Cuando más nos dicen que no miremos una cosa, es cuando más la miramos. Cuando más nos dicen que disimulemos algo, es cuando más se nos nota lo que queremos esconder. Cuando más nos dicen que no miremos hacia la puerta, es cuando se nos va el ojo hacia allí. A veces debemos comunicar lo contrario para conseguir el efecto necesario. Y eso es lo que debería estar pasando en Barcelona y sus eventos para mujeres. Cuanto más pongamos la palabra mujer en el nombre de un evento, más complicado va a ser que venga un hombre. Si es un curso sobre la menopausia o productos menstruales, es obvio que las interesadas seamos mujeres. Pero, para cualquier otro tema que queramos reflexionar como sociedad, ciudad o comunidad, necesitamos abrir la conversación. Necesitamos escuchar a las dos partes de la sociedad, hombres y mujeres.
Decía el filósofo griego Cicerón que, para que una conversación fluya, debemos cuidar la alternancia de las voces, y eso es lo que necesita Barcelona para posicionarse como ciudad evolucionada, humanista, innovadora y comprometida que se abre al mundo. Para hablar de igualdad y liderazgo de la mujer en sectores masculinizados, no podemos solo dirigirnos a mujeres. Cada vez que se crean eventos para potenciar el liderazgo femenino, para hablar de la urgencia de ponerse las gafas lilas, de lo necesario y liberador como sociedad de ser más inclusivos, y cómo las empresas ganan rentabilidad con ello, en estos foros debe haber hombres y mujeres. Si el feminismo solo se concentra en entornos de mujeres, no transformamos la sociedad. Estamos repitiendo el modelo del men’s club que tanto estamos criticando.
Claro que de una forma autónoma, como hombre, puedes decidir ser parte de él, pero si te has sentido rechazado por alguno de sus impactos, nunca vas a ser agente de cambio. Barcelona alberga cientos de eventos solo para mujeres, donde la palabra mujer está en el nombre del evento. Es necesario un trabajo creativo para encontrar nombres que no excluyan al hombre y que incluyan claramente a la mujer.
Si solo hablamos de tecnología con frikis, nunca habrá una idea disruptiva que no se piense desde fuera. Si solo hablamos de startups con emprendedores, solo escucharemos lo que queremos escuchar. Si solo hablamos de educación con pedagogos, el proceso de pensamiento será muy similar. Debemos invitar a ese diálogo a los que forman parte de esa conversación: emisores, receptores, usuarios y compradores. Este mes de marzo viene repleto de eventos para mujeres, si a esos eventos solo vamos nosotras, poco avanzamos. En esos eventos debéis ir también vosotros, hombres, para conocer qué debatimos, qué nos importa y cómo queremos construir una mejor Barcelona para todos.
Barcelona es femenina. El 53% de sus habitantes son mujeres, además decidimos el 80% de las compras y asumimos el 60% del presupuesto publicitario. Los números son muy potentes y ahora solo falta una actitud transformadora, ganas de escuchar y empezar a desprenderse del ego. Es el momento para que Barcelona se abra al mar, proponga un feminismo inclusivo, pionero y ganador que nos hace tanta falta.
It takes two to tango, que empiece el baile.