Nadie se ha querido quedar en casa. Todo el mundo tenía ganas de volver a celebrar Sant Jordi paseando por Barcelona, llena de libros, rosas y gente, una imagen que la pandemia había prohibido desde hacía tiempo. Incluso el buen tiempo ha animado a hacerlo. Las calles de la ciudad se han llenado también de colas para poder acceder a los recintos perimetrados donde estaban las paradas. La mayoría las han hecho sin quejarse, como Bárbara y Teresa, que incluso estaban contentas de poderla hacer, sobre todo ahora que ya están acostumbradas.
Paseo de Gràcia se ha convertido en el nuevo epicentro de este 23 de abril, llevándose el protagonismo que otros años ha compartido con La Rambla y Rambla Catalunya. Entre Ronda Sant Pere y Aragó, las paradas de libros y rosas en esta calle han invadido el asfalto, como también lo han hecho las firmas de autores, que se han reencontrado con sus lectores, aunque esta vez ha sido sin selfies ni abrazos. A pesar de esto, y quizás incumpliendo algún protocolo pandémico, no han faltado los regalos, como el punto de libro que le ha dado una lectora a James Rhodes, después de no encontrar una mascarilla con panots para él. El pianista británico-español ha asegurado que este ha sido, sin ninguna duda, su 23 de abril preferido.
Para algunos escritores ha sido el primer Sant Jordi, como para la pregonera de la diada de este año, Irene Vallejo, que sí que había venido como lectora, pero todavía no lo había podido hacer como escritora. Vallejo se ha sentido agradecida con todas las personas que venían a explicarle cómo habían llegado hasta El infinito en un junco (Siruela), historia en la que algunos han encontrado una manera de superar el dolor y la angustia después de un año tan complicado como el pasado. “Siempre he creído que las palabras son sanadoras”, ha defendido Vallejo. También ha sido el primero para Manuel Jabois, que no había venido ni como periodista. “Me estoy estrenando”, ha confesado el gallego, que encuentra en este día una manera de acercarse a sus lectores “en un oficio tan solitario como el de escribir”.
Otros más veteranos como Jordi Amat, Najat el Hachmi, Maria Barbal y Javier Cercas, más acostumbrados, han podido apreciar la disciplina de todos los lectores que hacían cola para acceder a las zonas perimetradas y no dudaban en armarse con gel hidroalcohólico antes de entrar. Para Jordi Amat, que disfruta desde hace meses el éxito “inesperado” del Hijo del chófer (Tusquets Editores), esta diada “no es como el concierto de Love of Lesbian, pero se parece bastante”. Cercas lo ha sentido “como siempre, aunque no sea lo mismo”. “Sant Jordi es un milagro”, ha expuesto mientras muchos lectores le llevaban Independencia (Tusquets Editores) para que se lo firmara. Incluso, una lectora le ha pedido que le dedicase un papel para su padre, porque ya se había leído el libro y no lo había llevado.
Asimismo, Barbal, en medio de un año “muy intenso” después de ganar el premio Pla y el premi d’Honor de les Lletres Catalanes, vive este Sant Jordi “con mucha ilusión”, después de todo lo que ha pasado y donde “la lectura nos ha acompañado más de lo que esperábamos”. Su compañera en la noche de reyes, Najat el Hachmi, “contenta e ilusionada” por poder volver a firmar libros, ha respirado en el ambiente “alegría”, además de volver a redescubrir cómo sus lectores llegan a sus historias.
Librerías que también se estrenan
Este día que ha parecido como si todo volviera a ser como antes, a pesar de no serlo y con mascarilla, también ha sido especial para aquellas librerías que han abierto puertas en plena pandemia, desafiando las proyecciones económicas fatalistas. El libro se ha convertido en el sector cultural menos afectado por la crisis, probablemente por la compañía incondicional que ha supuesto cuando no había nada que hacer. Finestres, Ona Llibres y Byron han sido nuevas protagonistas de la diada, disfrutando de todas las primeras veces que les ha ofrecido la jornada.
También ha sido un día especial para aquellas librerías que han abierto puertas en plena pandemia, desafiando las proyecciones económicas fatalistas
“Estamos muy contentos”, ha recalcado el socio de Byron, Víctor Sánchez, que ha visto como todo el mundo ha parado en su parada, situada al principio de uno de los espacios de Paseo de Gràcia, donde llegaban después de hacer una larga cola. Esta librería en Sant Antoni iba a abrir en abril del año pasado, pero ni pudieron hacerlo ni se celebró Sant Jordi. Tuvieron que esperar hasta noviembre para levantar persianas y hasta este viernes para estrenarse en el mundo de las paradas de libros, a pesar de que durante esta semana ya habían detectado ventas anticipadas.
Más de un millón de libros vendidos
La Cámara del Libro de Catalunya esperaba que este Sant Jordi se pudiera llegar al 60% de las ventas de libros de 2019, cuando se vendieron 1,5 millones. Las ganas de Sant Jordi y el buen tiempo han permitido superar las previsiones y se ha llegado al 75%. Es decir, más de un millón de libros vendidos.
En catalán, los libros más vendidos en ficción han sido: La dona de la seva vida (Columna Edicions) de Xavier Bosch, Consumits pel foc (Proa) de Jaume Cabré y Tàndem (Ediciones Destino) de Maria Barbal. En no ficción: A cor obert (Columna Edicions) de Oriol Mitjà, Paraules d’Arcadi (Angle Editorial) de Arcadi Oliveres y El dia que vaig marxar (Univers Llibres) de Albert Om.
En castellano, los más vendidos de ficción han sido: Sira (Editorial Planeta) de María Dueñas, Independencia (Tusquets Editores) de Javier Cercas y El juego del alma (Suma de Letras) de Javier Castillo. En no ficción: El humor de mi vida (Harper Collins) de Paz Padilla, El infinito en un junco (Siruela) de Irene Vallejo y En tierra de Dioniso (Acantilado) de María Belmonte.
Rosas agotadas
Se han cumplido las expectativas. Se han vendido un total de 4,2 millones de rosas este 23 de abril, todas las que había, teniendo en cuenta las fuertes lluvias en dos de los principales productores, Colombia y Ecuador, que han afectado a la oferta. Algunos de los despistados que se han esperado hasta el anochecer para encontrar una rosa se han quedado sin.
Se han vendido un total de 4,2 millones de rosas, todas las que había
Para el Gremio de Floristas de Catalunya, este Sant Jordi ha permitido demostrar la calidad que ofrecen los profesionales del ramo en sus creaciones, reivindicando la necesidad de garantizar que solo ellos puedan vender como ha pasado este año de cara a los próximos. Es cierto que nunca antes se habían regalado rosas tan bonitas.