Casa de la Premsa
Fachada de la Casa de la Prensa. © theNBP
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Enésimo futuro para la Casa de la Premsa

El Ayuntamiento de Barcelona prevé ahora que el que fue centro de los periodistas en la Exposición de 1929 se convierta en biblioteca

La Casa de la Premsa es uno de los palacios supervivientes de la Exposición Internacional de 1929. Se encuentra en Montjuïc, en la confluencia de la avenida Rius i Taulet con la calle de la Guàrdia Urbana y lleva décadas cerrado y con problemas estructurales acumulados. Hace unas semanas, el Ayuntamiento de Barcelona, que es el titular del edificio, anunció el enésimo proyecto desde que en los años 80 del pasado siglo quedó definitivamente en desuso y reivindicado insistentemente por los vecinos del Poble-sec para que se le diera un destino.

Ahora parece que hay una decisión que se espera definitiva, y es que se destine a biblioteca. Hace tan solo unos meses se habló de que se convirtiera en sede del Museu d’Arts Escèniques, actualmente en el Institut del Teatre. Esta posibilidad parece ahora descartada y se baraja otro edificio abandonado, la antigua fundición de cañones, en el inicio de la Rambla, para la ubicación de un equipamiento también largamente reivindicado, en esta ocasión por el colectivo teatral.

La Casa de la Premsa de 1929 es un edificio espectacular, sobre todo en su interior. Fue un encargo al arquitecto Pere Domènech i Roure, hijo de Lluís Domènec i Montaner. Eso explica algunas similitudes arquitectónicas con el Hospital de Sant Pau, una de las obras cumbres de Domènech padre. Se distribuye en espacios amplios, muy adecuados para la instalación de una biblioteca. Una escalera noble, una cúpula que permite la entrada de la luz del día y algunos elementos del pasado, como unos singulares escudos de Barcelona que le dan también personalidad.

Interior Casa de la Premsa
La Casa de la Prensa se distribuye en espacios amplios, muy adecuados para la instalación de una biblioteca. © theNBP

En su día, la Casa de la Premsa fue un centro de prensa puntero, con las últimas novedades en materia de comunicación que permitieron a los periodistas internacionales que cubrieron el evento enviar con comodidad y prontitud sus crónicas y fotografías. Hoy parecería una tecnología arcaica, pero a principios del siglo XX, disponer de lo último en servicio de correo y telégrafos, cabinas telefónicas, laboratorio fotográfico, biblioteca y despachos y salas de reuniones equipados para el trabajo eran todo un lujo para los profesionales. Incluso se habilitaron 13 dormitorios con baño en la planta superior.

De hecho, se planteó que tras la exposición siguiera ejerciendo funciones de centro de prensa y de promoción internacional de la ciudad, pero no ocurrió. Inicialmente, se destinó a las oficinas de liquidación de la muestra, y más tarde se cedió a la Guardia Urbana, que lo ocupó hasta la década de 1980. Desde entonces, 40 años a la búsqueda de destino.

Ahora, la posibilidad de que se convierta en biblioteca del Poble-sec, además de equipamiento comunitario y vecinal, hace que se prevean siete millones de euros para rehabilitar y adaptar el edificio a su nuevo uso. La idea es que se ponga en marcha en 2029, cuando se conmemore el centenario de un evento que, además de urbanizar Montjuïc, sirvió para que Barcelona impulsara una gran transformación que incluyó la monumentalización de la Plaza Catalunya, la apertura de la Via Laietana, las primeras líneas de metro y la rehabilitación y construcción de grandes edificios públicos y privados, entre otras actuaciones. Salvando las distancias, en su época, la exposición internacional supuso una transformación global casi equivalente a la que seis décadas después se asoció con los Juegos Olímpicos.

En el marco de las previsiones iniciales, la apertura de la nueva biblioteca no va a suponer el cierre de la actual en la calle Blai. Así, el proyecto contempla la convivencia de ambos equipamientos y que de esta forma se cumpla con los ratios de superficie bibliotecaria necesarios para un barrio de algo más de 40.000 habitantes.

Interior Casa de la Premsa
Ahora, la posibilidad de que se convierta en biblioteca, hace que se prevean siete millones de euros para rehabilitar y adaptar el edificio a su nuevo uso. © theNBP

Una de las complicaciones arquitectónicas ha sido resolver la unión del edificio con la actual sede de la Guardia Urbana, lo que impedía, por ejemplo, que la futura biblioteca tuviera la preceptiva salida de incendios. La solución será eliminar dos estancias de la planta baja de la sede policial y, a cambio, sumar una nueva planta que compense el espacio perdido.

Ahora solo queda cruzar los dedos y esperar que esta sea la definitiva y podamos por fin disfrutar de un edificio que en 1929 hizo historia.