Ciudades y KPI’S

La gestión de una ciudad debe ser medible. Los ciudadanos y ciudadanas tenemos diversas formas de valorar si las promesas de los programas electorales se han logrado o no y también nos guiamos por nuestra experiencia en el uso de la ciudad, por la comunicación que hacen los equipos de gobierno de los diferentes logros, por las noticias y el tratamiento que realizan los medios de comunicación, pero, sobre todo, por las redes sociales.

Generar estado de opinión sobre el desarrollo de una ciudad depende de muchos factores, pero no hay nada como los datos objetivos y medibles, es decir, los indicadores o KPI (key performance indicator).

Una vez definida la visión, la misión y los objetivos que quiere alcanzar, un equipo de Gobierno debería dotarse de KPI’s para medir si los objetivos fijados se están desarrollando correctamente. Una buena estrategia de ciudad es aquella que permite explicar a la ciudadanía que para cada objetivo fijado —podrían ser los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la ONU, por ejemplo— el Ayuntamiento desarrollará programas y acciones concretas. Una vez realizado este ejercicio habrá que fijar indicadores medibles para saber si el programa y la acción están produciendo el impacto buscado y conocer los resultados.

Si nos fijamos en el objetivo 5º de los ODS, por ejemplo, la Igualdad de Género, relacionado con el objetivo 4º, la Educación de calidad, y  la ciudad tiene por objetivo incrementar las vocaciones STEM entre las chicas desde la escuela primaria, por ejemplo, primero debería explicar cómo lo hará y qué resultados quiere obtener. Se puede iniciar la propuesta con un plan piloto, pero sin lugar a dudas deben fijarse indicadores. Se puede medir el número de escuelas implicadas en el proyecto, el número de alumnos que participarán, qué metodología se utilizará y qué presupuesto. Pero, además, se debería poder disponer de un mecanismo de seguimiento y apoyo a las escuelas para medir cuántas de estas alumnas que participaron en el programa en la educación primaria han escogido un itinerario tecnológico o científico en la secundaria y el bachillerato.

Permítanme otro ejemplo centrado en el objetivo 11º de los ODS, Ciudades y comunidades sostenibles. Si nos proponemos y proponemos a la ciudadanía la acción de reducir el consumo de agua en la ciudad, puesto que el agua es un bien esencial escaso, deberíamos cuantificar, en primer lugar, el agua que consumimos en edificios públicos, al regar los parques, al limpiar las calles, en limpieza de vehículos, en equipamientos deportivos, etc. En mi opinión, estos datos, que seguro están registrados por parte de los Ayuntamientos como datos de consumo bruto anual y que seguro constan en el presupuesto municipal, ya nos permiten hacer un seguimiento del comportamiento de la gestión del agua que ha hecho el Ayuntamiento. Si existe una anomalía en la seriación de los consumos, cabe preguntarse si hubo una avería, que podría ser, o bien si se modificó algún programa o política.

Conocida entonces la seriación de los datos de consumo, podríamos poner nuevos objetivos de reducción de consumos o corregir programas que comportan demasiado gasto de agua, o invertir en sensores para medir la humedad de los parques y reducir la frecuencia de riego y, evidentemente, cruzar los datos de climatología con el riego inteligente para que no pase esa situación tan desagradable de ver riegos automáticos en funcionamiento un día de lluvia.

En definitiva, los KPI nos ayudan a gobiernos y a la ciudadanía a disponer de una información objetiva sobre el adecuado desarrollo de la gestión de la ciudad y saber si progresa adecuadamente o no.