La mejor carta de vinos

Es bien cierto que, con frecuencia, actuamos como un país acomplejado. La prueba la tenemos, por ejemplo, en cómo nos la dejamos jugar por los italianos y su mediocre Prosecco. Un vino espumoso que sin la base y el rigor del cava, de los Corpinnat o de los Clàssic Penedès, ha reventado una parte del mercado de exportación de los espumosos catalanes. Un peor producto, a mejor precio. ¿Cómo es posible? Se trata de uno de los misterios que todavía nadie me ha aclarado. Como diría nuestro entrañable José Mourinho: “¿Por qué?”.

Tampoco se ha estudiado nunca el fenómeno de la entusiasta fidelidad de muchos catalanes a los vinos de la DO Rioja. Es cierto que durante muchos años la ausencia o el número reducido de vinos catalanes que podían competir de tú a tú favorecía a los Rioja. Pero hace ya años que gracias a la DO Priorat las cosas se han ido nivelando. Sin embargo, hay que saber que en términos de consumo interno, en Catalunya, sólo la suma de los vinos de todas las DO catalanas logra ganar en cantidad al apreciado vino vasco-español.

Otro misterio: ¿Por qué después de tantos millones y millones de turistas entrando y saliendo por nuestras carreteras, aeropuertos y puertos no hemos sido capaces de venderles nuestro vino y nuestro cava amén de muchos otros productos y vicios saludables? Por suerte, este problema empieza a tener solución, ya que, desde 2007, la Associació Vinícola Catalana, integrada por unas cuantas denominaciones de origen y asociaciones de sumilleres con el apoyo de la Generalitat, entrega los premios Cartaví. Unos galardones que reconocen a los restaurantes y restauradores catalanes que tienen las mejores cartas de vino de las Denominaciones de Origen del país.

Alguien podrá decir que es poca cosa, pero captar la atención de los turistas que vienen a nuestro país y que graben en su consciente e inconsciente las marcas y las variedades de nuestros vinos es la mejor inversión que podemos hacer para garantizar una óptima exportación. ¿Cuántas veces hemos estado en comarcas como el Baix Empordà o el Tarragonès y comprobado en muchos restaurantes como en sus cartas los mejores vinos blancos eran de la DO Rueda? O, ¿cuántas veces nos han intentado colar un Albariño por la fuerza? Por no hablar del sinsentido que nos dio hace unos años con el Beaujolais nouveau. La mayor parte de este vino joven que llegaba a nuestras mesas no alcanzaba la calidad de un vino joven del Empordà.

Es fundamental que conozcamos los productos del país, de proximidad, que sepamos el valor añadido que tienen detrás, la técnica, el origen, la historia única que hay dentro de cada botella de vino. Y, sin duda, los mejores prescriptores de nuestros productos son los restauradores, sus camareros, jefes de sala y, evidentemente, los sumilleres. Solo así aprovecharemos el potencial del turismo que aterriza en nuestra casa. Un turismo, ahora en horas bajas, pero que, sin duda, como las golondrinas, volverá.

Es fundamental que conozcamos los productos del país, de proximidad, que sepamos el valor añadido que tienen detrás, la técnica, el origen, la historia única que hay dentro de cada botella de vino

La iniciativa de reconocer a los restaurantes catalanes que realizan un esfuerzo para tener la mejor carta de vinos representativos del país es más que loable. Es un ejemplo de cómo trabajar para lograr la excelencia y la promoción de los productos de proximidad. Los premios anuales congregan a centenares de restaurantes, pero no es suficiente. Es tan buena la idea que necesita de mucha más difusión y convertirse en una fiesta imprescindible. Y lo que vale para el vino, vale para todos los productos del país, comenzando por un sector que está despertando poco a poco como el de los elaboradores de queso.

Es un pecado no aprovechar el escaparate al mundo que representa el turismo. Una venta bien hecha en la carta de un restaurante equivale a más de media promoción comercial en el exterior. El sueco o la alemana que entren en una tienda de vinos en Estocolmo o en Maguncia reconocerán, a simple vista, las DO catalanas. Sabrán de qué les están hablando. Identificarán las variedades. El trabajo bien hecho siempre tiene recompensa.

Los restaurantes son clave para la promoción de nuestros vinos.

¿Esto es aplicable a todo el turismo? ¿Alguien se imagina a unos ingleses de Newcastle, rojos como gambas, con pantalones cortos y chancletas en una terraza de la Rambla de las Flores de Barcelona catando una copa de Pansa Blanca de Alella? ¿O que tuvieran en la mesa una Garnacha blanca de la Terra Alta en lugar de un cubo de sangría? ¿Por qué no? Cuando nos llenamos la boca sobre la necesidad de dignificar el modelo turístico no sabemos exactamente qué comporta realizar este cambio. Comporta cambios como éste. Si des del Ayuntamiento de Barcelona, con razón, se quiere cambiar el modelo de las Ramblas, hay que empezar por realizar este tipo de pequeños cambios.

La suma de pequeños cambios acaba generando una revolución. Es el ejemplo que explica Malcom Gladwell sobre cómo el Ayuntamiento de Nueva York logró reducir espectacularmente la violencia en el metro en los años noventa. Empezó por limpiar todos los cristales y los vagones de grafitis. Es la llamada teoría del cristal roto. Si los vagones y las estaciones de metro están limpios, impolutos, los usuarios se lo piensan dos veces antes de tirar un papel al suelo.

La iniciativa de reconocer a los restaurantes catalanes que hacen un esfuerzo por tener la mejor carta de vinos representativa del país es más que loable

El día en que en los restaurantes del aeropuerto y en las terrazas de las Ramblas de Barcelona, así como en las de Salou o Blanes, por poner un ejemplo, se ofrezca y promocione por parte de los restauradores y su personal el vino del país estaremos más cerca de tener un turismo de calidad. Turismo, restauración y productos del país deben ir de la mano. Todos ganamos, no hay duda. Por esto, hace falta saludar, promocionar y engrandecer esta magnífica propuesta de los premios Cartaví, que ya van por la décima edición. Hacen falta más iniciativas como esta y, seguramente, sobran estudios y planes sectoriales.

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