teatre Nau Ivanow
Los vecinos de La Sagrera son invitados habitualmente a los ensayos de la Ivanow.

Nau Ivanow: la escuela del espectador

Esta institución teatral celebra sus primeros 25 años tras haberse convertido en uno de los polos de creación artística más interesantes de Barcelona, un espacio en el que los paradigmas de producción y recepción de espectáculos teatrales se han transformado culturalmente de una forma inigualada en nuestra ciudad

Antes de llegar a la Nau Ivanow (Calle Hondures 30, en el centro de La Sagrera), mato el tiempo paseando por la Meridiana. Para los barceloneses que nacimos en el Eixample o en el centro de la ciudad, el barrio en cuestión –vive en hermandad con Congrés e Indians, Sant Andreu de Palomar, Trinitat Vella, Bon Pastor y Baró de Viver– era una especie de mapa desconocido que configuraba un pórtico previo al Tetris de pisos miniaturizados de La Prosperitat, una hilera de casas que veíamos desdibujadas justo antes de pirarnos de la ciudad con el objetivo de hacer el primo en las playas de la Costa Brava. No es casualidad que una zona ancestralmente vista por muchos conciudadanos como mera periferia se haya independizado a nivel cultural, haciendo posible instituciones como la Fabra i Coats o la Nau, que este año celebra 25 años y ya hace mucho tiempo que, en sordina, pero constante como una gota malaya, hace política cultural en mayúsculas.

En los últimos diez años, y bajo el mando de David Marin, la Nau Ivanow ha superado la parsimonia de la mayoría de instituciones teatrales de Barcelona, ​​atenazadas en una programación tediosa, carente de espontaneidad, y desgraciadamente ajena a todo lo que acontece en nuestras calles. Mientras los teatros caen en la sobre-programación de espectáculos y en el fot-li fort, la Nau se ha singularizado como un espacio de acogida donde las compañías artísticas pueden trabajar sin prisas. “Hemos pasado de ser un espacio contenedor a ser un generador de contenidos”, me cuenta Marin, hijo del barrio, que empezó ahí como voluntario y ahora está en la zona de mando: “Si tú sólo quieres jugar al fútbol, pues ​​vas con los tus amigos al polideportivo, haces un partidillo, unas cervezas y punto. Pero si quieres convertirte en un deportista de élite debes ir al CAR de Sant Cugat. Pues nosotros somos un CAR de las artes escénicas.”

Dicho y hecho. Actualmente, la Ivanow no sólo acoge a compañías residentes para cederles un entorno magnífico en el que trabajar (acompañando su estancia de una asesoría cultural específica a nivel de confección y producción de espectáculos), sino que ha complementado el cambio de paradigma en cuestión impulsando una escuela del espectador asociada al barrio. Los vecinos de La Sagrera son invitados a los ensayos, a menudo una docena de veces en el proceso de un mismo espectáculo, reciben los textos previamente y conocen, de la mano de los productores, el esfuerzo y (la precariedad) que implica la labor escénica: “el espectador conoce toda la cadena de producción de un espectáculo y esto hace vivir de una forma diferente la experiencia escénica; también ocurre con los propios creadores, que no deben explicar lo que hacen en una mesa post-función, sino durante todo el proceso de creación del espectáculo”, añade.

Nau Ivanow
El centro de creación cultural ocupa una antigua fábrica de pinturas del barrio de La Sagrera.

Es cierto; como sabemos perfectamente los músicos, los procesos de ensayo de una obra son mucho más jugosos que el resultado final, un producto mucho más enlatado. El sistema de Can Ivanow permite a los espectadores asistir al proceso cambiante de la formación de un espectáculo y la implicación de los espectadores en las obras que se han parido no es sólo testimonial: muchos vecinos de La Sagrera han acabado peregrinando al festival de Almagro o a la Feria de Tàrrega interesados ​​por la evolución de un texto que habían visto nacer en ensayos. Paralelamente, la Nau trabaja con instituciones del barrio, como la escuela l’Estel, para que alumnos de infantil y primaria conozcan la retahíla de oficios que implica el teatro –desde la escenografía a la iluminación–, lo cual deviene una herramienta fantástica para despertar vocaciones. Todo esto es un trabajo que ocupa pocos titulares y brillantina, pero que va dejando huella como pocos.

No es extraño, por consiguiente, que en 2021 la Nau Ivanow cediera espacios de forma totalmente gratuita a unas sesenta compañías (recibió 150 propuestas) y que actualmente acoja 9 compañías residentes, en convocatoria pública y con un proyecto de tres años para desplegar que se acompaña de mentorías artísticas y profesionales. Cabe recalcar que la Nau no audita el trabajo de sus creadores a nivel artístico, porque quiere ser un espacio de libertad; su acompañamiento consiste en herramientas y recursos de trabajo. Dice Marin: “Si una compañía hace un trabajo con un referente artístico, nosotros les ponemos en contacto, damos herramientas para crear una empresa teatral sostenible mediante una mentoría de coaching, ponemos recursos para que las compañías hagan residencias internacionales y así amplíen su contexto de trabajo en otra realidad y en un mercado distinto. Somos una caja de herramientas.”

El sistema de Can Ivanow permite a los espectadores asistir al proceso cambiante de la formación de un espectáculo

En un entorno de precariedad laboral alarmante, el trabajo de la Nau en términos de profesionalización y crecimiento debería tener mucha más continuidad en otros ámbitos de las artes. Mientras escucho a David, uno de los pocos directores de institución que no simula una postura de divinidad mientras charla, lamento que los músicos o los artesanos del país no cuenten con su particular Ivanow para poder hacer algo tan sencillo como trabajar en condiciones. También en cuanto al cuidado del espectador, a quien hemos arrojado a la condición de mero asistente (y consumidor anihilado) de la mayoría de espectáculos que se realizan en Barcelona.

Pido a los amables lectores de mi Punyalada que visiten este magnífico espacio de la ciudad, que se asomen ahí para ver cómo será parte del teatro del futuro, y que entre todos hagamos lo posible y lo imposible para que la Ivanow nos dure muchos cuartos de siglo más. He dicho.

Nau Ivanow
La Ivanow acoge a nueve compañías residentes.