Nuevo edifcio ICFO
El nuevo edifcio del ICFO, a pocos pasos de su sede actual. © Gemma Sánchez Bonel/ACN

El ICFO se amplía para liderar la batalla europea de los chips

El nuevo edificio del centro de investigación de Castelldefels ha supuesto una inversión de 15 millones, a la espera de encontrar los recursos necesarios para construir más laboratorios en una tercera sede

El Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) levanta la mano. Desde su nacimiento en el Campus Nord de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) en 2002, el centro ha ido ganando terreno, con su traslado pocos años después a Castelldefels, donde se ha ido haciendo un hueco en el Parque Mediterráneo de la Tecnología. Ahora, a medida que la investigación científica compleja que se hace dentro de sus cuatro paredes va ganando protagonismo, se prepara para dar un salto de escala con más metros cuadrados dedicados a la investigación.

La primera pieza se ha estrenado este miércoles con la inauguración de un segundo edificio para el ICFO, a pocos pasos de su sede actual. Las nuevas instalaciones cuentan con laboratorios punteros de fotónica, con una superficie de 4.400 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas. En funcionamiento desde otoño del año pasado, el edificio ha supuesto una inversión de 15 millones de euros.

La historia del ICFO está ligada a Castelldefels, como ha recordado su alcalde, Manuel Reyes, en el acto de inauguración, pero también, y sobre todo, a un nombre en concreto. Sin olvidarse de su fundador y principal impulsor, el investigador Lluís Torner, el instituto también debe mucho al difunto doctor Pere Mir Puig, fundador de las fundaciones Cellex y Mir-Puig, responsables de las dos casas del centro de investigación. El edificio Cellex-Nest, donde se encuentra el ICFO desde 2012, con una superficie de 14.000 metros cuadrados, fue pagado por la Fundación Cellex, mientras que el que se ha estrenado ahora ha corrido a cargo de la Fundación Mir-Puig.

Las aportaciones que han realizado ambas fundaciones a lo largo de los años suman unos 40 millones de euros. Según el ICFO, esta cifra convierte a la donación filantrópica a la ciencia en la más grande realizada en España. “Es un lujo para un país tener a gente que sabe crear prosperidad haciendo empresas rentables y querer que revierta en la sociedad. Esto no pasa cada día”, ha remarcado el presidente de la Generalitat, Salvador Illa.

En la primera planta del nuevo edificio, hay una sala blanca que actualiza la única que el ICFO tenía hasta el momento, construida en 2004 y que se había quedado obsoleta. Con 600 metros cuadrados, representa un equipamiento clave para avanzar en la soberanía europea en el campo de los chips fotónicos. De hecho, gracias a él, el ICFO ha sido escogido por la Comisión Europea para coordinar el proyecto PIXEurope, una línea piloto para diseñar y fabricar chips fotónicos, utilizados en teléfonos y ordenadores, pero también en sectores como la salud y la automoción. 

China, Taiwan y Corea lideran este mercado, con una Europa en la que solo se hacen prototipos a una escala muy pequeña. El proyecto PIXEurope servirá para avanzar en esa dirección, con un presupuesto de unos 400 millones de euros, de los cuales unos 50 millones serán para el instituto de Castelldefels. En el resto de plantas del nuevo edificio, hay laboratorios y despachos. Concretamente, se dispone de un computador cuántico puntero que permite explorar propiedades de materiales cuánticos.

Salvador Illa Lluís Torner ICFO
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, con el fundador del ICFO, Lluís Torner. © Gemma Sánchez Bonel/ACN

El edificio Mir-Puig no supondrá más contrataciones, sino dar un salto cualitativo a las investigaciones que realiza el instituto, según ha remarcado su fundador y exdirector, Lluís Torné. Desde hace unos meses le ha relevado en el cargo Oriol Romero-Isart. Actualmente, la plantilla del ICFO se sitúa en los 500 trabajadores, de los cuales 150 son doctorandos.

Pero esta no es la única pieza pendiente que tiene entre manos el ICFO. A principios de 2023, se abrió una nueva ventana de oportunidad para el centro de investigación con la concentración en el 22@ de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Este movimiento dejó libre un edificio que ocupaba la universidad en el Parque Mediterráneo de la Tecnología de Castelldefels, que pasó a manos del ICFO tras un acuerdo con la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Aunque han pasado los años, ese proyecto de ampliación aún no se ha materializado, a falta de los recursos suficientes para adaptar el edificio a laboratorios. Con 3.500 metros cuadrados, supondrá llegar a una superficie total de más de 21.000 metros cuadrados para el ICFO cuando sea realidad.