Imma Prieto Museu Tàpies
La directora del Museo Tàpies, Imma Prieto. © Roberto Ruiz
ENTREVISTA A IMMA PRIETO

“Falta más presencia de Tàpies en Barcelona”

La comisaria e investigadora Imma Prieto (Vilafranca del Penedès, 1976) hace más de un año que dirige la Fundación Antoni Tàpies, reconvertida este verano en el Museo Tàpies. Su entrada coincidió con el inicio del Centenario Tàpies, una conmemoración dedicada a reivindicar la trayectoria del artista, con el protagonismo de la gran exposición retrospectiva que se puede ver en la sede de la calle Aragó.

Prieto, previamente directora del museo de arte contemporáneo de Palma Es Baluard, defiende la vigencia de la mirada de un artista que se definía como realista más allá de la apariencia superficial, en un mundo donde las guerras continúan y los móviles enajenan a todo el mundo. “El centenario es un homenaje a un pasado, pero, sobre todo, es una oportunidad de abrirnos al futuro haciéndonos preguntas que interpreten el presente. Tàpies pensaba el tiempo de una manera no lineal: este pasado, presente y futuro como un instante eterno”, sostiene la experta. 

— ¿Qué tenemos que saber de Tàpies?

— Es un artista de la segunda mitad del siglo XX. Esto quiere decir que es heredero de ciertas manifestaciones más ancladas a las vanguardias. La herencia más clara es la surrealista, que ya queda vigente en algunos de los símbolos que aparecen en Dau al set y en cómo configura sus composiciones, sobre todo las más tempranas. Sea un autorretrato u otra cosa no puede escapar del tiempo en el que le ha tocado vivir. A la vez también es coetáneo de ciertas tendencias informalistas o de expresión abstracta del arte povera de Italia, donde la materia tiene un peso muy importante, pero, todo esto, lo hace muy suyo. Tàpies creó un lenguaje muy personal y él mismo lo fue evolucionando. Pero hay un punto que siempre está en sus trabajos, que es el pensar. Y, de hecho, así nos lo dice con uno de los textos que escribe para Cavall Fort, que, curiosamente, ya nos indica su voluntad en cuestiones más pedagógicas. Él invita a jugar, mirar y pensar. Por lo tanto, entiendo todo su legado como algo que se tiene que ir pensando constantemente, pero que también lo tienes que pensar en relación al mundo. El objetivo, no solo del centenario, sino de mi proyecto, es pensar el legado de Tàpies como una acción ensayística y mirar el mundo de hoy desde Tàpies.

— ¿En qué nos puede ayudar hoy?

— En su posicionamiento sociopolítico de no callarnos. Hizo muchos homenajes a los maestros, pero también se posicionó contra la dictadura, estuvo presente tanto en el cierre de Montserrat como en la Caputxinada. No sabemos qué hubiera dicho o hecho hoy sobre la paz y la guerra, pero sí que sabemos que hubiera dicho o hecho algo. Para él, no había individuos sin sociedad. Es curioso que ya se plantee esta relación del arte con la comunidad. Fue una persona activa y de todo esto se puede aprender, más hoy que cada vez somos ciudadanos más dormidos, como zombis, una masa de gente que ya no va a la fábrica pero sí a las pantallas. Hay muchas cuestiones de las que podemos aprender de Tàpies, incluso a nivel formal, si analizamos muchas de sus primeras obras y pensamos como fue de los primeros en reutilizar objetos y repensar los usos de los materiales. Hoy en día le llamamos reciclaje y él fue un pionero.

— ¿Crees que Barcelona aprecia suficiente su figura?

— Está desdibujado, pero la ciudad tiene ganas de Tàpies. Un centenario siempre ayuda, es un momento de conmemorar y se le reconoce. Pero sí que creo que falta más presencia de Tàpies en el espacio público de Barcelona. Además, hace falta que se vuelva a estudiar a Tàpies. Nos vinieron a visitar unos alumnos de máster y, a la pregunta, ¿Qué sabéis de Tàpies? ¿Lo habéis trabajado?, dijeron que no. Si no está en los planes de estudio, está claro que cae en el olvido. Esto es preocupante, hay que volver a incorporar a Tàpies en los contenidos y que esté en el centro de los debates.

“Hace falta que se vuelva a estudiar a Tàpies. Si no está en los planes de estudio, está claro que cae en el olvido”

— ¿Cuál es tu relación con Tàpies?

— Empieza en la época universitaria porque, precisamente, donde estudié, en la Universitat de Girona (UdG), existe la Cátedra de Arte y Cultura Contemporáneos, en la que se trabaja mucho a Tàpies y está dirigida todavía hoy por la María-Josep Balzac, colaboradora del Museo Tàpies. Se hicieron seminarios, actos entre las dos entidades y el mismo Tàpies nos había llegado a visitar. Dicho esto, yo tengo una aproximación a su arte como investigadora, nunca lo conocí personalmente, soy la primera directora del Museo Tàpies que no lo ha conocido, supongo que también por edad. Mi relación es, sin duda, en un primer momento de admiración.

— ¿Por qué?

— Por tener muy claro que es uno de los grandes artistas, de estos que tiene muchas más cosas a decir y que no te lo acabas. Recuerdo pasarme horas solo mirando una de sus obras. Cuando empiezas en el mundo del arte contemporáneo, lo primero que aprendes es que nunca podrás saberlo todo a pesar de que, cuanto más veas, más instantáneo será el diálogo. Además, diría que es una cosa no racional, es más instintiva. Es como todo, por ejemplo, con la música, tienes que educar el oído para escuchar depende de qué. Hay un tipo de conocimiento que pasa por la mirada y que el cerebro se activa más rápido cuanto más has visto. Por eso cansa todavía tener que responder el típico comentario de “Ay, el arte abstracto no se entiende”.

Antoni Tàpies Estudio Barcelona
Antoni Tàpies en su estudio de Barcelona en 2002. © Teresa Tàpies Domènech

— Pero costar, cuesta.

— Está claro, pero, es lo que te digo, ¿tú esperas entender la última ley en física cuántica de buenas a primeras? Pues no creo. ¿Cómo funciona el universo? ¿Cómo funciona el interior de un átomo? Necesitamos información y con el arte pasa lo mismo. ¿Por qué le pedimos menos al arte? A veces, con el arte nos pasa que nos pensamos que aquello que entendemos un poco es porque identificamos la figura, sobre todo con el arte figurativo. No, no necesariamente. Es como, si un poema, lo entiendes porque entiendes las palabras. Un poema siempre va más allá. Esto lo tenemos muy claro. Es igual que una buena novela. No es solo el sentido literal de las palabras lo que te da los significados ocultos que hay detrás. Lo que te lo da es un trasfondo, una manera de entender unos espacios, unos contextos, unos personajes, a partir de los cuales tú vas creando nuevas imágenes. Y el arte también genera nuevas imágenes en tu cabeza, imágenes de la realidad, imágenes sobre ti mismo. Por eso el arte es una ventana. Yo no sé cuál es la definición de arte y no haré en un minuto lo que no se ha hecho aún a día de hoy, pero si algo representa es una ventana al pensamiento de alguien y a la visión que tiene sobre el mundo.

— ¿Queda algo por descubrir de Tàpies?

— Entenderlo, ya se le entiende. Saberlo todo es otra cosa. Cada época dirá cosas nuevas porque lo que cambia es la mirada del que mira. De aquí la vigencia de sus obras. Es como Goya o Picasso. Ahora pienso mucho en los grabados de Goya y, desgraciadamente, no están nada alejados de la barbarie que está ocurriendo en Gaza.