— Hace más de diez años que eres parte activa de la escena electrónica de Barcelona, aunque has tardado en debutar con tus pistas propias.
— Hace muchos años que toco y hago música. Desde los cuatro años hasta los 14 toqué el violín y ya siendo mayor de edad, cuando iba a comprar discos en la antigua Cd-Drome, Albert Salinas, aka Wooky, me hizo algunas clases de producción musical. Entonces hacía muchos edits y versiones de canciones para pincharlas o regalarlas en mi cuenta de Soundcloud. El 2015 edité el track Garvey City en la primera referencia del sello Black Money y tres años después un disco de edits piratas para Pleasure of Love. Hasta ahora no me había sentido con la confianza suficiente para lanzar un disco de música 100% mía. He tardado, pero ha merecido la pena esperar.
— Fuiste prácticamente un chico prodigio de la electrónica de la ciudad. ¿Cómo ha sido tu evolución estos años?
— Te agradezco mucho esto de chico prodigio, pero creo que me queda grande. Ha sido todo muy armónico y natural: desde las primeras raves donde me invitaron a pinchar, sobre todo en Valencia, hasta ahora. He disfrutado muchísimo de cada show y pienso seguir haciéndolo hasta que me muera. No somos conscientes del poder que tiene un DJ cuando sube a la cabina. El hecho de tener el control de las emociones de 50 o 1000 personas durante un rato es una sensación indescriptible.
— ¿Y en cuanto a la escena club de Barcelona?
Hay gente buenísima en la ciudad buscando música nueva, haciéndola, buenos promotores… La gente se busca la vida, pero Barcelona es la que es, con sus cosas buenas y malas. Las leyes no permiten muchas alternativas al circuito de clubes y no se valora la escena electrónica local. Las autoridades no lo entienden como una activo social y cultural e incluso el teniente de alcalde de la ciudad quiere cerrar el ocio nocturno para siempre. No podemos estar en los clubes, no podemos montar eventos al aire libre sin que nos multen, no podemos bailar… ¿En qué momento hemos aceptado esto? Cuando acabe la covid tenemos una gran oportunidad de cambiarlo, pero no soy muy optimista.
— Te he escuchado hablar sobre la importancia de tu padre en tu faceta de explorador y amante de la música.
— Es que yo no entiendo la vida sin mi padre. Cuando nos quedamos solos tras de la pérdida de mi madre, cuando yo tenía diez años, él se convirtió, todavía más, en un referente. Ha tocado instrumentos toda su vida y es un apasionado de la música, con una sensibilidad especial que poca gente tiene. Fui un estudiante justito, por no decir malo, pero la música era incuestionable para él en relación a mí: era siempre lo primero, sin discusión. Le debo muchísimo a mi padre.
“Yo no entiendo la vida sin mi padre. Cuando nos quedamos solos tras de la pérdida de mi madre, cuando yo tenía diez años, él se convirtió, todavía más, en un referente”
— Has titulado Euphoria a tu primer EP siendo un momento de poca euforia general. ¿Es una reivindicación del entusiasmo en momentos complicados?
— Totalmente. El nombre del disco es el mismo del track principal, y cuando lo terminé ya estaba apalabrado con Pleasure of Love, en pleno confinamiento. Me imaginaba el momento de felicidad y estallido que viviremos cuando todo esto pase, de ahí al título. Finalmente el disco ha salido ahora, que no estamos precisamente en un buen momento, pero quiero pensar que pronto llegará el día que podamos celebrar.
— Dices que es un trabajo hecho en confinamiento.
— Hice mucha música. La covid me ayudó a encerrarme en el estudio y trabajar sin presión, con tranquilidad y dejando madurar los proyectos. Dino Soccio, jefe de Pleasure of Love, hacía tiempo que me decía que cuando tuviera música original mía quería sacarla en su sello, así que intenté cerrar un paquete de tracks con cierta coherencia. Juntos acabamos de definir el disco y ha sido muy valiente, porque, al final, a pesar de ser un sello pequeño, sacar un disco es mucho dinero y horas invertidas.
— House, Italo, Balearic… Son tus marcas y entiendo que Euphoria tenía que ir por aquí.
— Las etiquetas no tienen importancia para mí. ¿Balearic? Quizás el disco respira cierto aire hedonista, pero mi conexión con Ibiza y Balearic no va más allá de lo que sabe todo el mundo con un mínimo de interés musical. Eso sí, me hubiera encantado compartir días y noches con Escohotado, José Padilla, DJ Pippi y DJ Alfredo en la Ibiza de finales de los 80.
“La covid me ayudó a encerrarme en el estudio y trabajar sin presión, con tranquilidad y dejando madurar los proyectos. Hice mucha música”
— Aparece Pal Joey poniendo una voz.
— Pal Joey es una leyenda y es una lástima porque cuando muera todo el mundo se pondrá las manos en la cabeza por no haberle dado la visibilidad y reconocimiento que merece. ¡Tendría que estar tocando por todo el mundo! Bjork, Deee-Lite, Sade, The Orb… Ha producido a gente súper potente, además de ser el responsable himnos house como Hot Music. Lo conozco porque lo llevamos a pinchar a Razzmatazz y desde entonces tengo relación con él. Le envié el track de Euphoria y me dijo que le gustaría hacer un remix con su voz y frases. El resultado ha quedado precioso.
— También relacionado con la euforia y el entusiasmo: ¿en qué punto están tus proyectos habituales —Bons Records y Líbido— con la pandemia?
— Bons Records es un sello que ahora mismo está en stand by. Tras nueve referencias era momento de dedicar el tiempo y energía a nuevos proyectos, como el de Escola. Pero seguro que volveremos a sacar música en Bons Records, aunque que no sé cuándo. Sobre la fiesta Líbido, de Nitsa Club, todavía está por ver qué pasará. No las tengo todas y ahora mismo solo pienso en hacer música. Es mi prioridad.
— Este año empezaste con Escola. ¿Cuál es la filosofía del sello?
— Escola ha sido una salvación para mí. Lo necesitaba. Bons Records me ha dado la experiencia necesaria para lanzar un sello como Escola, con alguien a quien admiro como persona y como DJ como es Breixo Martínez (antes Abu Sou). La idea es crear comunidad con los artistas del sello y darles la oportunidad de expresarse con libertad. Sacaremos cosas muy interesantes.
— Euphoria aparece en Pleasure of Love, de Los Ángeles. ¿Cómo acabas haciendo un disco con ellos?
Desde que saqué el disco de edits han estado muy encima mío, pidiéndome música y dándome feedback crítico de todo lo que enviaba. Cómo he explicado antes, durante el confinamiento fuimos puliendo el disco y todo ha sido muy sencillo y natural. Además, han hecho muy buen trabajo de promoción del disco, así que estoy muy contento.
Pau Roca también es el responsable de los sellos Bons Records y Escola, y organiza Libido en el Nitsa Club
— Sigues siendo militante del disco de vinilo.
— Tampoco soy un talibán, nunca lo he sido. Pincho con vinilo porque me encanta el formato, me gusta tocar la música que pongo y hay discos que solo salen en vinilo. También es porque soy una persona muy desordenada y una maleta de discos me ayuda a ordenar las sesiones mentalmente. Es una lástima que clubes y festivales estén muy poco preparados para sonar en vinilo y esto es un hándicap. Supongo que si pinchara regularmente fuera tiraría más de digital por un tema práctico, pero mientras pueda, quiero seguir pinchando vinilos.
— La pandemia nos ha mostrado que quizás es hora de volver a las cosas más pequeñas. ¿Crees que se beneficiará a la cultura club ante los grandes acontecimientos?
Soy muy pesimista con este tema, aunque mañana quizás me enganchas mejor. Vivo en una montaña rusa emocional constante. Esta mierda ha cambiado la manera de relacionarnos y no sé como nos afectará. ¿Valorar más los clubes y las cosas más pequeñas? Ojalá. He nacido y crecido en los clubes y no entiendo una vida sin ellos. Espero que haya mucha gente que piense igual.