Neus Martin Royo Poblenou
La artista Neus Martín Royo en el estudio que se ha recreado para la exposición Poblenou, la memoria pintada.

Poblenou y su transformación vistos a golpe de pincel

La pintora realista Neus Martín Royo ha dedicado un centenar de cuadros al barrio en el que siempre ha vivido desde que empezó a pintar en los años 90. Ahora, un extenso recorrido histórico repasa los cambios que ha retratado en la exposición Poblenou: la memoria pintada.

Durante los últimos 30 años, Neus Martín Royo (Barcelona, 1968) se ha dedicado a pintar el Poblenou, el barrio en el que nació, creció y siempre ha vivido. La artista ha experimentado en primera persona la profunda transformación que se ha producido en sus calles, cambiando fábricas por empresas tecnológicas, abriéndose al mar, viendo cómo los precios se disparaban… Pero también ha retratado los cambios desde su estudio, donde las vistas le permitían constatar la mezcla heterogénea de pasado y presente que caracteriza la zona, entre abandono y modernidad. Hasta que un nuevo bloque de pisos se la tapó.

'Workers' Neus Martin Royo
Workers, el cuadro que Martín Royo dedicó a las vistas que veía desde su estudio.

La muestra Poblenou: la memoria pintada recoge el testimonio pictórico e histórico de Martín Royo sobre muchos rincones ya perdidos del conocido como Manchester catalán, en una gran antología de 130 obras, muchas provenientes de colecciones privadas, recopilando todos los cuadros que ha dedicado a su barrio desde que se graduó en Bellas Artes en el año 1991. “No me esperaba que 30 años después seguiría pintando”, cuenta echando la mirada atrás, cuando se encuentra con una foto suya de entonces, hecha por su marido frente a la Torre de les Aigües, uno de los iconos que más ha retratado la pintora barcelonesa, que lo define “como un faro para el Poblenou”. Precisamente, la actual sede del archivo histórico del barrio es uno de los espacios en los que se exponen sus creaciones, junto con el MUHBA Oliva Artés, con tiempo para verlas hasta enero del año que viene. Durante el mes de septiembre, la fundación Palo Alto y el centro cívico Can Felipa también acogieron algunas de sus obras.

La artista del Poblenou confiesa que le hubiera gustado ser arquitecta, pero, como no pudo ser, se ha convertido en paisajista urbana, retratando de manera muy viva edificios, calles, ciudades, bebiendo de la influencia del realismo pictórico de Edward Hopper, pero haciéndolo prescindiendo de la figura humana. Su barrio natal ha sido la gran constante de su obra, pero también ha viajado a ciudades como Londres, París, Montpellier, Nueva York o La Habana para inspirarse y dejar que su trazo las inmortalizara. Pasaba en ellas unos meses, haciendo fotos de sus panoramas y plasmándolos en pequeños cuadros, para luego volver y dejarse llevar en su estudio, pintando al óleo obras de mayor formato. Reconoce que, cuando otras urbes son las protagonistas, siempre se cuela algún paisaje infiltrado del Poblenou. “Es muy versátil”, justifica.

Su barrio natal ha sido la gran constante de su obra, pero también ha viajado a ciudades como Londres, París, Montpellier, Nueva York o La Habana

La Sala Parés ha sido su casa durante 20 años, sustituida recientemente por la Galería Jordi Barnadas, donde se estrenó a finales de 2020 con una selección de fachadas de Barcelona, definida antes de la pandemia, aunque plasmase una postal muy observada durante el confinamiento.

A lo largo de estos 30 años desde que se graduó, Martín Royo ha combinado la pintura con la enseñanza. Durante la mayoría de su vida profesional como profesora de ESO, a media jornada y pintando por las tardes, hasta que optó por dar un giro y se puso a dar clases de dibujo y pintura en su estudio, a alumnos de todas las edades. Ese estudio, en la calle Pere IV, queda reproducido en la Torre de les Aigües, pensado para las escuelas que visiten la exposición, viendo en primera persona el proceso que sigue la artista barcelonesa, partiendo con pequeños esbozos; siguiendo con un dibujo a carbón más grande e introduciendo las ceras para empezar a probar el color, hasta que llega el último paso, cuando pinta al óleo. “Es tal cual así”, remarca mientras señala los diferentes utensilios que necesita, ordenados e incluyendo una bata manchada.

 

La torre de les Aigües había sido el único espacio donde se concibió originalmente la exposición, pero la cosa fue creciendo, hasta sumar tres sedes más. En la fundación Palo Alto se incluyeron cuadros sobre el cambio que ha registrado el litoral barcelonés desde las Olimpiadas, con iconos como la Torre Mapfre, el hotel W o el desaparecido restaurante-barco del espigón de Bac de Roda. También hubo obras dedicadas al propio Palo Alto, a su jardín y su antiguo gasómetro.

Cuadro Neus Martin Royo
El desaparecido restaurante-barco del espigón de Bac de Roda.

Por su parte, en el centro cívico Can Felipa, estuvieron los cuadros más costumbristas, con las imágenes más cotidianas del Poblenou, como su fiesta mayor, los caspolinos, las fachadas con los logos de Letona y Cacaolat, la Sala Beckett o las cocheras de autocares Padrós.

En la antigua fábrica Oliva Artés, una de las sedes del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA), se ha querido rendir homenaje al pasado industrial del Poblenou, tanto con los cuadros de Martín Royo como con máquinas que ha cedido la última familia propietaria de la metalúrgica. La principal pieza de la muestra está ubicada en la nave central, como si fuese “un altar iconoclasta”, expone la pintora, teniendo en cuenta que el recinto se conoce como la catedral. El tríptico de gran formato, de 6 metros de largo, plasma el pasado, presente y futuro del espacio y es el único cuadro creado expresamente para la exposición.

exposicion Neus Martin Royo
La obra expresamente creada por Martín Royo para la muestra en el MUHBA Oliva Artés.

A esta pieza central, le siguen un conjunto distribuido a lo largo de las 12 capillas que forman la primera planta del museo, conviviendo con su ecléctico fondo permanente. Destacan los retratos de la Casa Antònia Serra i Mas —la obra del amante de la verticalidad Ramon Puig i Gairalt que recuerda al Flatiron de Nueva York—, Can Ricart, la Unión Metalúrgica o Colores Hispania, pintados con unos tonos más alegres que, en muchos casos, los que el descuido les ha dado. Y Adéu Manchester, con pasados que no se conservaron, o Metaformosi, entre grúas, sirven para poner un punto y final a la retrospectiva.

Para los nostálgicos, los curiosos o a los que simplemente les guste pasear, el archivo histórico del Poblenou ha localizado todos los cuadros que Martín Royo ha recopilado para la exposición en un mapa, proponiendo rutas pensadas, como la muestra, para los diferentes públicos que ahora conviven en el Poblenou. Todo ello, con el objetivo de que “los de siempre se reencuentren con paisajes vividos y los recién llegados conozcan los espacios que ahora viven”.

Colores Hispania Neus Martin Royo
El retrato de la fábrica Colores Hispania que ha hecho la artista del Poblenou.