Inés Martín Rodrigo Toni Cruanyes
Inés Martín Rodrigo y Toni Cruanyes con sus respectivos galardones. © Ariadna Arnés

Los periodistas acaparan el Premio Nadal y el Josep Pla acordándose de los abuelos

Inés Martín Rodrigo de ABC y Toni Cruanyes de TV3 se alzan con los galardones con sus historias familiares

Son muchos los periodistas que acaban cambiando las noticias por la ficción. Así ha quedado patente en la 78a edición del Premio Nadal y la 54a edición del Premi Josep Pla, que han recaído sobre Inés Martín Rodrigo, periodista cultural en ABC, y Toni Cruanyes, presentador de informativos en TV3, respectivamente. No son los primeros plumillas que lo consiguen. Ambos galardones, convocados por la editorial Destino, acumulan una larga lista de periodistas entre sus premiados, como Miguel Delibes, Teresa Pàmies, Juan José Millás, Eva Piquer, Maruja Torres, Llucia Ramis, Sergio Vila-Sanjuán o Cristian Segura, entre muchos otros.

De los dos ganadores, Cruanyes ha sido el que más periodístico se ha puesto, con un retrato de su abuelo, que murió en una residencia de mayores en la primera ola del coronavirus. “Quise dejar constancia”, ha explicado nada más recoger el premio, señalando que la escritura de esta novela, titulada como La Vall de la Llum, ha servido de “terapia compartida” para toda su familia. “Me he encontrado con una novela cuando yo lo que quería era recordar”, ha confesado.

No solo aparece la covid, sino que el periodista se remonta a cuando su abuelo era pequeño, con una realidad también dura a la que sobreponerse. “Es un homenaje a una generación entera de hombres y mujeres que sobrevivieron a una guerra cuando eran niños. Y que ahora han tenido que hacer frente a la pandemia desde la residencia”, expone el autor.

Toni Cruanyes
Toni Cruanyes ha ganado el Premi Josep Pla contando la historia de su abuelo, que murió en una residencia en la primera ola de coronavirus. © Ariadna Arnés

El título de la novela, La Vall de la Llum, hace referencia a Canet de Mar, donde nació y creció Cruanyes, y también a la luz que ha dicho que caracteriza al Maresme. La historia de su abuelo le sirve para retratar la de su entorno y los cambios que se han ido sucediendo, así como para descubrir secretos familiares que le han ayudado a entender un poco más la figura de su abuelo.

Cruanyes ha indicado que en su novela “todo es verídico”, aunque cueste creerlo, remarcando que lo que vivieron su abuelo y sus coetáneos nos puede parecer extraño y muy lejano, pero que, en verdad, pasó hace tan solo dos generaciones. “He hecho una extensión de mi trabajo como periodista”, ha añadido, cambiando algunos nombres de los protagonistas, pensando que tal vez no se sentirían orgullosos de lo que hicieron en un pasado.

A diferencia de Cruanyes, Martín Rodrigo ha recurrido a su propia memoria para inventar, “un verbo maravilloso”. “Cualquier parecido con la realidad es pura ficción”, ha insistido, asegurando que quienes entre sus conocidos crean sentirse reconocidos se equivocarán.

Martín Rodrigo cuenta en Las formas del querer la crisis que vive Noray ante la muerte de sus abuelos, Carmen y Tomás, que fueron quienes le enseñaron casi todo. Noray tira de recuerdos para superar el bache, refugiándose en la casa familiar del pueblo donde creció. De la memoria Noray pasa a la escritura como terapia, aunque la autora ha recalcado que “el duelo no se cura, es una forma de vivir, te acostumbras”, recordando los duelos que ha pasado con la muerte de su madre cuando era muy joven y con la de su primera editora, Belén Bermejo, hace más de un año.

Martín Rodrigo ha recurrido a su propia memoria para inventar: “Cualquier parecido con la realidad es pura ficción”

Noray, como Cruanyes, afronta la narración de su historia familiar para acabar encontrando su propia historia. También hace un repaso histórico del contexto que le tocó vivir a las generaciones anteriores, yendo desde la Guerra Civil hasta principios del siglo XXI. “La memoria es fundamental tanto para la literatura como para la vida”, ha defendido.

La periodista, que lleva “toda la vida” escribiendo esta novela, ha confesado que ganar el Nadal es “un sueño cumplido”. Martín Rodrigo también ha aprovechado para alabar a su primera ganadora, “mi adorada, querida y admirada” Carmen Laforet.

Una celebración aún marcada por la pandemia

La gala de entrega de los premios ha vuelto a tener un formato diferente al habitual, sin la tradicional cena literaria en el Hotel Palace. La ubicación se ha mantenido en este día de Reyes, pero el acto se ha reducido a la lectura de los ganadores y un posterior turno de preguntas, como sucedió hace un año.

Este año no ha sido de récords como lo fue el anterior. La ganadora de la 78a edición del Premio Nadal, dotado con 18.000 euros, ha destacado entre los 937 manuscritos presentados, lejos de la cifra que se consiguió en la edición de 2021, con un total de 1.044 y resultando Najat El Hachmi la ganadora por El lunes nos querrán. Asimismo, el ganador de la 54a edición del Premi Josep Pla, con una dotación de 6.000 euros, ha sido el seleccionado de las 44 obras presentadas. El año pasado fue Maria Barbal la ganadora de este galardón con Tàndem. Las dos novelas ganadoras este 2022 se publicarán el próximo 2 de febrero.