar la hora o admirar la impresionante torre que preside este rincón de la ciudad. A pesar de estar presente en el imaginario colectivo barcelonés, la conocida como Torre del Reloj no tiene ningún uso concreto e, incluso, está cerrada para los miembros de la misma comunidad universitaria.
Aprovechando el 150 cumpleaños del Edificio Histórico, la UB está restaurando la Torre del Reloj, con la voluntad de recuperarla y abrirla al público a través de visitas guiadas que sirvan para fortalecer su relación con la ciudad y mejorar el conocimiento que los barceloneses tienen de este conjunto arquitectónico. Para hacerlo, primero se tiene que garantizar que su estructura está en buenas condiciones y arreglar las partes que presentan algún defecto después de tantos años en pie. “El objetivo del proyecto es la consolidación de la torre, que sufre problemas de degradación de la cubierta y tiene lesiones en los muros”, explica el director del área de Infraestructuras y Servicios Generales de la UB, Andrés Lezcano.
Es por eso que, desde hace semanas, un enorme andamio cubre la torre, dejando sin hora a los paseantes, que se tienen que conformar con las campanas. En el interior de la torre, concretamente, ya se están llevando a cabo los trabajos para reparar y restaurar los muros, reconstruir la cubierta y reforzar las bóvedas e impermeabilizarlas. También se limpiará y pintará la estructura del campanario y se mejorará el acceso, reparando y sustituyendo parcialmente las actuales escalas de madera. Las obras se iniciaron en octubre y está previsto que se alarguen hasta febrero de 2022.
Las visitas que se podrán empezar a hacer en la Torre del Reloj no son las únicas que la UB ofrece en el Edificio Histórico. La universidad explica su historia a través de espacios como el paraninfo, el aula magna, la biblioteca o la entrada principal, que los vecinos del Eixample ya visitan cuando tienen que ir a votar. Después de la restauración de la Torre del Reloj, la universidad prevé hacer lo mismo con alguna de sus aulas históricas, que también se incluirán en la oferta de visitas guiadas, según explica el vicerrector de Patrimonio y Actividades Culturales, Agustí Alcoberro. Una de ellas puede ser la 113, conocida por ser el escenario donde se grabó la serie de televisión Merlí: Sapere Aude.
El primero gran edificio del Eixample
El Edificio Histórico de la UB tiene el mérito de ser el primer gran edificio público que se construyó en el Eixample cuando se derrocaron las murallas de Barcelona, convirtiéndose en una pieza clave en el desarrollo urbanístico de la nueva ciudad. Las obras empezaron en 1863 y, a pesar de que duraron más de veinte años, la primera lección inaugural se dio en octubre de 1872, efeméride que se celebrará el año que viene.
El Edificio Histórico de la UB tiene el mérito de ser el primero gran edificio público que se construyó en el Eixample cuando se derrocaron las murallas de Barcelona
En los primeros proyectos que se plantearon para definir el nuevo edificio, su arquitecto, Elias Rogent, concibió un campanario que tenía que servir para marcar los horarios rigurosos de la vida académica. Inicialmente, estaba previsto en el centro de la fachada que da a la Plaza Universitat, pero, finalmente, se acabó construyendo en el lateral izquierdo. En 1877, la torre oeste se dotó con la característica estructura metálica de cuatro brazos que rodea las campanas de la UB como si fuera una cúpula.
Las campanas se forjaron en la fundición de Miquel Forcada, de Vic, en 1880 y empezaron a sonar un año después, acompañadas por el reloj diseñado por la familia de relojeros Cabanyach. Tocaron las horas y los cuartos hasta 1995, cuando el reloj se estropeó y las campanas dejaron de funcionar. El elevado coste de la reforma obligó a dejarlas paradas. No fue hasta 2019 cuando las campanas volvieron a dar la hora. Ahora, lo continúan haciendo, escondidas en el andamio que cubre la torre, a la espera de poder recibir visitantes que las vean por primera vez desde una proximidad privilegiada.