El año 2050 se necesitará un 50% más del total de proteínas que se producen actualmente para continuar alimentando una población mundial cada vez más grande. Ante esta expectativa, la industria gastronómica está explorando proteínas alternativas a las animales tradicionales, que contaminen menos y se puedan producir de manera masiva, como la vegetal o la que proviene de los insectos. En esta carrera internacional, la barcelonesa Heura Foods ha conseguido convencer al público con su carne a partir de proteína vegetal y ahora empieza a despuntar la sancugatense Becrit, que utiliza la proteína de los insectos.
Becrit es el proyecto de Sergi Playà y Daniel Morato, dos amigos de infancia que han decidido impulsarlo para encontrar una manera más sostenible y saludable de producir alimentos y superar las barreras culturales que existen sobre el consumo de insectos. Según explica Playà, fabricar este tipo de proteína animal es más beneficioso que hacerlo con la tradicional porque los insectos consumen menos agua; necesitan menos espacio —incluso, se puede producir en granjas verticales—; se puede aprovechar todo de los insectos, y estos no producen Co2. A todo esto se suma las características intrínsecas de la proteína de insectos, con más contenido proteico, grasas saludables y nutrientes que la carne.
La historia de esta startup de Sant Cugat empezó en una isla de Camboya hace unos años. Playà trabajaba como cocinero y sus compañeros de trabajo le animaron a probar un grillo. Se quedó sorprendido porque tenía un sabor similar al de los frutos secos y empezó a preguntarse por qué en Barcelona no se consumían, teniendo en cuenta sus beneficios respecto a otras proteínas.
Antes de volver a Barcelona, Playà visitó granjas de insectos en Tailandia donde probó gusanos, escorpiones o saltamontes, con la intención de entender algo más a estos alimentos. Y continuó sorprendiéndose, descubriendo que los insectos pueden tener sabor a queso o marisco. Cuando llegó a Barcelona, después de dos años viajando por Australia y Asia, empezó a pensar en las posibilidades de consumir proteína de insecto aquí y esta idea se cristalizó a principios de 2019 junto al otro cofundador de Brecrit, Daniel Morato.
Morato y Playà empezaron comercializando a través de la venta online marcas europeas que basaran sus productos en la proteína de insectos, con la intención de entender el mercado y empezar a definir el proyecto. Rápidamente se dieron cuenta que este tipo de productos se dirigen principalmente a los deportistas, a consecuencia del elevado nivel de proteínas que ofrecen este tipo de animales. Un año más tarde, Becrit presentó su primer producto, un batido proteico con gusto de chocolate, fresa y vainilla, que también buscaba encontrar su espacio en las herboristerías. Para probarlo, solo hay que mezclar la proteína de insectos en polvo con bebidas vegetales, como las de almendras, o agua, y prepararse para sorprenderse.
Pero el objetivo de Becrit va más allá de los batidos y trabaja para crear una hamburguesa a base de proteína de insectos, que permita conquistar a un público más amplio y convenza a más gente de las virtudes de este tipo de proteína. Playà y Morato prevén que esta nueva hamburguesa pueda estar lista de cara a mediados de este año. Para hacerlo, como con los batidos, la empresa emergente utiliza unas larvas que se producen en los Países Bajos, muy pequeñas y que Playà asegura que no hacen repelús. Aun así, por si imaginarse esta hamburguesa todavía provoca aprensión, el cofundador de la compañía asegura que en la hamburguesa no se verán estos insectos, como en los batidos, sino que serán la base para producirlas. Es decir, será una hamburguesa como las de siempre, con una textura como la de la carne y, eso sí, un gusto innovador.
La urgencia de hacer más investigación
Desde sus orígenes, los impulsores de Becrit son conscientes que el mercado de proteína de insecto está demasiado verde y que hay que destinar recursos a hacer investigación y desarrollo (I+D) para ver cuáles son los planteamientos que más pueden encajar en el mercado nacional. Es por eso que la startup se ha aliado con Gastro Ventures, empresa de innovación gastronómica que evalúa las diferentes tendencias de futuro que están surgiendo en el campo de la food tech. También desde Sant Cugat, Gastro Ventures lo hace de dos maneras: investigando en los laboratorios que tiene en el parque empresarial de Esade Creapolis e impulsando la creación de spin-off o apostando por empresas como Becrit.
Gastro Ventures se ha convertido en socio de Becrit y a cambio aportará a la empresa emergente su equipo de investigadores, liderado por el exdirector científico de El Bulli y socio cofundador de la compañía, Pere Castells. De este modo, Gastro Ventures y Becrit estudiarán el lanzamiento de nuevos productos con proteína de insecto como una hamburguesa. Asimismo, Gastro Ventures también les ayudará a definir su estrategia y plan de negocio. “Este acuerdo nos permite ir un paso más allá, crecer y profesionalizar nuestra investigación para poder establecer y normalizar el consumo de insectos en nuestra sociedad”, remarca Playà.
Becrit también tiene previsto empezar a perfilar su segunda ronda, que calculan que será a finales de 2021. La primera fue a mediados de 2020 y consiguió 130.000 euros, que se sumaron a la inversión inicial que habían hecho Playà y Morato de entre 15.000 y 20.000 euros. Actualmente, la plantilla de Becrit la forman los dos cofundadores y una persona encargada de márketing. De cara a mediados de año también prevén contratar a más personal.