¿Qué os parece si hacemos un poco de memoria? Aunque seguramente muchos barceloneses no lo sepáis, Barcelona tiene un Memorial Permanente del Sida. Se inauguró en abril de 2003, coincidiendo con el décimo aniversario de la ONG y promotora del Memorial del Sida en Barcelona Projecte dels NOMS. El monumento, diseñado por la arquitecta Patrizia Falcone con la participación del jardinero Lluís Abad, está ubicado en un lugar discreto y hermoso de la ciudad, el Jardín de Aclimatación de Barcelona del Parque de Montjuïc. Lo conforma un sencillo parterre de losas alargadas de piedra, en cuyo centro se levanta un olivo y, en su interior, está escrito un poema de Miquel Martí i Pol.
Una vez al año, familiares y amigos de personas fallecidas a causa del sida, cada día más mayores, así como una representación de la sociedad civil, partidos e instituciones, se reúnen para recordarlos conjuntamente y, al mismo tiempo, afianzar el compromiso de la sociedad civil con la lucha contra la pandemia. Este sábado, 21 de mayo, volverán a subir hasta Montjuïc y volverán a dejar flores en el Memorial Permanente del Sida mientras leerán en voz alta el nombre de aquel amigo, amante, pareja, hermano, hijo, padre o madre que murió a causa del sida.
En tanto que homosexual y, por lo tanto, miembro de uno de los colectivos más afectados por el sida, siempre me he sentido especialmente convocado a colaborar con iniciativas comunitarias encaminadas a luchar contra una pandemia que, en poco más de tres décadas, ha causado la muerte a cerca de 39 millones de personas en todo el mundo y sufrimiento a muchos millones más. Porque el VIH/sida no sólo ha comprometido y compromete la salud de muchas personas, sino que en mayor o menor medida nos ha condicionado la sexualidad a prácticamente todos.
Si os queréis hacer una idea de lo que supusieron los primeros años del sida especialmente para el colectivo homosexual os invito a leer algunas de las historias que familiares y amigos de personas fallecidas por esta enfermedad hace ya veinte o treinta años en Estados Unidos comparten a través de la cuenta de Instagram de The AIDS Memorial (@theaidsmemorial). Me provoca una mezcla de tristeza y rabia infinitas contemplar las fotografías y leer los testigos de tantas vidas descabezadas prematuramente por la pandemia. Tantos chicos sonrientes y llenos de energía y ganas de comerse el mundo que en muchos casos habían dejado atrás pueblos y familias para ser libres y felices en ciudades como San Francisco, Los Ángeles o Nueva York y que acabaron muriendo jovencísimos y, en algunos casos, terriblemente solos. Una tragedia.
Más memoria: En 2016, coincidiendo con el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, el Museu d’Història de Catalunya recibió el Tapiz Memorial del Sida, una composición hecha con telas individuales que contienen los nombres de personas fallecidas a consecuencia de la enfermedad, confeccionados por familiares y amigos. Una forma de garantizar que las pérdidas humanas que ha causado el sida y la lucha por hacerle frente tendrán un lugar destacado en la historia de nuestro país.
En esta historia también tiene un papel destacadísimo el Dr. Bonaventura Clotet, médico e investigador comprometido con el combate de la pandemia desde el primer momento y buscador incansable de una vacuna para el sida. En este sentido, es especialmente relevante la creación, en 1995, de Irsicaixa, un instituto de investigación en VIH/sida de referencia internacional capitaneado por el Dr. Clotet, fruto de la colaboración entre La Caixa y el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. Sin duda, un caso de éxito de la colaboración público-privada. Como esto de jugar en la primera liga mundial de la investigación es carísimo, paralelamente el Dr. Clotet se ha ido inventando saraos para recaudar fondos. El más exitoso de todos es la gala People in Red que, este año, tendrá lugar el próximo 2 de junio.
Han pasado más de cuarenta años de los primeros casos de sida detectados en nuestro país. Sería casi de justicia poética que las personas que tuvieron que sufrir los años más oscuros del sida también pudieran ver su fin. Estamos efectivamente muy cerca porque el tratamiento antirretroviral convierte el virus en indetectable y, por tanto, intransmisible. La PrEP o pastilla preventiva del VIH también está ayudando muchísimo a acabar con el sida. De todas formas, en Catalunya cada año se infectan de VIH unas 600 personas. Ojalá que pronto el sida sea únicamente una pieza de museo.