Imma Amat Amigó es empresaria. De toda la vida. De piedra picada. Creció en Sant Just rodeada de empresa y cultura. Tiene anécdotas de juventud en el Ateneo con Ovidi Montllor, Raimon o Gabriel García Márquez. Militó en el PSUC de forma clandestina y estudió Derecho. Así lo decidió Concepció Amigó. Su madre y su gran referente que se hizo cargo de la familia y la empresa con tan sólo 25 años. La pasión por la empresa le viene de familia y la familia vive ahora la pasión por la empresa.
Imma Amat Amigó es presidenta de Amat Immobiliaris y está vinculada e implicada con FemCat, Fidem, RACC, Eada, ICO, Egarsat, Grupo 7 o Consolat del Mar, entre otros. Aprendió a esquiar con 40 años y le gusta cerrar los actos con un poema de Maria Mercè Marçal: “A l’atzar agraeixo tres dons: haver nascut dona, de clase baixa i nació oprimida. I el tèrbol atzur de ser tres voltes rebel”.
— Estudió Derecho y militó en el PSUC.
— De forma clandestina. El primer encuentro con un miembro del PSUC era a ciegas. Nos dijeron a mi marido y a mí que fuéramos a un bar de Sant Just con un saco de dormir y el Tele/eXpres. Me encontré con un vecino que iba conmigo a la universidad y hacía Económicas.
— ¿Por qué decidió ser empresaria del mundo inmobiliario?
— No lo decidí… [Ríe]. Cuando éramos pequeñas ya nos decían que debíamos estudiar para continuar en la empresa. Hice la Comunión y mi madre ya me decía que tenía que estudiar Derecho. Luego, me buscó trabajo en un despacho de abogados lejos de casa para aprender Derecho y aprender a ser mandada.
— Perdió a su padre por una leucemia cuando tenía sólo dos años.
— Condicionó mucho nuestra historia familiar. Cuando las mujeres de esa época se casaban tenían que dejar de trabajar por ley. Se casaban, tenían hijos y eran amas de casa. Mi padre era muy emprendedor y cuando murió todo cambió.
— Su madre cogió las riendas de la empresa.
— Volvimos a vivir con los abuelos. En casa había mucha familia y cuatro niños. Aprendí a espabilarme y gestionar. Eso sí, cuando salía tenía que pedir permiso a todo el mundo. Tengo muy buen recuerdo de esa época.
— Una época compleja para su madre…
— Mi padre tenía 80 clientes y mi madre perdió la mitad cuando empezó por el hecho de ser mujer. Tenía 25 años y tuvo que realizar las primeras visitas acompañada por su hermano. Salió adelante. Yo era muy pequeña, pero ya me daba cuenta de según qué cosas e iba con ella a cobrar los alquileres. Yo hago lo mismo con mi nieto que me recuerda mucho a mí.
— El liderazgo femenino de la familia Amat.
— El único liderazgo durante muchos años ha sido el femenino. Me dejó huella el mayo del 68, los movimientos feministas y el primer congreso de mujeres de Barcelona. Cuando eres joven piensas que puedes cambiar el mundo y en ese momento teníamos a mujeres como Montserrat Roig o Magda Oranich.
Me dejó huella el mayo del 68, los movimientos feministas y el primer congreso de mujeres de Barcelona
— Referentes.
— Eran muy valientes. En la Cerdanya todavía guardo una gran colección de libros feministas. Entonces no hablábamos de estar empoderadas, pero sí de ser valientes y salir adelante.
— ¿Cómo ha evolucionado el feminismo?
— El feminismo tiene una línea ascendente, pero va a oleadas. Cuando las cosas van muy bien a nivel económico, las mujeres retrocedemos y bajamos la guardia. Es entonces cuando hacemos cosas que habíamos prometido no hacer.
El feminismo va a oleadas, pero con una línea ascendente. Cuando las cosas van muy bien a escala económica, las mujeres retrocedemos y bajamos la guardia
— ¿Por ejemplo?
— En la época de 2006 todo iba fantásticamente bien. Conozco a mujeres que habían hecho carrera, pero dejaron de trabajar porque sus maridos se ganaban muy bien la vida y eso que ellas decían años antes que no dejarían de trabajar. Esto es muy peligroso porque la economía tiene retrocesos. Con los movimientos sociales también ocurre.
— ¿Cómo se consigue que la familia esté al servicio de la empresa?
—No es fácil… No todo el mundo en cada familia está interesado en la empresa. Sin embargo, cuando la empresa es pequeña, todo se vive más de cerca y la involucración es mayor. Tienes que verlo claro, ser objetivo y no cargarte la empresa.
— Dicho así parece incluso fácil, pero no lo es…
— Tienes que tener claro el sucesor, trabajar el relevo y no poner en riesgo las relaciones familiares o la supervivencia económica de la familia. Tienes que tener una visión compartida y saber hacia dónde vas. En Amat hacemos una reflexión conjunta cada dos años para pensar hacia dónde queremos que vaya la empresa. Ahora le llaman plan estratégico y lo hace mi hijo Guifré.
Tienes que tener claro al sucesor, trabajar el relevo y no poner en riesgo las relaciones familiares o la supervivencia económica de la familia
— ¿Hasta dónde llega la familia y hasta dónde llega la empresa?
— No lo hemos llevado demasiado bien y yo todavía peor que mi hermana Joana. Me ha apasionado siempre mucho la empresa y quizás le dedico muchas más horas de las que me corresponden. He encontrado a una pareja que ha sido capaz de entenderlo y compartirlo. Cuando voy a los institutos les digo a las chicas que hagan un buen casting porque eso también ayuda.
— En su casa siempre han apostado mucho por la cultura.
— Hemos estado muy vinculadas al Ateneu de Sant Just y cuando éramos jóvenes hacíamos mucha vida cultural en el pueblo. Nuestra madre nos dejó mucho margen para hacer cosas y equivocarnos. En el Ateneu más de lo mismo. Una vez hicimos un recital con dos figuras como Manuel Gerena y Ovidi Montllor. También vinieron Raimon o Serrat cuando todavía eran muy poco conocidos.
— Convertisteis el Ateneu en Macondo.
— Hacíamos unas charlas culturales y nos dijeron que habláramos con Mario Vargas Llosa. Él no podía venir y nos dijo que en su casa había un chico que nadie conocía y que se llamaba Gabriel García Márquez.
— ¿Empresa y cultura deberían ir más de la mano?
— La cultura —sin recursos— es difícilmente viable por sí sola, siempre que no tenga un Estado capaz de subvencionarla. El mundo empresarial debe ayudar. En Catalunya tenemos una importante tradición de mecenazgo y eso que la fiscalidad no ayuda demasiado.
La cultura —sin recursos— es difícilmente viable por sí sola, siempre que no tenga un Estado capaz de subvencionarla. El mundo empresarial tiene que ayudar
— ¿Barcelona tiene un problema de vivienda?
— Barcelona tiene un “problemón” de vivienda. Hablamos mucho de movilidad, pero el mayor problema que tiene Barcelona es la vivienda. La movilidad castiga el día a día, pero con la vivienda nos va la vida. Hay gente joven que ha estudiado, tiene trabajo y cobra un sueldo, pero no puede alquilar un piso, tener pareja o independizarse. Está fuera de lugar en pleno siglo XXI.
La movilidad castiga el día a día, pero con la vivienda -es el mayor problema que tiene Barcelona- nos va la vida.
— ¿Oferta y/o demanda?
— De oferta, hay tanta demanda como quieras. Existe otro problema gravísimo que es el funcionamiento de la administración pública…
— ¿Falta de voluntad política?
— El problema existía antes de Ada Colau, pero hacer vivienda pública es aún más complicado que hacerla privada. Hay que realizar un concurso para todo, que encima se dilata en el tiempo. No es sólo una cuestión de dinero, sino de tiempo.
— ¿Y cómo lo solucionamos?
— ¡De muchas maneras! La más importante: hacerlo más fácil. ¿Cómo? Facilitando la colaboración público-privada. El público y el privado parecen dos enemigos, pero hay que sentar unas buenas bases y que se cumpla el pacto. Hay que resolver la eficiencia de la administración. Cada nuevo paso es más complicado que el año anterior. Si juntamos la normativa estatal, la comunitaria y la municipal… Hay que ser valiente a la hora de tomar decisiones.
— ¿Nos falta más y mejor colaboración público-privada?
— Hay mucha desconfianza de la administración pública en la empresa privada. Seguro que la empresa privada se ha pasado en algunos momentos, pero la gente sabe jugar si existen unas normas claras de juego. No hace tanto que se dudaba de que el Hospital de Sant Joan de Déu tuviera que recibir ayudas del sector privado y ha quedado claramente demostrado que es un caso de éxito absoluto de colaboración público-privada.
Hay mucha desconfianza de la administración pública en la empresa privada, pero el Hospital de Sant Joan de Déu es un caso de éxito absoluto de colaboración público-privada
— ¿Hay que reivindicar más y mejor la figura del empresario?
— Los políticos han estado durante muchos años en contra de los empresarios. Aún recuerdo al Señor Pla, que era el malo del Super3. La prensa también ha criticado mucho a los empresarios, pero ahora ha empezado a cambiar. Hay empresarios malos al igual que trabajadores malos.
— La sociedad civil ha dado un paso adelante.
—La sociedad civil tiene ganas de implicarse en la gestión del país con gente y recursos. No quiere hacer de político, sino ayudar a salir adelante. Si provocas un divorcio absoluto es fatal. Tampoco debe ser fácil ser político, pero una cosa es escuchar y la otra salir adelante…
— Es la hora de construir nuevos liderazgos.
—Las mujeres hemos desarrollado un liderazgo más empático a lo largo de la historia. Cada generación tiene sus problemas, pero en nuestra época no era fácil el liderazgo femenino.
La sociedad civil tiene ganas de implicarse en la gestión del país con gente y recursos. Subir la moral ciudadana es también voluntad política
— ¿Hacia dónde debe ir Barcelona?
— En Barcelona debemos hacer un ejercicio de limpieza y aggiornaménto. Sí, aggiornaménto, que dicen los italianos. Es decir, Barcelona debe ponerse al día y tener, por ejemplo, los edificios históricos bien rehabilitados. Si lo comparas con las ciudades francesas, Barcelona está dejada y esto hace que la ciudadanía también se deje. Existe una especie de decadencia. Subir la moral de la ciudadanía es también voluntad política.
— ¿Cómo subir la moral ciudadana?
— Todo va ligado. Si no existe suficiente vivienda, la gente vive en malas condiciones. Debemos dar mejores condiciones a los ciudadanos.
— El anterior entrevistado de Persona a persona, Oriol Amat, le hace la siguiente pregunta: ¿Cuáles son sus deseos de futuro para la empresa?
— Con Oriol Amat no somos familia, pero nuestras familias pasaron juntas la Guerra Civil en Sant Just. Mis deseos de futuro son crecer de forma sostenida y nunca perder los valores que nos han hecho originales y únicos.
— ¿Cuáles son estos valores?
— Es muy importante ser coherente en el ámbito profesional y personal entre lo que crees y haces. Tener visión y cuidar las relaciones con las personas, sea quien sea. Un buen empresario puede ser generoso y austero. Ser auténtico y generoso es gratis y siempre tiene regreso. Se deben cuidar los detalles y aprender a compartir. La gente es demasiado individualista y hay muchas cosas que cuestan poco.
SIETE DE VIDA
- Referente: Mi madre.
- Libro: La metamorfosis, de Franz Kafka; Los años, de Annie Erniaux; Érase un río, de Bonnie Jo Campbell y todos los libros de Theodor Kallifatides.
- Película: Le souffle au coeur de Luis Maille; El último tango en París, de Bernardo Bertolucci, o La naranja mecánica, de Stanley Kubrick.
- Canción: La música clásica, todas las de los Beatles y de Raimon —especialmente, Treballaré el teu cos—.
- Rincón preferido: El rincón de lectura de casa y los lagos de altura.
- Lema de vida: Vivir con coherencia entre lo que piensas y lo que dices y lo que dices y lo que haces.
- Sueño: Encontrar una cura para ayudar a mi nieto que tiene autismo.