Félix Masjuan, presidente, y Joan Cavallé, director general de Caja de Ingenieros
Félix Masjuan, presidente, y Joan Cavallé, director general de Caja Ingenieros. ©Jordi Bataller/ACN

Caja de Ingenieros acelera y prevé crecer en 20.000 socios este año

La entidad barcelonesa de banca cooperativa prevé aprobar este verano un nuevo plan estratégico hasta 2026 en el que se fijará el objetivo de incrementar el ritmo de captación de nuevos clientes

Caja de Ingenieros es una rara avis dentro del sector financiero, ya que es una cooperativa de crédito, lo que significa que la entidad no tiene accionistas ni cotiza en Bolsa, sino que es propiedad de sus clientes, a los que llama socios cooperativistas. Actualmente, suma una base de 215.489 socios-clientes, cifra que la entidad quiere incrementar sensiblemente con el lanzamiento del nuevo plan estratégico que prevé aprobar este verano, con el objetivo de ganar dimensión y consolidar un modelo de banca que la entidad considera diferencial y ganador en el futuro.

“Queremos más socios, debemos crecer más, es una prioridad que nos hemos fijado desde el consejo rector”, destaca Félix Masjuan, presidente del Grupo Caja de Ingenieros, quien considera insuficiente el actual ritmo de crecimiento, cercano al 2%. “El objetivo sería crecer entre un 4% y un 5% anual”, apunta el director general de la entidad barcelonesa, Joan Cavallé, que trabaja en un nuevo plan estratégico hasta el año 2026. Sin embargo, el veterano ejecutivo, avanza que para este año tienen preparadas diversas acciones y campañas encaminadas a captar 20.000 nuevos socios, lo que supondría dar un salto del 9%, muy por encima del 1,61% alcanzado en 2022, en el que se han ganado unos 3.500 clientes.

Si echamos la vista atrás, hace diez años, en 2013, Caja de Ingenieros tenía aproximadamente 121.000 socios, es decir, unos 94.000 menos que en la actualidad. La cifra se multiplicó sensiblemente durante los años del procés y, especialmente en los ejercicios de  2017, 2018 y 2019 debido a que la entidad optó por no mover de Catalunya su sede social. Con la llegada de la pandemia, la captación de clientes se frenó y ahora quiere reactivarse aprovechando que la entidad está muy saneada y que ha hecho cuantiosas inversiones en tecnología que permiten acelerar este crecimiento. “Pensamos que tenemos un modelo muy atractivo, basado en ofrecer a los socios la máxima calidad en el servicio”, afirma Masjuan.

“Durante 55 años hemos crecido día a día, orgánicamente, socio a socio. Hemos creado una entidad donde los valores cooperativos están muy presentes y donde nuestro principal activo es la satisfacción de los socios. Estamos muy ilusionados con el nuevo plan estratégico, que nos permitirá seguir progresando con solidez financiera y minimizando siempre los riesgos”, añade el presidente. Caja de Ingenieros, que cuenta con un 80% de clientes digitalizados, opera con una red de 33 oficinas físicas (22 situadas en Catalunya) que, a corto plazo, no prevé incrementar; recientemente ha abierto una sucursal en Badalona.

Masjuan y Cavallé han presentado este martes los resultados económicos del ejercicio 2022, que han tildado de año “inusual, complejo y peculiar”, marcado por la incertidumbre y los números rojos en los mercados financieros, pero favorecido en los últimos meses gracias a “la recuperación repentina” de los tipos de interés y el retorno de los depósitos a plazo remunerados. Al cierre de 2022, sólo el 7,6% del dinero de los clientes de Caja de Ingenieros estaba colocado en una cuenta a plazo fijo remunerado, un porcentaje que Cavallé prevé que se incremente al 40% este año gracias al progresivo incremento que prevé en la retribución de los depósitos. Ahora, la entidad abona a sus clientes con nómina un tipo de interés del 1,75% en los depósitos a 12 meses. “La ortodoxia bancaria nos dice que deberemos llegar hasta euríbor menos 0’75”, explica.

Caja de Ingenieros ha cerrado 2022 con un beneficio neto de 11,67 millones de euros, lo que supone un descenso del 22,8% como consecuencia de la caída de los mercados de renta fija y renta variable. Según Cavallé, ha sido un “ejercicio de transición” en el que se ha priorizado la prudencia financiera, la diversificación de la estructura de negocio y la contención del gasto, pero manteniendo unas inversiones de 9 millones de euros, la mayor parte destinadas a tecnología. El volumen de negocio gestionado creció un 6%, con 10.526 millones, y la inversión crediticia se elevó un 3,7%, hasta 2.170 millones. El 66% de esa cartera son hipotecas de clientes particulares. La ratio de morosidad, del 2,47%, es inferior a la de 2021. Por el contrario, la ratio de eficiencia ha empeorado diez puntos, situándose en el 82%, es decir, de cada cien euros ingresados, 82 euros se destinan a gastos.

Joan Cavallé, director general de Caja de Ingenieros. @Jordi Bataller/ACN

El director general ha destacado la elevada ratio de capital (15,77%) y “la extraordinaria” liquidez estructural (170%) del grupo, y ha afirmado que si los bancos de Estados Unidos aplicaran la exigente regulación bancaria europea no hubiera quebrado el Silicon Valley Bank. “No vemos ningún posible efecto contagio a Europa; esta crisis de liquidez es imposible que ocurra aquí, nos ha sorprendido. En Europa el sector de la banca es terriblemente sólido”, ha afirmado.

Cavallé considera que las previsiones financieras para 2023 son “muy positivas” como consecuencia de la normalización de los tipos de interés, lo que se traducirá en un incremento de los ingresos y márgenes. El objetivo es elevar la ratio de solvencia por encima del 16% y el ROE (el indicador de rentabilidad) por encima del 7,5%, frente al 5% con el que se ha cerrado 2022.