El género documental vive un momento de clara expansión. Y, sin embargo, muy pocos se pueden dedicar a ello en exclusiva. “Da prestigio pero no da dinero”, lamenta Carles Bosch, que acaba de estrenar su último trabajo, Petitet, en DocsBarcelona.
Carles Bosch es un veterano del oficio. Trabajó veinte años en TV3. Fue uno de los primeros reporteros del programa 30 minuts, donde sus reportajes de guerra y conflictos internacionales le valieron diversos reconocimientos. En 2002 firma, junto a Josep Ma. Domènech, su primer largo documental, Balseros, sobre familias cubanas que intentan llegar a la costa norteamericana. Consiguió la nominación al Oscar y fue un éxito sin precedentes. Junto a En construcción, de José Luis Guerín, inauguró el boom del documental en España. Después vendrían Septiembres (2007), Revolució (2009) y Bicicleta, cullera, poma (2010), por el que recibió el Goya y tuvo notable presencia internacional.
El periodismo corre por sus venas y confiesa que se siente más reportero que “director de cine” aunque también asegura que el documental le ha ayudado a sortear una profesión que no vive su mejor momento. “Estamos aceptando trabajar para la ideología que nos paga. Lo digo en plural aunque creo que, afortunadamente, he conseguido no hacerlo”.
Es difícil creer que a alguien con semejante currículum todavía le cueste (y mucho) levantar cada nuevo proyecto. Lo acepta como parte de juego y asume que cada vez toca empezar de cero. Para poder hacer Petitet empleó parte del finiquito de TV3 (sí, también cuesta de creer, pero la televisión pública lo incluyó en un ERE) y se rodeó de gente joven y sin mucha experiencia, pero con ganas y compromiso. Se comprometió a buscar financiación y, finalmente, la consiguió. “He podido trabajar con una gran libertad y con cierto espíritu de resistencia”.
CarlesBosch, que suele aplicar estructuras de novela clásica o de guión de ficción a sus trabajos documentales, en los que siempre hay una progresión en el tiempo y un desarrollo de los personajes, aconseja participar como productor, poder tener acceso a los números y algún derecho sobre los premios y recorrido internacional. “Hay un esfuerzo muy grande por parte del autor en este tipo de proyectos y me parece justo obtener alguna compensación”.