Creatividad

La bienal de arte Manifesta celebra su legado metropolitano

Los más de 291.000 visitantes, que en más del 90% de los casos fueron nacionales, accedieron de media a más de tres sedes repartidas por las 12 ciudades de la región de Barcelona participantes

El arte contemporáneo a menudo es tachado de conceptual y abstracto. La bienal europea de arte contemporáneo Manifesta pretendía romper con esas ideas preconcebidas con su llegada a Barcelona y su área metropolitana. La decimoquinta edición de esta cita cultural, que desembarcó del 8 de setiembre al 24 de noviembre del año pasado, quería abrir preguntas y generar debate sobre temas como la transición ecosocial o la descentralización de la cultura. Sin embargo, el objetivo era no quedarse solamente en el mundo de las ideas y conseguir generar un impacto real en las doce ciudades que abarcaba, para que, una vez clausurada la bienal, pudiera dejar un legado inmaterial pero también tangible.

A petición del Ayuntamiento de Barcelona, la bienal —que acumulaba hasta entonces catorce ediciones en diferentes puntos de la geografía europea, como Palermo (Italia) o Phristina (Kosovo) o incluso ciudades españolas como San Sebastián o Cartagena— no desembarcaría, en este caso, en un solo municipio, sino que trabajaría de forma descentralizada en doce ciudades metropolitanas. Así, a la capital catalana la acompañaban L’Hospitalet, Cornellà, El Prat, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs, Granollers, Mataró, Sabadell, Terrassa y Sant Cugat del Vallès.

Asumiendo este reto, la bienal se proponía celebrar su edición más grande hasta la fecha. Por su carácter nómada, ya que cambia de ubicación en cada una de sus ediciones, la organización está acostumbrada a trabajar en diferentes contextos, pero nunca había abordado un territorio tan extenso, poblado y con tantas realidades diferentes. El objetivo era, por tanto, “ser capaces de trascender las fronteras físicas entre ciudades, incluso saltando montañas y ríos”, según Emilia van Lynden, jefa de comunicación, marketing y desarrollo de negocio de Manifesta.

Un objetivo que, según la organización, se ha logrado con creces. Los más de 291.000 visitantes de la bienal acudieron, de media, a 3,8 sedes de los 16 espacios que acogían la cita, repartidos por las 12 ciudades. La cifra, obtenida a través de más de 1.900 encuestas realizadas por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), revela que la bienal consiguió uno de sus principales propósitos: la descentralización de la cultura. Es decir, que los vecinos salieran de su municipio y viajaran por las diferentes localidades para descubrir la riqueza y cultura de la región metropolitana.

Además, Manifesta también logró alcanzar el público que se buscaba: los vecinos de las 12 ciudades en las que desembarcaba. En su gran mayoría, los visitantes provenían de la región metropolitana (un 85,4%), además de un 4,8% adicional que venía de otras partes de España. Si cada visitante accedió de media a más de tres sedes, significa que los vecinos metropolitanos viajaron, al menos, a otras dos ciudades para acercarse a alguna de las más de treinta exposiciones de la bienal. De hecho, casi un 69% de los encuestados locales han declarado que su interés por el arte, la cultura y la historia del área metropolitana aumentó tras visitar los espacios de Manifesta.

Con el objetivo de generar un legado en las ciudades, la bienal también se proponía otro reto mayúsculo: plantar sus exposiciones en espacios desconocidos y, en algunos casos, incluso inaccesibles. Uno de los espacios más destacados entre las 16 sedes de Manifesta fueron las Tres Xemeneies de Sant Adrià de Besòs, fábrica que durante años actuó como central térmica de Endesa, hasta que cesó su actividad en 2011. Desde entonces, la fábrica permanecía cerrada, hasta que la bienal rehabilitó parte de la antigua sala de turbinas, propiedad de la Generalitat desde 2023, e instaló estructuras, exposiciones y vídeo-arte en sus paredes.

La obra The Frankenstein Three en las Tres Xemeneies de Sant Adrià de Besòs. © Ivan Erofeev / Manifesta

El objetivo era conseguir que esos lugares cerrados se abrieran para reivindicarse como espacios artísticos. O, al menos, plantar la primera semilla del árbol para que después fueran los municipios quienes recogieran los frutos y decidieran el futuro de estos espacios. Una semilla que, unos meses después del cierre de la bienal, ha empezado a ramificar. 

Las Tres Xemeneies se convertirán en el futuro hub audiovisual Catalunya Media City, las obras del cual empezarán previsiblemente en 2026. Antes, acogerán actividades del Congreso Mundial de Arquitectura. El edificio racionalista de la Casa Gomis del Prat de Llobregat fue comprado por el Ministerio de Cultura por 7,2 millones de euros tan solo dos meses después del cierre de la bienal, asegurando su futuro como centro cultural, amenazado por la posible ampliación del aeropuerto. La antigua sede de la editorial Gustavo Gili, que actuó como base y oficinas para la organización de la bienal, también continuará su actividad, acogiendo las oficinas técnicas de la Capital Mundial de la Arquitectura, que distinguirá Barcelona el próximo año.

La Casa Gomis durante la bienal de arte Manifesta. © Helena Roig / Manifesta

Pero, más allá de estos espacios, la bienal desembarcó en muchos otros, como el conjunto románico de la Seu d’Ègara de Terrassa, el monasterio del siglo XI de Sant Cugat o la antigua fábrica La Caldereria de Cornellà. Con todas estas sedes, la bienal consiguió llegar a otro público objetivo: el no profesional, y es que un 69% de los visitantes no provenían del sector artístico y un 92% nunca había oído hablar de Manifesta con anterioridad. Por ejemplo, la fábrica de las Tres Xemeneies, conocida como “Sagrada Familia de los trabajadores”, ahora reconvertida en un templo de cultura contemporáneo, fue ampliamente visitada por sus ex-trabajadores y familiares.

Con todo, y aunque el público mayoritario fue local, tampoco faltaron los visitantes internacionales, que representaron el 9,8%, y que provenían principalmente de Alemania, Italia y Países Bajos, regiones en las que la bienal había aterrizado anteriormente. A través de estos visitantes, Manifesta también generó un impacto económico de más de 12 millones de euros. Asimismo, por cada euro público invertido, se retornaron 1,8 euros a la economía regional gracias al gasto de los visitantes.

Además del legado tangible, el debate generado por el programa de arte y educación de Manifesta, que contó con más de 90 artistas locales e internacionales —un 55% de los cuales creó o adaptó proyectos específicamente para la bienal—, también se ha manifestado en publicaciones, exposiciones y proyectos archivísticos. Por ejemplo, la exposición Archivos Negros se ha convertido en una publicación en la que se narra “las vivencias y la forma de vivir Barcelona de las personas que estamos en los márgenes”, según ha relatado su comisaria Tania Safura Adam, recogiendo el testimonio de personas negras de la ciudad. Los archivos recogidos por la investigación de Fora per fer escola también se ha materializado en una exposición cedida al Archivo Histórico de Roquetes–Nou Barris, haciendo accesibles al público documentos hasta entonces desconocidos.

La exposición Archivos Negros instalada en la antigua sede de la editorial Gustavo Gili durante la bienal. © Helena Roig / Manifesta

También ha legado al área metropolitana “una forma de trabajar descentralizada y pensando en el conjunto de la región”, según Eva Sòria, directora de Innovación, Conocimientos y Artes Visuales del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB). Los doce municipios, centrados habitualmente en sus propias dinámicas y realidades, tuvieron la oportunidad de liderar un proyecto transversal y de alcance metropolitano, un tipo de proyecto entre ciudades que raramente se da, más allá de ejemplos como Dansa Metropolitana.

Tras cerrar su decimoquinta edición, la bienal ya prepara su próxima cita, bajo la dirección de su fundadora Hedwig Fijen, que tendrá lugar en 2026 en la alemana Renania del Norte-Westfalia. Una región en la que volverá a proponerse generar un impacto comparable al de Barcelona y su área metropolitana, propósito para el que contará con el arquitecto y urbanista catalán Josep Bohigas como primer mediador creativo. 

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Publicado por
Ainara Valadez Medina

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