El confinamiento por la pandemia convirtió en una práctica habitual en múltiples hogares entrenar desde casa y a través de una pantalla. Para muchos pasó a ser una actividad indispensable para romper con la monótona clausura y con la incertidumbre. Para algunos, esta práctica se convirtió en algo más. Alberto Sanz empezó a organizar entrenamientos con la plantilla de ocho trabajadores de una empresa tecnológica que iba viento en popa y que, como tantas otras, frenó en seco por el Covid.
Ante este panorama y la inactividad de sus empleados, Sanz propuso hacer ejercicios juntos de forma virtual. Empezaron a hacerlo guiados por un entrenador, un vecino de Sanz, que se lanzó a las sesiones virtuales con su apoyo tecnológico y empezó a facturar más con el formato online de lo que ganaba con su propio gimnasio. “Entonces dijimos: aquí hay algo. Aprovechando que estábamos encerrados, le dimos vueltas y vimos que había un buen nicho para aplicaciones de fitness”, explica Sanz a The New Barcelona Post.
En noviembre de 2020 pusieron en marcha una prueba, y “el primer día ya se vendieron planes de suscripción”. Así, Sanz se lanzó al impulso de la plataforma que ahora es BeJao: “Hice un all in, vendí todo lo que tenía y lo invertí todo en BeJao”. Desde entonces, su proyecto ha reunido 1,4 millones acumulados de inversión, teniendo en cuenta también rondas de financiación con diversos family offices y business angels.
A los recursos captados se suma un préstamo participativo del Institut Català de Finances (ICF) por un importe de 200.000 euros. En concreto, se trata de un préstamo del IFEM, sociedad filial del ICF dirigida a empresas innovadoras, que apuesta por establecer una relación con la compañía para contribuir a su estabilidad y éxito a largo plazo. El ICF, que ha formalizado operaciones por valor de más de 30 millones de euros desde que abrió esta línea, pretende reforzar su compromiso con el desarrollo económico, ejerciendo de catalizador de iniciativas que generan un impacto positivo en la sociedad. En este sentido, el ICF se erige como socio financiero capaz de proporcionar financiación a empresas en diversas fases de su desarrollo, que abarcan desde la fase semilla hasta las de consolidación como grandes compañías.
Con esta visión ha apoyado también a BeJao, que conecta a entrenadores y foodies con perfiles en redes sociales con sus seguidores. De este modo, los creadores de contenido utilizan la plataforma de BeJao para articular una comunidad en torno a ellos. Con la app, convierten a sus seguidores de las redes en suscriptores en BeJao, con planes de pago para los usuarios con un abanico de precios que empieza por 20 euros, y que aumenta en función de extras personalizables, como revisiones, consultas, mediciones y asesoramiento. “Nosotros apostamos por universalizar la salud y ofrecer planes de entrenamiento y de alimentación con un coste asequible, mediante un software de mucha calidad y de rigor científico”, defiende Sanz.
Mediante este modelo, los creadores de contenido de fitness y nutrición logran monetizar su actividad a través de la app, ya que pueden percibir hasta el 90% de los ingresos que genera su comunidad de seguidores, en porcentajes que varían dependiendo de los servicios que presten con los recursos de BeJao: “Escalamos el negocio en la medida que quiera el creador, desde planes poco customizados a opciones muy específicas”, un modelo con el que la plataforma cuenta actualmente con unos 200 entrenadores. Todos ellos atraen a usuarios que se suscriben a sus perfiles y entrenos, generando “una comunidad, una tribu que es fundamental para cuidarse”.
BeJao tiene fijado como objetivo aumentar el número de creadores, y que el crecimiento se traslade también a los usuarios. “Queremos acabar este año con unos 150.000 usuarios activos”, que actualmente se sitúan en 72.000. La compañía prevé acompañar este crecimiento también con un incremento de la plantilla, formada ahora por un equipo multidisciplinar de 20 personas que trabajan desde un edificio singular en Sants, en el que disponen de instalaciones como un gimnasio para los empleados.
Con estas previsiones, la empresa augura cerrar 2024 con una facturación de 3,5 millones de euros, en un contexto en el que se diferencia de la competencia al “trabajar sobre comunidades que ya existen” en las redes sociales; estas comunidades se trasladan a la app, lo que a la vez permite los usuarios disponer de planes más completos y personalizados y a los creadores monetizar su contenido, operando al mismo tiempo como un B2B y un B2C. BeJao se focaliza ahora en consolidarse en España y en mercados de Latinoamérica en los que opera, con la mirada puesta en el ámbito anglosajón para dar el salto previsiblemente en 2025. “El siguiente paso es ahí”, con el objetivo de seguir internacionalizando BeJao y sus comunidades en torno al fitness y a la nutrición de la mano de creadores de contenido.
