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a relación entre Klimt y Schiele es fascinante, a pesar de la gran diferencia de edad entre ellos: Klimt era 28 años mayor que Schiele, pero compartían las mismas ideas artísticas, que giraban en torno al arte de vanguardia y abrazaban el concepto de Gesamtkunstwerk, una forma de arte total que abarcara la arquitectura, la escultura, la pintura, el diseño o las artes decorativas, entre otros. Además, los dos artistas estudiaban la expresión de los cuerpos humanos en sus dibujos, centrándose en las gesticulaciones y las posturas extremas, y enfatizando la línea decorativa y ornamental. Con motivo del centenario de la muerte de Schiele, Jacobo Zabalo nos ofreció un texto magnífico desde la ventana de The New Barcelona Post.
La Royal Academy of Arts de Londres (RA), en el centenario de la muerte de Gustav Klimt y Egon Schiele, ha querido homenajear estos dos grandes modernistas con una exposición itinerante que reúne los dibujos y bocetos de diferentes etapas de sus vidas: Klimt / Schiele. Drawings from the Albertina Museum, Vienna. La exposición se puede visitar hasta el 3 de febrero de 2019. La entrada cuesta alrededor de los 15 €.
No está claro cuándo estos dos artistas se conocieron en persona: Schiele decía que fue en 1907, pero entonces él era un estudiante totalmente desconocido. En cambio, Klimt ya había sido el centro del escándalo por Las pinturas de la facultad“, en 1894, cuando recibió el encargo de crear tres grandes pinturas en la universidad de Viena, que causaron indignación pública entre los vieneses debido a las figuras desnudas que se podían apreciar, algunas de las cuales se pueden ver en bocetos y estudios en la sala número dos de la exposición que acoge la Royal Academy of Arts.
Durante aquellos años, Klimt fue también el cofundador y primer presidente del grupo artístico llamado Secesión vienesa, fundado en 1897, que tenía como objetivo rejuvenecer las artes visuales austríacas y encontrar una alternativa a la estética historicista del Registraße que rodeaba el núcleo antiguo y conservador de Viena. A lo largo de la exposición de la RA se pueden ver una variedad de dibujos relacionados con el movimiento que, a pesar de tener una vida corta, Klimt quiso abanderar.
El siguiente proyecto de envergadura en que Klimt decide embarcarse, también antes de conocer a Schiele, es el homenaje a Beethoven en la decimocuarta exposición de la Secesión, que tuvo más de 60.000 visitantes. Klimt, influenciado por el arte japonés, participa con el Beethovenfries, un mural de 2.15×34 metros. Para crearlo, se basa en la Novena Sinfonía y representa la tentación de la humanidad en la búsqueda de la felicidad a través de la iconografía mitológica. En la exposición Drawings from the Albertina Museum, Vienna se pueden ver los bocetos titulados Studie für das Liebespaar im Beethovenfries, donde Klimt trabaja la parte culminante del mural y muestra el reino de la felicidad ideal, un reflejo de la Oda a la Alegría de Friederich Schiller, incorporada en el canto coral del final de la Novena Sinfonía. Este dibujo fue también el estudio de su famosísimo cuadro El beso (título original, Der Kuss).
“Caminé a través de Klimt hasta marzo. Hoy creo que soy completamente diferente”, dijo Egon Schiele
Es en 1908, cuando Klimt organiza la primera Viennese Kunstschau e introduce su obra Der Kuss, cuando Schiele queda marcado por su pintura. Entonces, Schiele tenía 18 años, había estudiado en la famosa Akademie der Bildenden Kunste y se había forjado en él una insatisfacción por los modelos de enseñanza conservadores.
Un año después, en 1909, Schiele participó en la segunda Kunstschau por invitación de Klimt. Su admiración hacia él es evidente, y los intercambios de dibujos y bocetos entre los dos artistas hubieron de aumentar su conexión creativa. La fascinación de Schiele seguirá creciendo hasta 1910, momento en que encuentra su propia voz artística después de pasar algunos meses viviendo fuera de Viena, y dice: “caminé a través de Klimt hasta marzo. Hoy creo que soy completamente diferente”.
LOS RETRATOS Y EL EROTISMO: SUPERANDO EL TABÚ
En la tercera sala de la exposición se aprecia claramente uno de los géneros más representativos de los dos artistas: el retrato. La gran mayoría de los retratos de Klimt son pinturas al óleo, en el formato cuadrado que tanto lo caracterizaba, y son encargos de personalidades de la sociedad vienesa, sobre todo de mujeres. En cambio, Schiele, considerado artista emergente durante casi toda su vida, no consiguió seguir este camino. Hubo de conformarse teniendo como modelos amigos y familia hasta el último año de su vida, en la que sí tuvo grandes encargos. En la exposición, se pueden ver algunos de estas obras, entre las cuales dos retratos de Friederike Maria Beer, una de las poquísimas personas que fueron pintadas por ambos artistas. A diferencia de Klimt, Schiele sí tuvo un interés especial por los autorretratos, y algunos están presentes en la exhibición de la RA. Schiele se identificaba con San Francisco de Asís y decía que él veía el arte como una llamada espiritual, en contra del materialismo de la sociedad capitalista moderna.
Otro de los temas más importantes, comunes a ambos artistas, es el erotismo. En la exposición se otorga un papel muy importante a esta cuestión, dedicándole una sala entera con numerosos dibujos tanto de Klimt como de Schiele. La sexualidad es recurrente en los dibujos y pinturas: ambos sentían una gran necesidad de entender el cuerpo y la forma humana a través de su pintura. Ambos pintaron temas “tabú” en aquella época, como por ejemplo la masturbación o la homosexualidad: Klimt lo hizo desde una perspectiva más sensual y Schiele buscando un efecto más directo y provocador.
En 1911, Schiele empieza a tener éxito y realiza su primera exposición individual en la vienesa Galerie Miethke. Un año más tarde, el 13 de abril de 1912, fue denunciado por seducción infantil e inmoralidad y fue encarcelado durante 24 días. El juez le confiscó 125 cuadros, quemados como castigo por no haber guardado las pinturas eróticas en un “lugar suficientemente seguro”. Durante su corta estancia en prisión, Schiele pinta una serie de acuarelas, algunas de ellas presentes en la exposición: podemos apreciar una diferencia clara entre las que pintó los primeros días de encarcelamiento -más estructuradas- y las de los últimos días -que se acercan al delirio con, por ejemplo, una silla levitando sobre el suelo.
En 1916, estos dos personajes vuelven a compartir espacio en la exposición Wiener Kunstschau de Berlín, donde sus pinturas son colgadas unas frente a las otras. Dos años más tarde, en enero de 1918, Klimt es hospitalizado y muere de neumonía el 6 de febrero: Schiele pinta tres dibujos finales de Klimt en el depósito de cadáveres. Un mes después, Schiele será invitado a organizar la 49ª edición de la exhibición de la Secesión, donde presenta un dibujo en el que se puede ver una mesa llena de artistas con una silla vacía, reservada para Klimt. Este dibujo también forma parte de la exposición Drawings from the Albertina Museum, Vienna de la RA de Londres. Ese mismo julio de 1918, Schiele alquila el antiguo estudio de Klimt con la intención de convertirlo en una escuela de arte, pero pocos meses más tarde, el artista se contagia de gripe española y muere el día 31 de octubre.