El nuevo hotel Serras en Andorra cuenta con 57 habitaciones. @TNBP

Serras abre un hotel en Andorra y llevará también su lujo a Madrid, Sevilla y Mallorca

El empresario Jordi Serras, en alianza con Ona Matas y Antonio Bignone, lanza el sello Serras Collection con la inauguración de un cinco estrellas en Soldeu que es único por contar con dos pistas privadas de esquí y una oferta gastronómica firmada por el chef Marc Gascons. El resort ha supuesto una inversión de cuatro millones.

Aunque nació en Calaf, Jordi Serras es un enamorado de Barcelona, ciudad en la que estudió y fundó una empresa de perfil tecnológico que llegó a ser un partner de referencia para IBM a nivel global en servicio posventa, recambios y reparaciones. Con presencia en 28 países y una facturación de 60 millones de euros, esta compañía, Compuspar, fue adquirida en 2011 por la multinacional estadounidense Syncreon. Tras la venta, Serras, no se olvidó del mundo de los negocios, sino que apostó por invertir en un nuevo sector, el hotelero, que conocía bien por haber sido cliente de decenas de hoteles en todo el mundo en los que se alojaba por sus obligaciones profesionales.

“El negocio hotelero es muy diferente, pero me lo paso muy bien, porque es un negocio con el que haces feliz a la gente gracias a la experiencia de lujo que ofrecemos”, explica Jordi Serras a The New Barcelona Post coincidiendo con la apertura de su segundo hotel: el Serras Luxury Boutique Resort & SPA, ubicado en Andorra. Este establecimiento se suma al Hotel Serras Barcelona, ubicado en el Passeig Colom de la capital catalana, y no será el último, más bien, todo lo contrario. “Hemos decidido crear la marca Serras Collection para hacer crecer el modelo Serras, basado en establecimientos boutique cinco estrellas en los que no ofrecemos solo servicio, sino vivir una experiencia”, avanza Serras.

Por ahora, la cadena se centrará en el mercado español, con la vista puesta en Madrid, Sevilla, Palma de Mallorca y Barcelona, ciudad donde buscan la oportunidad para abrir un segundo establecimiento. Sin embargo, Jordi Serras asegura que “no se cierra a ninguna posibilidad” y, si surge la oportunidad en otro destino internacional, como ha ocurrido con Andorra, se analizará. “Somos una empresa familiar, no tenemos las urgencias de una cotizada o la presión de un fondo inversor. Preferimos tener los pies en el suelo e ir paso a paso”, subraya.

Serras, que tiene a tres hijos involucrados en la gestión de la empresa, se ha aliado para ejecutar el proyecto Serras Collection a los dos ejecutivos que le han acompañado desde el primer día en su aventura hotelera: el matrimonio formado por Antonio Bignone y Ona Matas, director general del grupo y directora del Serras Barcelona, respectivamente. Ambos trabajaban en afamados hoteles de lujo de Londres —su trayectoria les llevó a pasar por el Dorchester, Mandarin, Bulgari y Ritz— cuando el empresario fue a buscarlos en 2014 con el reto de transformar en el Hotel Serras Barcelona un antiguo edificio del Passeig Colom que acababa de comprar.

“Dejamos Londres y, en 2015, abrimos en Barcelona el que acaba de ser reconocido como mejor hotel urbano de lujo en España por los premios Beyond Luxury Awards, que se consideran los Oscar de la hotelería mundial”, destaca Bignone. Según el ejecutivo, este éxito les invita “a ir a más” con el lanzamiento de Serras Collection, que prevé abrir cuatro nuevos hoteles en los próximos cinco años en Sevilla, Madrid, Palma de Mallorca y Barcelona, con una inversión que se situará entre los 15 millones y los 20 millones de euros.

Carlos Cardona, director del hotel de Andorra; Antonio Bignone, director de Serras Collection; Jordi Serra, propietario del grupo; y Ona Matas, directora del Hotel Serras Barcelona.

Aunque no se descarta adquirir edificios como se hizo en la capital catalana, la idea del grupo es apostar por contratos de alquiler o gestión a largo plazo, como acaban de realizar en Andorra. Su modelo apuesta por pagar un alquiler al propietario del edificio y asumir la inversión necesaria para abrir el hotel, que gestionarán de forma directa y asumiendo todo el riesgo. La idea es abrir hoteles boutique cinco estrellas gran lujo con un máximo de 60 o 70 habitaciones, priorizando las ubicaciones, ya sea en zonas muy céntricas o en edificios históricos que permitan abrir “joyas hoteleras” que se conviertan en una referencia absoluta en ese destino y que sean también reconocidas por su propuesta gastronómica.

El Serras Luxury Boutique Resort & Spa se encuentra en Soldeu, en el Valle de Incles.

El resort que acaban de inaugurar en Andorra es el gran escaparate y la mejor declaración de intenciones del concepto hotelero que quiere desarrollar Serras Collection y que, según Bignone, es “único en el sector”. Ubicado en Soldeu, a 1.800 metros de altura y a sólo 500 metros de uno de los remontes de la estación de esquí de Grandvalira, el nuevo Serras Luxury Boutique Resort & SPA ha supuesto una inversión de cuatro millones de euros y cuenta con 57 habitaciones, el doble que el de Barcelona. Se trata de un hotel único en Andorra por el hecho de disponer de dos pistas de esquí privadas de 200 metros —dotadas de dos telearrastres— óptimas para niños y principiantes que operan con la marca Ski Canaro. Su uso es gratis para los huéspedes del hotel, situado a pie de pista y cargado de historia.

Y es que el nuevo Serras Andorra es el sucesor del antiguo Hotel Canaro, un establecimiento que abrió en los años 30 del siglo pasado y que, según Bignone, fue el primer hotel del Principado. Propiedad de una conocida familia andorrana, el Canaro fue también el primer hotel en tener una piscina climatizada y fue pionero al estrenar el primer cañón de nieve artificial de Andorra.

Las pistas de esquí privadas del hotel, conocidas como Ski Canaro, son ideales para principiantes.

El Canaro, que tenía cuatro estrellas, cerró como consecuencia de la pandemia y en agosto de 2021 pasó a formar parte del grupo Serras gracias a la firma de un contrato de alquiler a 30 años. La propuesta formulada por Jordi Serra y su equipo se impuso a las ofertas presentadas por otras cadenas hoteleras de renombre en un proceso competitivo organizado por Cushman & Wakefield. Tras ganar el concurso, la empresa inició de forma inmediata las obras de reforma del establecimiento, que han culminado totalmente este mes con la puesta en marcha de un exclusivo spa y el cambio de nombre del hotel, que ahora ya luce la marca Serras y ha colgado el primer cartel de completo con motivo del puente de la Purísima.

“Tenemos un objetivo muy claro: convertir a este resort de montaña en un destino de referencia en Andorra”, afirma Jordi Serra, muy satisfecho de como ha quedado el hotel tras la ambiciosa reforma. El acogedor interiorismo, basado en materiales nobles con predominio de la madera, es obra del estudio de Eva Martínez. El empresario se muestra convencido de que el establecimiento “será un éxito”, ya que “Andorra está on fire“. “Andorra ha sabido una vez más reinventarse y está de moda”, destaca, tras subrayar el efecto tractor y las cuantiosas inversiones que realiza Grandvalira para afianzarse año tras año como el principal dominio esquiable de los Pirineos.

El Serras de Andorra cuenta con siete tipos de habitaciones, caracterizadas por su amplitud.

Nada más cruzar la puerta que da acceso al hotel, los huéspedes pueden sentir la “experiencia Serras” al recibir una toallita caliente para lavarse las manos y ser obsequiados con un ponche casero a base de sidra, canela y especias. Este “ritual de bienvenida”, ejecutado por un atento personal marca de la casa, se realiza en paralelo al traslado del vehículo del cliente al aparcamiento del hotel, que tiene todas sus plazas cubiertas, un elemento que también es diferencial en Andorra. El parking cuenta también con uno de los puntos de recarga oficiales de los coches eléctricos de Porche. No hay que preocuparse de las maletas ni de los esquís. Las primeras se trasladarán directamente a la habitación y los esquís se guardarán en una taquilla en la Ski Room, situada a pie de pista o del transfer que cada cinco minutos parte hacia el remonte de Grandvalira. No tener que coger el coche para llegar a las pistas sí que es todo un lujo.

Para preparar todo el material de esquí, los huéspedes cuentan con la asistencia de un ski butler, un mayordomo que les ayuda a ponerse las botas. También tienen a su disposición el Ski concierge, que se encarga de comprarles los forfaits —¡nada de hacer colas en la estación!— y de organizar cualquier actividad de nieve, como una excursión con raquetas o un paseo en trineo tirado por perros.

La Ski Room, con las taquillas para guardar los esquís y las botas de los huéspedes del hotel.

Por la tarde, al volver de la jornada de esquí, el Serras Luxury Boutique Resort & SPA ofrece dos posibilidades imbatibles: relajarse en el spa o tomar un cóctel de autor en la terraza exterior Snow Terrace o en el Bar Lounge, dotado de cómodos butacones al calor de la chimenea. En el spa puede disfrutarse de un circuito de agua con jacuzzis, chorros a presión, duchas a varias temperaturas y jets cervicales. Hay también una sauna seca y un baño turco dotado de una pequeña piscina de agua muy caliente, aunque luego hay que ser valiente para sumergirse también en una pileta de agua extremadamente helada para beneficiarse del efecto contraste. El spa se completa con una cabina de infrarrojos y con unas exclusivas instalaciones para recibir masajes o tratamientos estéticos que utilizan cremas de la marca barcelonesa Sçens, 100% veganas y ecológicas. El gimnasio también está equipado con la maquinaria más avanzada de la marca Life Fitness.

Pero no hay lujo sin un buen comer y, en Serras Collection, la gastronomía es una prioridad absoluta, además de una debilidad del propietario, que es un gran gastrónomo y experto en vinos. En este sentido, para el Hotel Serras Barcelona Jordi Serras fichó en 2014 al chef Marc Gascons, cuyo restaurante Els Tinars (Llagostera) cuenta con una estrella Michelin. Gascons ha redoblado su compromiso con el grupo diseñando también la propuesta culinaria del Serras Andorra, que cuenta con el restaurante gastronómico Bruna y con una fromagerie especializada en fondues y racletts. Llama especialmente la atención la espectacular carta de vinos del restaurante, con más de 400 referencias de vinos españoles y franceses.

La piscina del spa, uno de los grandes atractivos del hotel.

“Estoy seguro que Bruna se convertirá en el mejor restaurante gastronómico de Andorra, donde prácticamente no hay establecimientos que tengan detrás a un chef estrella Michelin”, subraya Antonio Bignone. Según el director general de Serras Collection la filosofía del hotel es “no imponer limitaciones” a los huéspedes, que podrán comer a cualquier hora y donde quieran. “No decimos nunca, no”, apunta Carlos Cardona, director del hotel y al frente de un equipo de más de 40 empleados.

Con un precio medio de 80 euros, el restaurante de autor Bruna apuesta por una carta basada en los productos de proximidad y por ofrecer platos clásicos de la cocina catalana cada vez más difíciles de encontrar, como fricandó, escudella i carn d’olla cap i pota. Las croquetas de rustido, la cocotte de verduras, la ensalada de alcachofas, la sopa de cebolla o los huevos de Calaf con tocino, patata y trufa negra son algunos de los entrantes más apetecibles que podemos encontrar en Bruna.

La sala principal del restaurante gastronómico Bruna, liderado por Marc Gascons.

Como plato principal destaca el arroz de salchichas, butifarra negra y calabaza o un salmón en papillote con verduras y mantequilla de eneldo. Los amantes de la carne no saldrán decepcionados, ya que en la carta cobra un especial protagonismo la selección de platos basados en la ternera de raza bruna del Pirineo, como el carpaccio con parmesano y alcaparras o el steak tartar con patatas y huevo frito. La estrella cárnica es, sin embargo, el chuletón a la brasa, unas piezas de más de un quilo para compartir y acompañar con pimientos asados, parmentier o patatas fritas.

Arroz con salchichas y butifarra negra del restaurante Bruna.

En estas primeras semanas de apertura, el Serras Andorra ya alcanza precios medios de entre 395 y 420 euros la noche, unos cien euros por debajo de su hermano mayor, el Serras Barcelona que, con una ocupación del 92%, este año ha situado su tarifa media en los 500 a 520 euros la noche. “Al igual que Andorra, Barcelona también está on fire, pero la ciudad aún podría estar mucho mejor si no se cometieran errores como regalar un Four Seasons a Madrid. Fue un inmenso error”, sentencia Jordi Serra.

El 55% de los clientes del hotel barcelonés proceden de Estados Unidos y, según el hotelero, demuestran fascinación por la ciudad. “Nunca he entendido por qué los barceloneses no apreciamos más el frente marítimo que tenemos, ¡es algo maravilloso!”, concluye en referencia a la ubicación que considera privilegiada de su hotel, donde, por cierto, tuvo su primer estudio Pablo Picasso cuando residía en la capital catalana.

Habitación con balcón y vistas a las pistas de Grandvalira.