A pocos días de las elecciones municipales se han multiplicado los actos que buscan definir la nueva Barcelona. Barcelona Global, la publicación cultural Hänsel* i Gretel* en sus actos celebrados en el hotel Alma, la Cámara de Comercio, el Círculo Ecuestre o News Barcelona Post han apostado por abrir el debate sobre Barcelona, más allá de los candidatos políticos a la alcaldía. Algunos de los nuevos escenarios de la nueva Barcelona que se dibujan en el horizonte son: la Marina del Prat que gestiona el Consorcio de la Zona Franca, la culminación del horizonte tecnológico del 22@, el distrito cultural de L’Hospitalet de Llobregat, la reordenación del parque de la Ciudadela con un nuevo planteamiento de gestión del Zoo de Barcelona, la montaña de Montjuic o el proyecto para un nuevo uso de la central térmica del Besós son algunos ejemplos del impulso que vivirá Barcelona en los próximos años.
Una de las particularidades del futuro desarrollo de Barcelona es que la ciudad ya ha adquirido nuevos centros, como la plaza Europa en L’Hospilalet de Llobregat y la plaza de las Glorias en Barcelona, que establecen una dinámica de ciudad orientada hacia fuera y no hacia dentro. Impulsada por estas iniciativas, la nueva Barcelona permite observar que la ciudad será metropolitana o no será, que proyectos como la remodelación de la Rambla o el tranvía de la Diagonal ya no son propuestas claves que determinen la nueva ciudad y que ésta será cultural o no será en la medida de que permita volver a reconectar el potencial de Barcelona como espacio simbólico y empresarial, como bien advierte Miquel Molina en su libro Alerta Barcelona. Los nuevos escenarios económicos de Barcelona están condicionados a la evolución de Barcelona en los próximos cuatro años, en que se jugará mantener su vocación de capital o ver limitado su crecimiento.
La propuesta de la Marina del Prat, que supone urbanizar 750.000 m2, equivalentes a más de 40 islas del Ensanche de Barcelona, donde se pretende construir un espacio piloto para jovenes donde la cratividad definia los usos y su dimensión tecnológica, es un buen ejemplo de cómo se busca impulsar nuevos escenarios. El distrito cultural desplegado en L’Hospitalet de Llobregat anuncia que los polos de atracción artísticos entre Barcelona y L’Hospitalet son imprescindibles para hacer sostenibles proyectos creativos que necesitan nuevos espacios para desplegar sus ideas. La idea de culminar el espacio de la Montaña de Montjuic con la Fira de Barcelona, el MNAC, la Fundación Miró, el CaixaForum, el pabellón alemán de Mies Van del Rohe determinará un centro cultural capaz de captar la atención internacional; un espacio que requiere un fuerte compromiso público y privado para dar sentido y orientación a las inversiones necesarias. La propuesta de culminar el 22@, que representa una suerte de pequeña La Défense, como área tecnológica, supone que empresas como Mediapro, RBA, la Fundación Vila Casas o la Universidad Pompeu Fabra adquieran más protagonismo a la hora de establecer las pautas de crecimiento de la zona, incluida la plaza de las Glorias como potencial simbólico. El proyecto de culminar la reutilización del parque de la Ciudadela, cerrando el debate sobre el Zoo de Barcelona, debe permitir repensar uno de los espacios que podría devenir en un nuevo centro de actividad empresarial y turística. Esta idea la sugiere con acierto Xavier Bru de Sala donde incide en advertir los nuevos usos que pueden darse a los muchos espacios que dispone Barcelona. Ante estas iniciativas, hay que poner sobre la mesa la necesidad de enfrentarse a dotar de sentido histórico y económico a la central Térmica del Besós, que permitiría desarrollar crecimiento de ciudad hacia el río Besós y el río Llobregat.
Todos estos proyectos que han sido pensados, discutidos y que ahora son claves para la Barcelona del 2020 al 2030, deberán afrontar y adaptarse a los cambios provocados por la robótica, las exigencias de movilidad, la gran asignatura pendiente de Barcelona, la apuesta por la sostenibilidad y la economía del conocimiento. En un futuro próximo, las grandes ciudades serán competitivas si consiguen aunar buen clima, profesionales cualificados en la nueva economía, un acceso a la vivienda a precios competitivos, cohesión social basada en el respeto y la tolerancia y capacidad de asumir el contrato social de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que ya ha sido aprobado la Asamblea General de la ONU.
Los nuevos escenarios de crecimiento de Barcelona buscan la fortaleza, la sensibilidad y la capacidad de los estamentos públicos del Ayuntamiento de Barcelona, de la Diputación de Barcelona, del gobierno de la Generalitat, del Estado español y de los sectores privados para avanzar y consolidar la ciudad como la Gran Barcelona tantas veces proclamada por todos.