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eguramente, a la mayoría de gente de fuera de EE.UU., lo más cercano que les suena a fútbol americano es el último y millonario anuncio de Pepsi, Budweisser o Audi para la Superbowl, la indeleble polémica del ‘nipplegate’ cuando Justin Timberlake arrancó una parte del vestido de Janet Jackson dejando al aire unos de sus pezones, o simplemente una imagen impactante de un jugador placando con violencia a otro una y mil veces repetida a cámara lenta en algún programa de zapping deportivo.
Pero más allá de récords, momentos icónicos o polémicas, el fútbol americano y su liga de fútbol profesional, la National Football League (NFL), también es el mayor negocio deportivo del mundo. Se trata de una competición que tan sólo dura cinco meses, de septiembre a enero, y que a pesar de sus evidentes esfuerzos por globalizarse, únicamente interesa en EE.UU. Y aun así, el pasado año generó un récord de ingresos de 13.300 millones de dólares y cada una de sus 32 franquicias o equipos tiene un valor medio de 2.500 millones de dólares. Para hacerse una idea, esa cifra de ingresos es muy superior a su perseguidora en el ránking, la Major League Basaball (MLB) con 9.500 millones de dólares anuales. Y queda a años luz de las principales ligas de fútbol, si se compara con los 4.865 millones de dólares de la Premier League inglesa o los 2.048 millones de dólares de LaLiga.
Desde el punto de vista económico, el apelativo de deporte rey con el que se asocia a nuestro fútbol en todo el globo debería ser otorgado al fútbol americano, más si cabe al comprobar que entre los 10 clubes deportivos de mayor valor, Forbes sitúa a cuatro franquicias de la NFL incluyendo a los Dallas Cowboys, que lideran la clasificación con un valor de 4.200 millones de dólares. Cabe destacar que tres clubes de fútbol, Manchester United, FC Barcelona y Real Madrid, se cuenta entre los cinco primeros con un valor alrededor de los 3.600 millones de dólares, pero como liga, ninguna se acerca ni de lejos a los números que manejan los 32 dueños de las 32 franquicias que poseen y dirigen la NFL.
Comprobando el valor de los principales equipos de fútbol europeos, quizá se podría especular con una gran liga privada de clubes a nivel continental que pudiese equipararse a esta gallina deportiva de los huevos de oro, pero la realidad es que la actual Liga de Campeones organizada por la UEFA apenas genera la mitad de ingresos que la NFL. De hecho, el periodista de la ESPN, Gabriele Marcotti, especula en un excelente artículo con esta hipótesis y enumera una gran cantidad de razones por las que, con el formato actual de la Liga de Campeones, el fútbol europeo jamás podrá llegar a soñar con igualar las cifras del fútbol americano en un cara a cara entre sus dos grandes ligas. Entre ellas destacan el menor número de partidos y su duración más corta (por lo que hay menos espacio para publicidad televisiva), una audiencia menos compacta y más heterogénea y la sensación de que, aquí, pase lo que pase, siempre acaban ganando los mismos.
Esa es precisamente una de las claves por las que la NFL es un plato tan apetitoso para todo tipo de inversiones, por la capacidad que tiene de generar un relato que engancha mucho más allá del simple deporte. Como reza el título de la famosa película de Oliver Stone y Al Pacino, Any Given Sunday (Un Domingo Cualquiera), todo puede suceder en un campo de fútbol americano.
Este es un listado de las 10 cosas que hacen de este deporte y su liga algo tan único y rentable y que nuestro fútbol debería empezar a considerar si quiere competir a su mismo nivel.
- Tope salarial o Salary cap. Eso de que un domingo cualquiera, todo puede pasar, es mucho más que una frase bonita. La NFL es una competición privada en la que todos sus contendientes tienen el mismo presupuesto, están obligados a gastar la misma cantidad en los salarios de sus jugadores y los traspasos no se hacen con dinero de por medio, sino que la moneda de cambio son otros jugadores o futuras elecciones de atletas universitarios. Cualquiera puede ganar a cualquiera, la gran mayoría de partidos son igualados y se deciden en los últimos segundos y al inicio de la temporada, el abanico de pretendientes al título es enorme. En definitiva, es una competición mucho más justa y todos los aficionados tienen sueños legítimos de gloria.
- Draft. Las plantillas son enormes, las componen 55 jugadores oficiales. El origen de la gran mayoría es la NCAAF, la liga universitaria, y cada año los equipos se reparten los mejores prospectos en siete rondas en las que cada franquicia escoge un jugador por ronda. Ese es el proceso conocido como Draft, que durante los meses de postemporada sirve para mantener viva la llama de la competición analizando el potencial de los chicos de las mejores universidades. Aun así, la gran cantidad de jugadores necesarios y la duración media tan corta de estos en la liga (tres años), hace que muchos profesionales lleguen a la liga sin haber sido escogidos y como auténticos desconocidos, cosa que da lugar a todo tipo de historias de superación personal increíbles. A modo de ejemplo, el indiscutible mejor jugador de todos los tiempos, Tom Brady, quarterback de los New England Patriots, fue escogido en sexta ronda, en el lugar 199 del draft de su promoción.
- Todo está cuantificado. Todo lo que pasa alrededor de esta liga se mide y se pone en un ránking o en un gráfico. Las plantillas se dividen en tres grandes bloques: jugadores ofensivos, defensivos y de equipos especiales y todos son especialistas absolutos. Es decir, el ataque de un equipo solo juega contra la defensa del otro. Los libros de jugadas y estrategias cuentan con miles de páginas y antes de decidir cada jugada, se tienen en cuenta todos los factores imaginables. Eso obliga a medir velocidad, distancia, efectividad y decenas de variantes más para cada posición del campo y para cada jugada en concreto. Y por complejo que parezca, al aficionado medio le encanta adentrarse en esa partida de ajedrez que supone cada snap o jugada y tener el máximo de datos a su alcance para disfrutar del juego en toda su profundidad.
- Todo se oye. Esta es una de las cosas más ridículas cuando uno compara el fútbol americano con el fútbol europeo. Para nosotros, se ha convertido en habitual ver como los profesionales se tapan la boca al hablar en el campo para que no se sepa lo que dicen o como los clubes se han bunquerizado para limitar y controlar el acceso de la información al aficionado. Pues bien, la NFL es el polo opuesto. Durante los partidos se pueden escuchar como el quarterback canta las jugadas o como el árbitro se dirige al público a través de un micrófono para explicar cualquier penalización o decisión. Además, varios jugadores o técnicos llevan micros mientras juegan y tras los partidos se pueden ver resúmenes magníficos con los mejores comentarios antes, durante y después del choque. Y, por supuestos, los propios clubes difunden los vídeos con imágenes de celebración o frustración desde dentro del vestuario, incluyendo el discurso final del entrenador al equipo tras cada encuentro. Realmente, el aficionado se siente muy en el corazón de su equipo.
- Fantasy, un deporte paralelo. Este es un concepto que lleva años desarrollándose en Europa en deportes como el fútbol o el baloncesto principalmente, pero que con la NFL ha adquirido un status casi similar al del propio deporte. El Fantasy es una liga virtual que en función de las acciones de cada jugador y cada equipo reparte una puntuación. Los aficionados eligen a sus jugadores y suman puntos según su rendimiento. Pues bien, el concepto ha calado tanto en la NFL que las propias retransmisiones ofrecen las puntuaciones de los jugadores para el Fantasy al mismo nivel que su rendimiento real en el juego. Todo aficionado juega en una liga privada contra sus familiares, amigos o compañeros de trabajo y el interés por ganar tu competición de Fantasy hace que sigas al detalle desde el primer al último partido. Existen programas deportivos y webs dedicadas exclusivamente al Fantasy y ligas profesionales en las que se mueven grandes cantidades de dinero, a semejanza de lo que ocurre con el póker online.
- Uso de la tecnología. Obviamente, el nivel de modernización en la NFL es extremo y nada está dejado al azar. Los partidos, con los parones para publicidad y tiempos muertos, duran casi tres horas y hay que ofrecer todos los detalles, todas las pequeñas intrahistorias que ayudan a explicar la gran historia de cada encuentro. El nivel de las retransmisiones televisivas es espectacular, con una cantidad de tomas y ángulos increíbles, que son también necesarios para las decisiones arbitrales. Cada anotación o cada cambio de posesión se revisa por vídeo y puede ser anulada, al tiempo que cada equipo tiene opción de pedir revisión de vídeo una vez por período. El margen de error es mínimo y, cuando hay equivocaciones o decisiones injustas, muchas veces el escándalo suele desembocar en un cambio rápido de la reglamentación.
- Mezcla de tradición y negocio. El fútbol americano es mucho más que un deporte en EE.UU. Hace tiempo que ha sobrepasado al béisbol como el pasatiempo nacional y ver un partido en la TV o en el campo es algo casi sagrado. Los horarios permiten gozar de fútbol en familia todo el domingo, con tandas de partidos a la 13 y a las 16 hora local (el mercado asiático no decide cuando se juega). Jueves, domingo y lunes por la noche se disputa un partido destacado y todos los equipos pasan obligatoriamente por estos horarios estelares al menos una vez por temporada. Esas horas y esos días todo el mundo sabe lo que toca, cumplir con la tradición de ver el partido, al igual que todo el mundo sabe que el sábado no hay NFL porque es el día por antonomasia de la competición universitaria. Se prioriza a la audiencia local, al mismo tiempo que se intenta explotar el negocio al máximo obligando a las franquicias a construir estadios con unas condiciones obligatorias para salas VIP, restaurantes, tiendas, etc… o se relocalizan equipos a mercados comerciales más interesantes. Como ejemplo, en los últimos dos años dos franquicias han aterrizado en Los Ángeles y en breve otra se trasladará a Las Vegas.
- Globalización. Está claro que la liga está pensada para captar y explotar el interés del público local. Pero eso supone una limitación que la NFL no está dispuesta a aceptar. Desde hace años, los esfuerzos de expansión son más que evidentes. Más allá de distribuir su señal a decenas de países y elaborar contenidos específicos en diversos idiomas, la NFL ha llevado al extremo la idea de que la mejor manera de captar a un seguidor es hacerle vivir la misma experiencia que tiene el público local. Por eso, la liga tiene oficinas en México y Gran Bretaña, sus dos principales mercados y donde cada año se disputan varios partidos oficiales de la competición. La visita de los diferentes equipos al extranjero está repartida y equilibrada para que todos los fans internacionales pueden ver tarde o temprano a sus equipos y jugadores favoritos. El año que viene, se estima que se jugarán cuatro partidos en Londres y uno en México DF.
- Un universo audiovisual alrededor. Tanta capacidad de generar noticias, historias y datos necesita un soporte comunicativo muy potente, y obviamente, la liga tampoco deja esta parte de lado. Más allá de la incontable cantidad de medios de comunicación que cubren la competición, la NFL tiene su propia cadena de televisión llamada NFL Network, accesible para el gran público como cualquier otro canal de pago. NFL Network se ocupa de producir todo tipo de contenidos relacionados con la competición: resúmenes, tertulias, análisis, partidos históricos, etc… Además, ofrece un carrusel en tiempo real con lo mejor de los partidos que se juegan simultáneamente los domingos. Junto al canal de TV, existe NFL Films, que desde los años 60 produce documentales y reportajes de calidad cinematográfica alrededor del universo de la liga.
- Crecimiento sin límites. Toda esa mezcla de emociones, sueños, miedos y sorpresa es lo que vende mejor que nadie la NFL en un relato que monetiza de anera magistral quizá por cosas como esta. En los últimos cuatro años, Roger Goodell, comisionado de la liga y empleado directo de los 32 dueños de los 32 equipos, ganó 145 millones de dólares, 65 millones más que el jugador mejor pagado. ¿Y cuál es el trabajo de Goodell? Hacer que la cantidad que se dividen los 32 equipos sea cada año más alta. Las franquicias se dividen a partes iguales los ingresos que la NFL genera por contratos televisivos (la gran pieza del pastel), patrocinios, licencias y merchandasing. El año pasado, esa cantidad fue de 7.800 millones de dólares. Y las previsiones son que para 2027, la NFL sea capaz de generar 25.000 millones de dólares, de los que aproximadamente la mitad irán a los bolsillos de los dueños de las 32 franquicias. La regla de oro está clara: lo que es bueno para el deporte es bueno para el negocio. Y viceversa.