¿Vivimos en mundos paralelos? Sí, vivimos en mundos paralelos. ¿Quién? Todos, bastante, y no hablo sólo en clave política. La tecnología que nos debía acercar a todo el que quisiéramos, de punta a punta del planeta, nos ha abierto una puerta a probarlo, pero también, para quien lo quiera, nos ha puesto al alcance la opción de aislarnos como nunca. A través de la tecnología, puedes estar hiperconectado con una burbuja y puedes vivir al margen de un montón de otros mundos, aunque sus “habitantes” los tengas cerca. A mí me ha pasado con los gamers.
No creo que haya jugado en mi vida a más de uno o dos videojuegos, y en muy pocas ocasiones. Es un mundo que nunca me ha dicho nada. Y el caso es que estoy rodeado de personas queridas que lo viven completamente a la inversa. Pero la mayor parte del tiempo, para mí, ese frente es como si no existiera. ¿O quizá debería escribirlo en pasado?
Hace unos días, empecé a preparar uno de los Moments Estel·lars que conduzco para el The New Barcelona Post, esta vez sobre la Barcelona capital del gaming, y cabe decir que de la mano de Montse Puig y de Pasqual Batalla, ya entonces, en conversación previa a la entrevista en CASA SEAT, empecé a conocer, en toda su dimensión, un mundo que no sólo es importante en el día a día de muchas personas que “viven” ahí, sino también para mi ciudad y su economía.
Una industria que mueve más volumen de negocio que el cine y la música juntos no puede ignorarse. Puedes no participar, pero debes ser consciente de las implicaciones que formar parte de ello en clave de ciudad y de país puede comportar, en positivo, para el progreso de la economía y de la promoción del talento. A esto último se dedica Puig, desde Barcelona & Partners y, de todo ello, es conocedor de hace años, Batalla.
Además, ríete de las míticas “galaxias” que en La Vanguardia han elaborado clásicamente para explicar espacios políticos y sus protagonistas. Las tipologías de juegos son múltiples según plataforma, mecánica de juego o tipo de negocio, entre otras opciones de distinción. No se puede descartar que alguno de estos micro-mundos pueda acabar enganchándonos. O sí.
Pero, a partir de ahí, además, de que algunos de los videojuegos más famosos, como Candy Crush o Dragon City, se hayan hecho total o parcialmente en Barcelona, seas de su parte juguetona o no, como barcelonés y como catalán te debe interpelar seguro, y en clave de orgullo.
Les dejo aquí los enlaces para poder recuperar la conversación por Spotify o Youtube.
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