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o ha sido fácil concertar una conversación con Joan Miquel Oliver. Después de varios cambios de agenda, lo pillamos en el aeropuerto del Prat, a medio camino de una operación retorno entre Lleida y Palma. Y justamente, en su nuevo álbum Elektra, hay una pieza que habla de la capital de la comarca de Lleida, el Segrià. Se llama Me’n vaig a viure a Lleida—Me voy a vivir en Lleida. Según explica su autor, “esta canción la escribí el día 2 de octubre del año pasado tras las cargas policiales en Cataluña. Yo estaba en Barcelona, las vi, y flipé. Al día siguiente, cuando ya estaba en casa, comentando con un amigo, me dijo: vaya mierda, yo me voy a vivir a Lleida… me voy allí, quiero vivir solito y no quiero saber nada de esta historia. Me hizo gracia eso de “me voy a vivir a Lleida”, como si Lleida fuera Marte. Y escribí un tema sobre este día tan lamentable”.
Elektra cierra una trilogía iniciada en 2015 con Pegasus, y que continuó con Atlantis en 2017. Los tres discos comparten portada del pintor Albert Pinya, pero más allá de este hecho hay otros elementos en común: “Surfistes en càmera lenta (2005 ) y Bombón mallorquín (2009) fueron un poco como un tanteo. Pegasus fue mi primer disco tras la disolución del grupo Antònia Font, era como que ya iba en serio. Yo creo que podemos definir Pegasus como paisajismo, Atlantis como los personajes dentro de este paisaje, y Elektra es más la primera persona. Son temáticas combinadas. En cuanto al aire del disco –continúa mientras una voz megafónica anuncia vuelos a puntos insospechados— pienso que Elektra vendría a ser una síntesis de los dos trabajos anteriores: el primero era más cercano, el segundo más épico, y éste tiene profundidad y proximidad al mismo tiempo”.
“A veces una canción puede ser algo muy complicado, pero en otras ocasiones también puede ser muy sencilla –plantea–. Yo he experimentado mucho con ello. Habré escrito unas 200 canciones y lo he querido probar todo, desde hacer temas muy elaborados y tardar un mes en cuadrar la última sílaba, hasta plantearme hacer cinco en un día”
Si Oliver cocinó los dos primeros volúmenes de la trilogía solo en el estudio, esta vez lo ha hecho con el teclista Jaume Manresa (ex-Antònia Font) y el batería Xarli Oliver, que le han acompañado en los directos los últimos años, y que firman con él la producción del trabajo. “Con Atlantis –explica el músico– terminé de finiquitar mi relación con los sintetizadores, que es un trabajo muy solitario, muy de laboratorio. Después de 150 conciertos con Xarli y con Jimmy, tenía ganas de dejar reflejadas de alguna manera todas las improvisaciones que habíamos conseguido en directo. No buscaba tanto un sonido como una experiencia, que la música que ellos tienen aportara cosas, el simple hecho de tocar y grabar con ellos”. La voz de Joana Gomila en cuatro temas completa la nómina de asociados de la producción. “Joana –elogia– es una tipa que tanta música en la cabeza y en el corazón! Es una crack, flipé! Ella no piensa, se mete a cantar y lo hace de maravilla. Y digo que no piensa en el buen sentido de la palabra, eh?”, matiza.
Joan Miquel Oliver reivindica las virtudes de las canciones. “A veces una canción puede ser algo muy complicado, pero en otras ocasiones también puede ser muy sencilla –plantea–. Yo he experimentado mucho con ello. Habré escrito unas 200 canciones y lo he querido probar todo, desde hacer temas muy elaborados y tardar un mes en cuadrar la última sílaba, hasta plantearme hacer cinco en un día. De estas canciones, de las que haces cinco en un día, las llamo cancioncillas: son cosas simpáticas, cercanas y humanas, con las que todo el mundo se puede identificar. No son una tesis ni una actividad intelectual. Son espontáneas, con un lenguaje natural. Y diría que en Elektra eso es lo que prima: canciones que se han hecho rápidamente, sin pensar mucho, buscando la espontaneidad y una comunicación con los que las escuchan lo más directa posible”.
“Ahora ha surgido mucha literatura feminista que me interesa mucho. La verdad es que estas tías rompen mucho los esquemas, y con mucha razón. Nos queda mucho por aprender, se debe hacer este esfuerzo para ver esta parte más femenina del mundo y avanzar hacia la igualdad efectiva”
Con todo, no debemos confundir la sencillez que reivindica Joan Miquel Oliver con la simplicidad. Las canciones de Elektra han sido hilo realizadas con todas las exigencias, y en no pocos casos suscitan reflexiones sociales interesantes. Veamos un par de ejemplos, empezando por la pieza que da título al álbum: “Ahora ha surgido mucha literatura feminista que me interesa mucho. La verdad es que estas tías rompen mucho los esquemas, y con mucha razón. Nos queda mucho por aprender, se debe hacer este esfuerzo para ver esta parte más femenina del mundo y avanzar hacia la igualdad efectiva. También me interesa mucho la mitología, y pensé que el mito de Electra es mil por ciento actual”. Otra pieza del álbum, Hipotèrmia, nos presenta un personaje homónimo bien peculiar: “Hipotèrmia –señala el autor– es una chica que sufre mucho. Siempre tiene frío, y como es tan extraña no tiene amistades, la gente la mira mal. Es una persona discriminada, como otros somos discriminados por ser demasiado altos, demasiado bajos o lo que sea. El tema habla de las discriminaciones, y eso lo mezclo con la mitología, situando Hipotèrmia como una diosa del Olimpo. Es un canto contra la discriminación que también habla de la discapacidad térmica, ¡ja, ja ja!”.
Feminismo, personas marginadas… Podemos ver una vertiente política en la última obra de Joan Miquel Oliver? El interesado no huye de la cuestión: “Si estar en contra de la discriminación o del patriarcado es política, sí. O si lo es hablar de los hechos del 1 de Octubre, que me parecieron una bestialidad, indignantes. Es que las cosas han cambiado mucho desde los años noventa. Hay circunstancias que nos deben hacer pensar, y reivindicaciones que para mí tienen todo el sentido”, remacha nuestro Marcianito del Olimpo.