En la joya gótica que es la capilla de Santa Àgata, anexa a la plaza del Rei, se celebrarán la mayoría de los conciertos que l’Auditori ha organizado en ocasión de la tercera edición de su festival Llums d’Antiga. Prosigue la tendencia a aprovechar los espacios históricos de la ciudad para contextualizar mejor o permitir una vivencia más intensa del fenómeno musical, como ya aconteciera en ediciones anteriores, en enclaves tan emblemáticos como l’Església del Pi o la Basílica de Sant Just i Sant Pastor.
Por supuesto, no siempre coinciden las edades de los edificios y las fechas de las composiciones, pero no menos cierto es que, inmersos como estamos en la moda de las experiencias o exposiciones “inmersivas”, resultará sumamente gratificante impregnarse —entre muros centenarios, arbotantes, vidrieras y arcos— de la música de Francesca Caccini, Isabella Leonarda, Claudia Sessa, Barbara Strozzi, Hildegard von Bingen o Élisabeth Jacquet de la Guerre. Además de colaborar con el anhelado retorno a la normalidad, la programación de este festival escenifica la relevancia de las voces femeninas —por lo general silenciada, si bien por motivos varios y en circunstancias cambiantes— a lo largo de la historia.
A los nombres arriba mencionados se les sumará el de algún compositor de la tradición, como Jean-Baptiste Quentin o —sobre todo— François Couperin, así como maestros de la Escolanía de Montserrat, de Cererols a Ferrer. Pero el peso específico —y este es sin duda uno de los puntos fuertes del festival— recae en el protagonismo de aquellas compositoras, que descubrirá al gran público obras de confección excelente y una expresividad notoria. La primera de las sesiones, el 12 de mayo, contó con la intervención del Hathor Consort, la soprano Hana Blažíková, y Romina Lischka en la viola de gamba y la dirección musical. En ella se ofreció un representativo panorama de la producción del siglo XVII, con obras de mujeres que pudieron desarrollar su creatividad en un marco más o menos privilegiado. Ya sea por pertenecer a una familia de músicos —como Francesca Caccini o Barbara Strozzi— o por haber vivido buena parte de sus vidas en una institución religiosa —los casos de Claudia Sessa e Isabella Leonarda— en que la tarea compositiva era aceptada e incluso promovida.
Uno de los nombres más notorios del Festival es el de Isabella Leonarda, cuyo 400 aniversario de su nacimiento se celebró el pasado mes de septiembre y que algunos medios recogieron. Autora de un gran número de composiciones, entre las cuales sonatas para diversos instrumentos o música coral de altura, como su Magnificat, los organizadores del evento explican, al respecto, que se trata de “una de las pocas compositoras del Seicento italiano de quien nos ha llegado una producción de magnitud, en cantidad y calidad. Nacida en el seno de una familia noble y prestigiosa —donde pudo educarse sólidamente en el humanismo— pasó gran parte de su vida entre los muros de un convento, aunque bastante liberada de otras obligaciones como para centrarse casi por completo en la escritura musical”. Precisamente en el tercero de los conciertos, el 19 de mayo, se han programado motetes y salmos para soprano de Isabella Leonarda.
Protagonizado por el conjunto Quinta Essencia y la soprano Roberta Invernizzi, al elenco vocal se le unirán eventualmente arpas históricas, por parte Manuel Vilas, responsable asimismo de la dirección artística. Todo ello en un marco realmente espectacular, por su sobriedad majestuosa: la iglesia románica del Monestir de Sant Pau del Camp. Una obra arquitectónica de obligada visita.
No son pocos los barceloneses que, acostumbrados a caminar entre callejuelas que recuerdan al pasado gótico o a tener impreso en el imaginario la huella de un modernismo icónico, no contemplan el hecho de que se conservan asimismo restos del románico, y de manera monumental en esta maravillosa construcción, sumamente representativa del periodo. Erigida en el siglo X, la iglesia de aquel monasterio benedictino se ha considerado la más antigua de Barcelona. Pero más allá de su antigüedad, e incluso de sus generosas dimensiones, impresiona por la atmosfera de recogimiento que habilita la luz difusa, bajando de la bóveda central y atravesando sutilmente los arcos de medio punto.
De vuelta a la capilla real de Santa Àgata tendrán lugar tres eventos más, de gran relevancia a tenor de las obras interpretadas y de los conjuntos invitados. Comenzando por el internacionalmente reconocido Ensemble Gilles Binchois, que afrontará una partitura especialmente oportuna en la ocasión: “la Misa de Barcelona —explican los organizadores— de autor anónimo y fechada hacia mediados del siglo XIV, es una de las primeras composiciones de una misa completa que figuran en el patrimonio europeo. Escrita para tres voces y cuatro voces, encontramos las cinco partes habituales de la misa: kirie, gloria, credo, sanctus y agnus dei”. Una obra probablemente confeccionada por diferentes manos, pero que demuestra una poderosa consistencia, y que será interpretada junto a otra misa del siglo XIV, como es la Misa del códice de Apt.
La compositora y clavecinista Elisabeth Jacquet de la Guerre fue apodada la petite merveille (la pequeña maravilla) por el asombro que generó en la corte del rey Louis XIV
Finalmente, también los dos últimos días ofrecen alicientes de interés incontestable. Así, por ejemplo, la propuesta del conjunto Nevermind. Un ensemble “joven y prometedor —señalan desde L’Auditori— dedicado sobre todo a la exploración de todos los rincones de la música de cámara escrita en el Barroco francés, una música fresca, vital y llena de luz y riqueza, de aires de danza y de suntuosos ornamentos, pero donde también sobrevuela, a veces, una tierna, dulce y lírica melancolía”. En este sentido cabe entender la programación de la compositora y clavecinista Elisabeth Jacquet de la Guerre (1665-1729), apodada la petite merveille por el asombro que generó en la corte del rey Louis XIV. Dos de sus sonatas para varios instrumentos serán interpretadas en diálogo con obras del célebre, y estrictamente contemporáneo, François Couperin (1668-1733).
El éxito de convocatoria de este recorrido por algunos de los rincones musicales y arquitectónicos más memorables —y no siempre conocidos— de la ciudad de Barcelona, que en esta edición pone el foco en la producción de compositoras renacentistas y barrocas, es un hecho que certifica la afluencia del público, año tras año, y el consiguiente agotamiento de las entradas. Para el último de los conciertos, protagonizado por el Cor Cererols bajo la dirección del organista Marc Díaz, y alojado asimismo en la Capilla de Santa Ágata, ya todas las localidades han sido vendidas.