Tamara Franco ha dado a luz al primer bebé nacido en España tras un trasplante de útero. Desde muy pequeña había querido ser madre, pero, a los 15 años, supo que no podría serlo. “Fue un fuerte golpe”, recuerda la paciente, de 34 años. Franco tiene el síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que afecta a 1 de cada 5.000 mujeres en el mundo. Estas mujeres nacen sin útero, por lo que no tienen la regla y no pueden quedarse embarazadas.
El periplo de Franco se inició en 2015, cuando decidió que quería quedarse embarazada. Ella y su pareja acudieron a la sanidad pública de Murcia y Valencia, donde no dieron con ninguna solución, por lo que se pusieron en contacto con el Hospital Clínic, enviándole un correo al doctor Francisco Carmona, jefe de servicio de Ginecología. Al día siguiente, obtuvieron respuesta y empezaron un largo y complicado proceso, superando todas las pruebas necesarias y recibiendo la aprobación de diversos comités de ética, teniendo en cuenta de que se trata de una cirugía experimental, muy compleja y no ausente de riesgos. Con la hermana de la paciente dispuesta a donarle su útero, el trasplante, el primero de España, se acabó realizando en el centro público barcelonés en octubre de 2020, alargándose durante un total de 20 horas.
Dos meses después del trasplante, la paciente tuvo su primera regla, lo que los doctores señalan que fue la primera muestra del éxito de la intervención. Franco se sometió a un tratamiento de reproducción asistida y consiguió quedarse embarazada al segundo intento, pero tuvo un aborto a las ocho semanas. Con la pandemia complicando un proceso de por sí ya difícil, en la tercera transferencia de embriones, la joven se quedó embarazada del pequeño Jesús que nació el pasado 10 de marzo.
El parto se tuvo que avanzar porque Franco tuvo preeclampsia, una complicación que puede asociarse a un crecimiento fetal por debajo de lo esperado, según explica el doctor Figueras, jefe de servicio de Medicina Maternofetal en el Hospital Clínic. Diagnosticada la afectación, detectada cuando una embarazada tiene la tensión arterial alta, se decidió programar una cesárea en la semana 30 de la gestación, realizada sin complicación alguna y el bebé nació con un peso de 1.125 gramos y la correcta maduración pulmonar y protección neurológica.
Después de dos meses y medio ingresado en la Maternidad, Jesús ya suma 3.210 kilos, un peso considerado óptimo para un bebé de 40 semanas, y se irá a casa este mismo lunes, día en el que Franco hubiera salido de cuentas. A su madre, una vez cumplido su deseo, se le ha retirado el útero, evitando así tener que continuar con el tratamiento de inmunodepresores que tiene que seguir cualquier paciente trasplantado para no rechazar el órgano.
Jesús es uno de los 50 niños que han nacido en todo el mundo después de un trasplante de útero, operación que se ha realizado un centenar de veces. Según señala Carmona, la cirugía probada en el Clínic solo se puede hacer en una decena de hospitales del mundo. “Nos ha permitido situarnos en la primera división mundial y nos permite trabajar con una dimensión de futuro muy importante”, remarca, abriendo la puerta a aplicar la técnica probada con éxito en mujeres con factor uterino absoluto, es decir, aquellas a las que el útero no les funciona bien porque han sufrido una enfermedad o tienen alguna malformación.
“Hoy es un día de celebración que pone en valor nuestra sanidad y nuestro hospital, que intenta ser pionero e innovador”, añade su director general, el doctor Josep Maria Campistol. Según Carmona, más de 100 mujeres se han puesto en contacto con el centro barcelonés para realizar un trasplante de útero en los últimos años. Además de Franco, se ha trasplantado a otra paciente. Actualmente, dos más están en estudio.