En la radio suena La Casa de la Bomba, el homenaje que Brighton 64 grabó en los 80 al homónimo relato de Tom Wolfe, sobre una banda de surferos en la costa californiana. Justo en ese momento, muy pronto por la mañana, Germán Prieto entra en el Bar —aprovechando su paso por su Barcelona natal— y sonríe, acaso pensando en la banda que le retrotrae a su pasado mod, o quizás al relato de Wolfe y al surf, su gran pasión que le llevó “a dejar de salir por la noche a los 28 años, y ahora tengo 40”, y a apartarle del mundo de la música, “porque se me solapaba con el surfing y al final tiré por madrugar e ir al mar”.
Estos días está en pleno lanzamiento de Si no queréis ratas dar de comer a los gatos. La historia oral del surfer catalán (Autografía), el primer libro en abordar el denso y fértil sustrato de la escena del surf en Catalunya, desde 1968 hasta nuestros días.
“Soy un hombre de Barcelona que ya no vive aquí. Crecí en el barrio de Les Corts y Sarrià con fines de semana en Comarruga y vacaciones en Galicia. Estudié Psicología y viví en Lisboa, Devon, Comarruga y Vigo. Mi pasión es el surfing desde que tengo uso de razón, pero no empecé a surfear a diario hasta Secundaria”, explica antes de pedir un Cacaolat.
— En su día, también tocabas la batería con diversas formaciones de Barcelona.
— Estuve muy metido en la música y he tocado en muchas bandas. Con las que he hecho bolos y grabado han sido con Center Square, Born Losers, Lost Men Service, Los Mellors y Los Putos.
Entre los músicos que más le han influenciado cita a Francesc Gosalves, Blas Picón, Miquel de Los Miserables o Fermí de Biscuit. “Además de los baterías de jazz que veía cuando asistía a jam sessions”. De momento, no obstante, ha dejado de tocar: “No tengo ganas, vendí la batería. Pero nunca se sabe. Yo voy, depende de dónde sople el viento, hacia un sitio u otro”.
Olas y familia
“Este año he sido padre y creo que es el momento más importante de mi vida”, anuncia de pronto, con una media sonrisa manchada de bebida de cacao.
— Ostras, menudo cambio de pauta, ¿no?
— Sí. Todo cambia radicalmente en cuanto nace mi hija, aunque yo sigo siendo el mismo. En el agua ya soy menos bravo y, si no lo veo claro porque el mar está feo, no entro y me doy la vuelta. Eso es algo que antes no hacía y, aunque no soy un surfer de olas grandes, son muy pocas las veces en mi vida que no he entrado al agua por miedo. Yo entraba igual.
Ahora asegura planteárselo de otro modo “y si no me apetece sufrir y está gordo el mar, pues no entro y tan ancho. Gracias a mi mujer y a la niña, en parte, estos últimos años he visto que hay muchas cosas que se pueden hacer para disfrutar de la vida además de las olas”. Sorbe un trago de su bebida y advierte: “Aun así, me queda cuerda para rato”.
Ahora asegura planteárselo de otro modo “y si no me apetece sufrir y está gordo el mar, pues no entro y tan ancho”
Actualmente, Prieto desarrolla la parte logística para una escuela de surf en Porto Novo, Galicia, lo que no le quita tiempo para haber estudiado su segundo máster en Psicología de gente mayor, “pues, cuando tengo ocasión, trabajo en alguna residencia”.
Orgulloso de “haber sido capaz de llevar una vida una poco diferente a lo establecido sin dejar de formar parte de la sociedad”, a Prieto le entran ganas “de dar un consejo a los chavales de ahora, y es hacer lo que realmente os guste en la vida y, si no sabéis qué es, tranquilos, que ya llegará a vosotros”.
Una ciudad de mil hechos históricos personales
Asqueado con “la masificación de gente, la pérdida de identidad en muchos barrios abarrotados de guiris, el tráfico horroroso y la contaminación del aire, los precios de la vivienda y el monopolio laboral centrado en el turismo y el ocio nocturno, y la inseguridad y los robos”, Prieto no puede, no obstante, dejar de definir Barcelona como su punto de origen.
Prieto no puede, no obstante, dejar de definir Barcelona como su punto de origen
“Me sigue gustando, aunque se me queda un poco grande ya. Ahora me he acostumbrado a poblaciones más pequeñas. Básicamente Barcelona forma parte de mí. Recuerdos y sueños que seguirán en mi cabeza para siempre”, y entonces se pone a hacer memoria: “Un swell que entró en el año 2008 y fue portada en las revistas de surf. Olas épicas en Barcelona. Recuerdo ese día a la perfección. También recuerdo mi primera vez surfeando en la Barceloneta, a mediados de los 90. También recuerdo celebrar alguna victoria del Barça en Canaletas. Tocar en el Màgic o en las fiestas de Les Corts. Además, los mejores conciertos que he visto en mi vida sin duda han sido en Barcelona. Y, para mí, esos son hechos históricos”.
— Hablando de conciertos, ¿dejo la radio puesta o hay algo concreto que quieras escuchar?
— De radio solo escucho Radio 3. Me gusta mucho y aprendo un montón. Me gusta El Sótano en especial y muchos otros programas de esta emisora que, para mí, no tiene rival.