Carlett Albert Cardona i Oriol Martí
Los fundadores de Carlett, Albert Cardona y Oriol Martí.

La marca Carlett se centra en la micromovilidad asistida

La compañía, fabricante de una nueva generación de carros de la compra que hacen la función de andadores para la gente mayor, profundiza en la digitalización de sus productos para incrementar la seguridad en los desplazamientos

Carlett es una empresa que ha transformado un utensilio doméstico como el carro de la compra en un vehículo de micromovilidad para las personas mayores haciendo una simbiosis entre el carro tradicional y los andadores ortopédicos, llamados popularmente tacataca.

La compañía y la marca se han consolidado con este producto en España y Europa, sin dejar de fabricar y vender los carros más simples destinados a todas las edades que sustituyen a las cestas y las simples bolsas de plástico para realizar la compra de proximidad.

Pero tal ha sido la acogida que ha tenido el carro andador desde su lanzamiento en el 2016 que Albert Cardona y Oriol Martí —promotores de la idea y la marca— han decidido replantear su proyecto empresarial para centrarse de lleno en la micromovilidad asistida.

La clave radica en digitalizar la compañía para que la tecnología incremente el valor añadido de los productos —“que ya nos han copiado”, lamenta Cardona– y profundizar en el segmento Health&Pharma, donde la marca ha logrado un buen posicionamiento en farmacias y ortopedias.

“Estamos trabajando en aplicaciones tecnológicas que mejorarán la seguridad e incorporarán otras prestaciones a los aparatos para facilitar los desplazamientos de los usuarios“, concreta Cardona a The New Barcelona Post. Estos avances, que deberían estar listos para el próximo año, serán también una palanca de entrada en América, desde el sur y hasta Canadá, y en algunos puntos de Asia, como Japón, China, Corea del Sur o Singapur. El nuevo plan de negocio de Carlett prevé estar presente en 46 países, en 2025.

La micromovilidad abre un abanico de opciones para entrar en nuevas líneas de negocio, según defienden los impulsores de la marca que se fundó en Granollers, con una inversión inicial de 53.000 euros. La idea surgió como un reto personal: Cardona quería encontrar una solución a los desplazamientos de su abuela de 97 años que era reacia a andar con la ayuda de un bastón cuando salía a la calle o iba a comprar y “mucho menos estaba dispuesta a coger un tacataca que para muchos mayores tiene connotaciones de invalidez o dependencia”. Y esto dio pie a la creación de Carlett.

Carlett
Las personas mayores encuentran en los carros andadoras de Carlett un sustituto al bastón para ganar seguridad en sus desplazamientos.

Inmersa en el crecimiento y en aportar valor a la sociedad, Carlett esboza varias opciones. Entre ellas, crear una línea de productos para mascotas —animales con problemas de movilidad por temas genéticos o de enfermedades u otros que se encuentren en un proceso postoperatorio— y diseñar utensilios para el transporte de productos de peso y volumen reducidos que se adapten a vehículos de micromovilidad como los patinetes o las bicicletas. “Y porque no –se pregunta Cardona– buscar un sistema que encaje en los carros de la compra de los supermercados y que evite que el consumidor tenga que vaciar la cesta para colocar los productos en el maletero de su coche y luego también los tenga que transportar de alguna otra forma hasta la cocina de su casa”.

La empresa abrirá nuevas líneas de negocio para personas, pero también se iniciará en el mundo de las mascotas

“Daremos una vuelta a hacer más cómoda la micromovilidad repensando e ideando nuevos sistemas o herramientas que respondan a las necesidades de un ciudadano cada vez más comprometido con la sostenibilidad y con la filosofía de ‘la ciudad de los 15 minutos’, que va tomando forma en todo el mundo y, en especial, en Europa”, defiende el fundador de Carlett.

La pandemia ha reforzado los argumentos de Carlett que vio cómo las ventas de carros para ir al mercado crecían durante los meses de restricciones a la movilidad y se usaban para ir a los establecimientos de proximidad o a los mercados municipales y “eran los jóvenes los que los compraban”, aseguran. Esta tendencia se refuerza en las grandes ciudades europeas de Alemania, Francia y los países nórdicos que son, a la vez, los principales mercados del carro andador de Carlett.

Carlett
A pesar de haberse fundado en Granollers, Carlett tiene sus oficinas centrales en L’Hospitalet de Llobregat.

Trasladar la fabricación a Catalunya y con fines sociales

Así, el negocio creció hasta los 2,34 millones en el 2021, “y serán tres a finales de este año”. Carlett comercializa sus productos en un total de 13 países. Las ventas en España representan un 35% de la facturación, siendo Catalunya y la Comunidad Valenciana las comunidades autónomas con más usuarios y el resto procede del continente europeo. La compañía dispone de una sede central en L’Hospitalet de Llobregat y su centro logístico, de 1.000 metros cuadrados, está ubicado en Cabrera de Mar.

Su equipo humano, principalmente integrado por perfiles profesionales como diseñadores de producto e ingenieros, está compuesto por una decena de trabajadores; una veintena si se cuentan los puestos de trabajo indirecto.

Pese a que produce en el exterior —los carros de la compra en China y los carros andadores en Taiwán—, la compañía tiene en proyecto trasladar una parte del ensamblaje y la confección a Catalunya, a partir del próximo año. “Siempre hemos diseñado y desarrollado la ingeniería del producto en Catalunya, pero con la fabricación deslocalizada”, confirma Cardona, pero admite que tiene conversaciones avanzadas con la Fundación Ared para que asuman las tareas de ensamblaje y confección textil de los productos. Esta empresa de inserción laboral y centro de trabajo para personas con discapacidad y vulnerables podría convertirse en pieza clave de la expansión de Carlett.