Antonio Ramírez Marta Ramoneda la Central
Antonio Ramírez y Marta Ramoneda, fundadores de La Central. © theNBP

La Central, 25 años superando la prueba del tiempo

La librería barcelonesa ha conseguido sobrevivir a amenazas que parecían letales como la muerte del libro en papel, Amazon y la pandemia. Afronta la celebración de este cumpleaños con la creación de un premio literario que quiere descubrir a nuevos autores de cualquier género.

Cuando a finales de los 90 Antonio Ramírez y Marta Ramoneda decidieron abrir la primera librería La Central, los tomaron por locos. Todo el mundo les decía que era un negocio sin ningún tipo de futuro y que no sobreviviría. No les hicieron caso y estrenaron el establecimiento de la calle Mallorca en marzo de 1996. Dos años más tarde ya se les había quedado pequeño y lo ampliaron con un piso superior. En el año 2003 llegó La Central del Raval, a la que seguirían la del Museo Reina Sofía (2005) y la de Callao (2012) en Madrid y la del Museu d’Història de Barcelona (2008), demostrando que vender libros salía rentable.

Con la celebración de su primer cuarto de siglo, ambos libreros recuerdan cómo la superstición que alertaba que las librerías no eran viables no ha sido la única que los ha perseguido durante estos años. También apareció la amenaza que el libro de papel tenía los días contados frente al ebook, sentencia que ha calado en el imaginario popular desde la primera década de los 2000. Ante este panorama, Ramírez y Ramoneda veían como los bancos no les daban créditos porque, claro, el libro estaba a punto de ser superado por una nueva tecnología. Como defiende Irene Vallejo en El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo, el libro ya ha superado la prueba del tiempo, como no lo han hecho de momento los casetes, las películas VHS o los DVD, reivindicándose como un corredor de fondo. “Cada vez que hemos despertado del sueño de nuestras revoluciones o de la pesadilla de nuestras catástrofes humanas, el libro continuaba ahí, intacto. Tal y como dice Umberto Eco, pertenece a la misma categoría que la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras. Una vez inventados, no se puede hacer nada mejor”, expone la escritora zaragozana en el prólogo de su ensayo sobre la larga historia de este objeto.

La tercera plaga que todavía no ha hecho sucumbir a La Central ha sido el comercio electrónico y, especialmente, Amazon. Ramírez explica que su respuesta ha sido potenciar las librerías como espacios culturales, donde hay libros, pero también se hacen actividades y se puede tomar algo en el bar. Asimismo, su web ha ido mejorando, manteniéndose siempre como un complemento a la experiencia presencial que ofrecen en sus cinco establecimientos. Hoy por hoy, las ventas de libros a través de su página web solo representan un 4% del total, un porcentaje que, a pesar de que es superior respecto al 1% de hace dos años, continúa siendo bajo.

Tampoco ha podido con La Central un hecho que antes parecía tan distópico o de otra época como una pandemia. La covid, el confinamiento y las restricciones no han hecho más que fortalecer la relación entre los lectores tradicionales y los libros, además de captar a nuevos adeptos, que han visto como la ficción era la única opción de ocio disponible durante meses. Por ejemplo, Ramírez señala como durante la primera ola detectaron la llegada de vecinos del Eixample a la librería de Mallorca que nunca antes habían ido o como han empezado a tener un público más joven que les pide un nuevo tipo de lecturas.

Tampoco ha podido con La Central un hecho que antes parecía tan distópico o de otra época como una pandemia

Después de haber sobrevivido a todas las maldiciones, La Central cumple 25 años viendo que ya no están solos y otras librerías independientes han ido apareciendo en Barcelona y su área metropolitana, sobre todo en los últimos años. Llegando a la veintena, lo más importante para Ramírez es que solo ha cerrado una, evidenciando que hay público y el sector se ha consolidado. “Se ofrece riqueza y variedad a los lectores, pero también a las librerías, y se demuestra que se puede comprar de otro modo”, remarca el librero. De hecho, defiende que “Barcelona puede estar muy orgullosa de tener una red de librerías tan potente”, con uno de los panoramas más ricos y variados de toda Europa.

Para celebrar todo esto, la librería barcelonesa ha creado un premio literario que quiere descubrir a nuevos autores con obras que sean inéditas y no demasiado largas. El premio literario será la actividad principal que La Central hará en este 25º aniversario, que culminará durante el mes de abril de 2022 con una gran fiesta y la selección del ganador. Habrá dos modalidades —castellano y catalán— y no se hará distinción de género literario. Lejos de las cifras astronómicas de otros galardones, la dotación será de 4.000 euros. Los textos se pueden presentar desde este miércoles hasta finales de febrero del año que viene.

El jurado del premio estará formado por libreros y editores. En este sentido, La Central publicará las obras ganadoras en una edición limitada que se pondrá a la venta exclusivamente en sus librerías y, una vez vencida la vigencia del contrato, las editoriales que forman parte del jurado tendrán opción preferente para publicarlos. Acantilado, Anagrama, Blackie Books, Libros del Asteroide, Giangiacomo Feltrinelli Editore y Sexto Piso son las que forman parte del jurado de la modalidad en castellano y Anagrama, Arcàdia, Galaxia Gutenberg, Edicions del Periscopi y Raig Verd, las de la modalidad en catalán.

La Central Raval
Entrada a la Central del Raval, ubicada en la calle Elisabets. © Núria Solsona