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Ciudadanos paseando por Barcelona. © Polina Kocheva (Unsplash)

La Generalitat crea la oficina del plan piloto para implementar la Renta Básica Universal

Se hará una prueba piloto durante dos años para ver cómo se podría aplicar en toda Catalunya esta ayuda universal, individual y no condicionada a ningún requisito

La Generalitat ha creado la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal, una de las medidas recogidas en los acuerdos entre las formaciones independentistas para la investidura y que está dirigida por el sociólogo Sergi Raventós. La Renta Básica Universal es una asignación monetaria equivalente al umbral de la pobreza que se basa en tres principios: individualidad, universalidad e incondicionalidad. Por lo tanto, la recibe todo el mundo. Como es una medida de política social de acceso a una renta y un mecanismo de redistribución de la riqueza, podría hacer frente a varios problemas como la pobreza, el paro, la precariedad laboral, la desigualdad de género, los malestares psicológicos y el estrés que generan las inseguridades y dificultades económicas.

En los próximos dos años, esta oficina del Govern (adscrita al Departament de la Presidència) liderará una prueba piloto que se hará en dos segmentos de la población y que servirá para analizar la viabilidad de la medida y cómo se podría aplicar en toda Catalunya.

Catalunya, con datos de 2020, tenía un 26,3% de la población en riesgo de pobreza o de exclusión social y, si nos referimos a la infancia, encontramos un 35,9% de los y las menores de 18 años en riesgo de pobreza o de exclusión social. La iniciativa de la Generalitat, por lo tanto, quiere analizar esta realidad más próxima y se sumará al conjunto de pruebas de aplicación de esta renta que desde hace muchos años se están realizando en todo el mundo, como por ejemplo en Canadá, EE.UU., África, India, Finlandia, Países Bajos, Barcelona, Alemania, Brasil o Corea del Sur, entre otros.

Los pilares de la Renta Básica Universal

Hace muchos años que se viene hablando de la Renta Básica Universal, principalmente en contextos más especializados y académicos. En los últimos años y sobre todo desde el inicio de la pandemia de la covid-19 han aumentado los artículos, manifiestos de movimientos sociales y también el apoyo de entidades y de personalidades que han facilitado a sectores cada vez más amplios de la población aproximarse a una medida política que estará muy presente en nuestras sociedades durante los próximos años.

La renta básica no es una subvención, un subsidio o un sistema de protección social condicionado. No hay que demostrar un determinado estado de pobreza, estar buscando trabajo o haberlo perdido. La incondicionalidad es una característica distintiva de este tipo de renta. La hace diferente de todas las prestaciones de paro, rentas mínimas de pobreza, Ingreso Mínimo Vital o la misma Renta Garantizada de Ciudadanía actual. Se percibe antes de entrar en una situación de pobreza, es preventiva. No se percibe cuando ya has caído en la pobreza o la extrema pobreza.

Con la renta básica, no hay que demostrar un determinado estado de pobreza, estar buscando trabajo o haberlo perdido

La incondicionalidad tiene varias ventajas respecto a las prestaciones condicionadas. De entrada, tiene una simplicidad administrativa que la hace más ágil y efectiva. En la práctica, se traduce en una transferencia mensual a todas aquellas personas ciudadanas o acreditadas en un espacio determinado.

Una segunda ventaja de la renta es que permite evitar la estigmatización de los perceptores. No hay que identificarse como pobres, enfermos, personas con discapacidad, etc. Está estudiado que hay una proporción de gente que no accede a los subsidios condicionados por las dificultades de acceso, por el desconocimiento, por no disponer de toda la documentación justificativa y también por no querer dar explicaciones sobre su vida.

Evitar la “trampa de la pobreza”

Y otra ventaja es que la renta básica universal permitiría superar el problema denominado como “trampa de la pobreza” que se da cuando las personas que perciben un subsidio se frenan y descartan buscar un trabajo remunerado con un salario de un importe similar por el hecho de que supondría la pérdida del mencionado subsidio, y dificultad de volver a recuperarlo en caso de pérdida del trabajo.

En el contexto del actual mercado laboral sustituir y renunciar a un subsidio estable, periódico y regular por un salario probablemente inestable y mal pagado de una ocupación en muchos casos precaria no parece una opción de lo más oportuna y racional. Con esta renta, al ser incondicional, por el hecho de trabajar en un trabajo remunerado no implicaría perderla. Podemos acumular varios ingresos y en el supuesto de que superen un determinado umbral tendremos que ajustar cuentas con el sistema impositivo.