Dicen los entendidos que en esto del amor hay varias fases por las cuales todo el mundo, de una manera u otra, acabamos pasando. La primera fase nos habla del enamoramiento, del encanto, de la idealización del otro y de las ganas locas de conocer, de saberlo todo de esta persona. Es el periodo de la atracción y el momento que se considera la mejor época, aquella que no queremos que acabe nunca. Según los psicólogos, y a pesar de que no hay un acuerdo total al respecto, este periodo se podría estimar que dura entre los seis primeros meses y los dos años. Una vez superado este tiempo, y si todo va bien, es cuando una relación se convierte en amor verdadero, del bueno, del auténtico. A través del respeto, la admiración y un proyecto de vida en común, todo envuelto con una respuesta moral y una manera de ver el mundo similares, se consigue mantener una relación a lo largo del tiempo.
El primer affaire del artista de New Jersey con Barcelona fue inesperado, como pasa con la mayoría de las grandes historias de amor. Según los testigos, fue un golpe de pasión, de intensidad y una conexión como nunca habían visto ni él ni su inseparable E Street Band.
Con el paso del tiempo, y varios conciertos, El Boss ha encontrado en Barcelona un confort y sintonía como no lo ha hecho ningún otro músico norteamericano. A través de la gente, Springsteen ha descubierto una ciudad responsable, con gusto por la cultura, abierta, acogedora, apasionada, crítica, social, y que ha demostrado numerosas veces su compromiso con valores como la paz, la democracia y la fraternidad.
Hace exactamente 42 años de aquel 21 de abril de 1981. Pocos meses antes, el país había convulsionado con el 23-F y Bruce Springsteen, con 31 años, en medio de la gira de su doble disco The River (1980), considerado uno de los mejores discos de rock de la historia, y con el tema Human Touch erigiéndose en éxito rotundo, encontró un hueco para hacer una escapada a Barcelona en el que sería su primer concierto en Catalunya y el primero en todo el estado español. Sus conciertos anteriores, el 18 y el 19 de abril en París, mostraban, igual que había pasado con el público francés i alemán, que el público europeo, en general, era más frío de lo que se esperaba. El día 24 tenía otro concierto en Lyon. Por aquellos tiempos, el artista era más famoso en los EEUU que en Europa y todavía faltaban dos años para el estreno de Born in the USA.
El lugar fue el Palacio de los Deportes de Montjuic, con 8.000 entradas a la venta, se vendieron 7.600 a un precio de 900 pesetas (menos de 6 euros actuales). Gay Mercader, el promotor, recuerda pasear tranquilamente con Bruce por la Rambla y que nadie lo reconociera en busca de un restaurante para cenar a aquellas horas de la tarde antes del concierto. Encontraron abierto el Amaya. Mercader le recuerda como un hombre franco y sencillo. En sus palabras: “Venía a conquistar, a tomar la ciudad, y esto es el que hizo”
Aquella “primera cita” duró más de tres horas de una intensidad inagotable. Las puertas del Palau tenían que abrir y, por un error, se pudo únicamente acceder por una puerta. En el exterior, había gente de todas partes del país, muchos de Madrid, que habían venido con autocares organizados por las tiendas de discos de la capital. Dentro, los primeros en entrar pudieron ver a Bruce Springsteen sobre el escenario acabando las pruebas de sonido. Del concierto destacaron los temas Point Blank, Racing in the Street, la versión original del Because the Night, Thunder Road, Rosalita, Out in the Street, Cadillac Ranch, el clásico entre los clásicos Born to Run y Rockin’ all over the World.
En la época, Gonzalo de la Figuera (redactor de Disco Actualidad) escribió: “El mejor concierto de rock que se haya visto nunca en España. Él solito, te hace creer que el rock’n’roll te vuelve las ganas de vivir y de sonreír. Es un colosal antídoto contra la depresión y la tristeza. Tres horas de Springsteen en directo valen por mil discos de lo que quieras”. El mítico Luqui Guri, en Gran Musical, consideró el show como “el concierto del siglo”.
El concierto finalizó con una proclama del artista al público: “Desde ahora, os llevo dentro de mi corazón”. En entrevistas posteriores, Bruce Springsteen declaró que “las caras que vimos en el concierto fueron las más apasionadas nunca vistas en todo el planeta”. “A pesar de tocar ante unos pocos miles… la cosa fue inolvidable”. El biógrafo Dave Marsh, autor de Bruce Springsteen On Tour 1968 – 2005, escribió: “Nunca he vuelto a ver un grupo de fans que lo demostrara toda la noche (haciendo referencia al tema Prove It All Night) como aquella multitud el 1981. Ni en Barcelona, ni en ninguna parte más. Fue el mejor concierto al cual he asistido en mi vida”.
La exposición Bruce Springsteen. Barcelona, 1981, que se puede visitar del 20 de abril al 14 de mayo, es de entrada libre y gratuita. La muestra, recoge las fotografías que el comisario de la muestra y entonces fotógrafo de Vibraciones, Francesc Fàbregas, hizo del acontecimiento. La exposición está diseñada por Oscar Cusidó, que acompaña la treintena de instantáneas, algunas inéditas, en blanco y negro y en color, con varios comentarios de personalidades del ámbito de la cultura, músicos y periodistas como Jordi Bertran o Juan Cervera, que tuvieron la suerte de asistir.
Fàbregas fue contratado para cubrir el concierto por la CBS y todavía recuerda los nervios y la responsabilidad a causa de la magnitud. Literalmente, dice que: “le temblaban las piernas” y se considera un privilegiado. También recuerda a la perfección como únicamente tenía permiso para fotografiar los primeros temas, pero, disimuladamente, acabó entre el público cubriendo todo el espectáculo. Por la noche, tuvo que revelar en su casa los negativos con nerviosismo y miedo a echar a perder el material. Aquellas fotografías, las reencontró el fotógrafo durante una mudanza. Los negativos se mantenían en perfecto estado y aparecieron más inéditas con el cierre de la revista RockdeLux. Fàbregas destaca de la exposición la singularidad del Jardí del Palau Robert que considera “uno de los mejores espacios que tenemos en Catalunya”. Ahora, 42 años después, el fotógrafo se lamenta de no haber fotografiado al público y dice que lo aprendió allí: “la historia de un concierto está también en el rostro de los asistentes”.
El fotógrafo se lamenta de no haber fotografiado al público y dice que lo aprendió allí: “la historia de un concierto está también en el rostro de los asistentes”
Y es en el rostro de los fans y en el de Bruce donde pone el foco Marta Nadal, morfo-psicóloga encargada de estudiar los gestos y expresiones de los rostros. Ella dice: “Es el retrato de un artista consciente, inconformista y social; que afronta la vida desde una energía activada, en ningún caso pasiva, como tampoco está exento de tensión.”
La treintena de instantáneas muestran un Bruce Springsteen joven, enérgico, sonriente, cómplice y juguetón. Un icono con una guitarra Telecaster encima y con una pasión vibrante sobre del escenario. Que la muestra sea al aire libre dota las imágenes de una gran libertad y naturalidad. El hecho que no estamos ante un espacio cerrado, enfatiza la intensidad de los gestos y el movimiento, que siempre parece espontáneo.
La exposición contiene un prólogo del periodista de El Periòdico Jordi Bianciotto, que destaca: “La relación muy especial que se dio, desde el primer momento, entre El Boss y la ciudad de Barcelona”. Y continúa: “Hay conciertos que llegan a sacudir vidas y que desprenden un eco perdurable… aquella noche… hondas adhesiones se sellaron en Barcelona”. “Fue mucho más que un recital; una experiencia de alto voltaje emocional y un acto de celebración de la vida”.
Eva Pomares, directora general de Difusió de la Generalitat, dice: “Es una excelente ocasión para revivir, con toda la emoción, aquel concierto mítico que perdura en las retinas 42 años después”. Oriol Duran define el show como “noche histórica”, y destaca el idilio entre el de New Jersey y la Ciudad Condal. Recuerda, también, la mítica frase de bienvenida que ha hecho historia para todos los fans del músico: “Bona nit, Barcelona!”.
El director de cine Manuel Huerga afirema: “Hay un antes y un después de este bautizo del 81. Me explotó la cabeza viendo la bestia en el escenario”. Recuerda, también, como tuvo la oportunidad de explicarle al artista que en el estado español había varias lenguas y las peculiaridades del catalán.
Para Loquillo fue “el final de la adolescencia y de un estilo de vida”. El rockero asistió poco antes de hacer el servicio militar en la Marina.
El escritor Jordi Sierra i Fabra confesa que “fue un éxtasis, un chute colectivo. Y una fiesta. No se trataba de un recital de rock, sino de un concierto para ponerse a bailar. Hacía poco del 23-F, y en aquel momento, necesitábamos algo así.”
Bruce Springsteen actuará en Barcelona este viernes y el domingo, 28 y el 30 de abril, con lo que será una página escrita más en la relación de amor tan especial con la ciudad. Ahora, con 73 años, ofrecerá dos conciertos de la gira de su último álbum Only the Strong Survive, en el Estadio Olímpico y con las entradas agotadas.