En una edición del Open House aún marcada por las mascarillas, los comedores de Seat en la planta de la Zona Franca y su colección de coches históricos han sido una de las paradas más icónicas. Esta visita doble era de las pocas en las que había que hacer reserva previa y las plazas se agotaron en tan solo 20 minutos. Un total de 200 personas han podido acceder a estos espacios poco conocidos de la automovilística en los cuatro turnos que se han organizado el sábado y el domingo.
Los visitantes han podido conocer la historia de esta compañía creada en 1950 a través de la evolución de sus vehículos. La Nave A-122 de la fábrica de la Zona Franca contiene 170 coches históricos de los casi 400 que integran la colección Seat Históricos, entre prototipos, coches de carrera y modelos emblemáticos. Conocida popularmente como el Museo de la Seat, esta nave no está abierta al público y pocos son los que han estado en su interior. Sus ocupantes salen a pasear por rallys de clásicos, motorshows o salones, pero ver toda la colección completa no es nada fácil, a la espera de que la compañía ponga en marcha un museo que permita poner en valor el patrimonio histórico que esconde esta nave.
Reunir todas estas piezas no habría sido posible sin Elvira Veloso, una trabajadora que fue guardando los coches más importantes para la marca y los fue manteniendo en buen estado. El pasado recuperado por Veloso permite descubrir el primer coche de Seat, que no fue el 600, sino el 1400, un vehículo moderno, grande y de gama alta, según explicó el guía de la visita, Valentí Fradera, del equipo de Seat Históricos. El 1400 no era el producto que tenía que permitir motorizar a todo el país, pero la automovilística lo empezó a fabricar para poder arrancar la producción en serie poco a poco y poder ir cogiendo rodaje. Lo hizo de la mano de Fiat, su primer socio técnico. La empresa italiana era quien le tenía que aportar el conocimiento que no había en España para permitir el desarrollo de una industria local. El primero 1400 se entregó a finales de 1953 y se llegaron a producir más de 50.000 unidades.
La huella de Fiat se ve en los diseños de los primeros Seat, como también en los nombres de los coches, que recuerdan a los todavía hoy populares Cinquecento. El 600 se presentó primero en Italia, pero quedó relegado por otros modelos de Fiat y no tuvo, ni mucho menos, el éxito que sí que consiguió en España. En 1957 fue cuando se lanzó aquí el primer 600, que llegó a una producción de casi 800.000 coches hasta 1973. Este modelo, más accesible que el 1400, se convirtió en el emblema de Seat y también del proceso de motorización que vivió la sociedad española durante la década de los 60, así como supuso la llegada de las escapadas de fin de semana y las vacaciones en coche. Después vendrían más modelos, pero ninguno quedaría grabado en el imaginario colectivo como lo hizo el 600.
Estos inicios se acompañan con el primer descapotable de Seat, el Spider, que evidencia la evolución económica que iba viviendo el país; el coche número 1 millón que fabricó la automovilística, un Seat 124; el Seat Ronda, que provocó una gran disputa con Fiat, que demandó a la compañía española por plagio; o el primer Ibiza, que también fue el primer vehículo que tuvo tecnología únicamente de Seat tras el divorcio con la firma italiana. También hay otros modelos más curiosos como el Panda convertido en Papamóvil para llevar a Juan Pablo II en una visita por España; un coche dedicado por Shakira; un Seat León camuflado con el trencadís de Gaudí, y el primer Cupra, que antes de convertirse en una marca por sí misma sirvió para dar nombre a los vehículos más deportivos de Seat. Incluso, hay uno de los respiradores que la empresa fabricó al principio de la pandemia.
Un detalle que causó sorpresa durante la visita fue entender el significado de las líneas diagonales que hay en el logo de la S de Seat. Según indicó Fradera, representan a la Diagonal de Barcelona, un guiño con la ciudad que acogió a la compañía. En este sentido y como no podía ser de otro modo, la nave A-122 también guarda el coche que Seat diseñó para los Juegos Olímpicos.
Los comedores de la Seat, un edificio avanzado a su tiempo
Con todo, la historia de Seat no solo se esconde en sus coches. Otro espacio poco conocido de la compañía son los comedores que los arquitectos César Ortiz-Echagüe, Manuel Barbero y Rafael de la Joya proyectaron entre 1953 y 1956 en la fábrica de la Zona Franca, la primera que se construyó, mucho antes que la de Martorell. Se trata de un edificio único en España y muy avanzado a su contexto, marcado por la posguerra.
Según el guía de esta segunda visita, el arquitecto y profesor de Eina, Albert Crispi, el edificio no se puede entender sin “casualidades” que permitieron que sucediera, como que la planta se construyera encima del Delta de Llobregat y, por lo tanto, el terreno tuviera poca consistencia y no pudiera soportar demasiado peso. De aquí viene que los comedores se hicieran con una estructura de aluminio, un material ligero, pero también caro, y que hizo trabajar juntos a arquitectos e ingenieros aeronáuticos, más acostumbrados a este tipo de material. Para entender esta elección también hay que señalar que uno de los arquitectos, César Ortiz-Echagüe, era hijo del presidente de Seat, José Ortiz Echagüe. El directivo tenía una empresa que construía piezas para aviones de aluminio y, además, era un amante de la arquitectura que se hacía en Estados Unidos, muy alejada a la que predominaba en la España de Franco, más tradicional.
La excelencia de este edificio le hizo ganar el premio Reynolds en 1957, galardón que permitió que Seat demostrara que era una compañía que podía desarrollar una buena tecnología, no solo en los coches sino también en los edificios. Es por eso que los comedores fueron protagonistas de catálogos de la automovilística. A raíz del éxito internacional de este edificio, César Ortiz-Echagüe se convirtió en el arquitecto de referencia de la compañía. Lo fue hasta que conoció a Josemaría Escrivá de Balaguer y abandonó la arquitectura por la religión, indicó Crispi.
Colas y más de 65.000 visitas en una edición récord
La edición de este año del 48H Open House ha sido todo un éxito. A diferencia de la doble visita en Seat, que requería inscripción previa, la mayoría de actividades que ha organizado el festival de arquitectura eran de entrada libre y durante este fin de semana se han visto colas para poder acceder a aquellos edificios que no están abiertos al público durante el resto del año. Se han realizado un total de 65.182 visitas, cifra récord en los 12 años de historia del Open House. La antigua prisión de la Modelo, la Casa Sayrach, el parque del Laberinto de Horta, la Torre Glòries, las Torres Venecianas, Arco de Triunfo, la Torre Urquinaona y la Casa Adret han sido los edificios más visitados. La Casa Seat, que acogía una exposición que repasaba la historia de este acontecimiento cultural, también ha sido una de las más populares.