Equipo Patrie, campeón de España 1935. ©Les français de Barcelone/La Vanguardia
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Barcelona y la colonia francesa

Un libro recopila la contribución social y económica de la comunidad gala en la capital catalana desde el siglo XV

Umtiti, Dembélé, Lenglet y Griezman son la colonia francesa del FC Barcelona. En la historia del club, han sido 25 los integrantes galos de la plantilla azulgrana. El primero fue Fenouillère, en 1902. Jugó solo tres partidos amistosos y murió en la Primera Guerra Mundial. Después vinieron más: Muller, Blanc, Abidal, Henry… Hoy, con los cuatro citados al inicio, la contribución francesa al Barça es importante, pero la presencia de la colonia del país vecino en la capital catalana va mucho más allá del Camp Nou.

 

Lo podemos comprobar en un magnífico libro que acaba de aparecer discretamente, Les français de Barcelone. Ombres et lumières du XVe au XXe siècle. Editado por iniciativa de la Société de Bienfaisance Française de Barcelona y con la colaboración de otras entidades francesas presentes en la ciudad, ha sido dirigido por el historiador Guillaume Horn, de la École Normal Supérieure. Uno de sus impulsores ha sido Richard Onses, miembro muy activo de la comunidad a tenor de su currículum: tesorero de la Société de Bienfaisance, creada en 1842; ex presidente de Le Cercle des Français de Barcelone, que se remonta a 1884; fue adjunto al director de la Chambre de Commerce, fundada en 1883, y miembro del comité de la parroquia francesa.

La presencia de ciudadanos del otro lado de la frontera en Barcelona está documentada desde el siglo XV. Se trataba de un colectivo de comerciantes y artesanos que enseguida se organizan en una cofradía que daría inicio a una red de solidaridad e intereses de la comunidad francesa que hoy agrupa a decenas de entidades, desde las citadas Société de Bienfaisance y Chambre de Commerce et d’Industrie, así como Le Cercle des Français-Barcelone Accueil, el Institut Français, el Lycée Français, la librería Jaimes y la radio Equinox, entre otras, sin olvidar el importante papel que ejerce y ha ejercido históricamente el consulado.

Biblioteca del Lycée e Institut Français en 1941.© Lycée Français

A través de estas instituciones, la colonia francesa de Barcelona ha contribuido en un amplio abanico de actividades, en la educación, la cultura, el comercio y, por supuesto, en la empresa. Varias han sido las iniciativas relevantes en la economía del país con origen francés. Por ejemplo, la familia bonapartista Cros, que a principios del siglo XIX creó una empresa química en Sants que dio origen a la actual Ercros. O el normando Charles Lebon, que construyó la primera fábrica de gas en la Barceloneta y obtuvo la concesión del iluminado público de la ciudad. Y también, la gran contribución a la cerveza gracias a los alsacianos Moritz y Damm.

La empresa más importante de origen galo es Aguas de Barcelona (Agbar). Se remonta a 1867, cuando se creó en Bélgica la Compagnie des Eaux de Barcelone, que en 1882 fue adquirida por capital francés, constituyéndose en París la Sociedad General de Aguas de Barcelona, que, a su vez, adquirió algunas compañías locales. Actualmente, es una filial de la francesa Suez. El propio Onses trabajó durante 15 años en Agbar.

Foto de las primeras canalizaciones de agua impulsadas por la Sociedad General de Aguas de Barcelona. ©Agbar

La presencia francesa en Barcelona adquirió gran importancia en los siglos XVII y XVIII, aunque pasó una crisis tras la invasión napoleónica. El libro presta gran atención a la figura de Ferdinand de Lesseps, que fue cónsul en Barcelona entre 1842 y 1848. Lesseps desempeñó un importante papel durante la revuelta de 1842, que Espartero decidió sofocar a cañonazos desde el castillo de Montjuïc. El cónsul organizó la asistencia a la comunidad francesa, pero ante la magnitud de la represión del ejército y el gran número de heridos y afectados, decidió extenderla a toda la población. También exhibió sus dotes diplomáticas y consiguió detener los bombardeos y que se liberasen muchos de los detenidos. Desde entonces, Barcelona selló un compromiso de gratitud eterna con Lesseps y le dio nombre a la actual plaza. Fue por aquel decisivo papel mediador y no por haber impulsado el Canal de Suez, que es lo que le dio fama mundial.

Ferdinand de Lesseps. ©The New York Public Library

El libro, escrito íntegramente en francés, detiene su historia en 1947, a la espera de que se publique una segunda parte. Una de las contribuciones de este volumen es la gran labor de documentación. Decenas de documentos y fotografías ilustran la obra. Y es que, según explica Onses, el libro ha sido una consecuencia del proceso de preservación de los archivos históricos de Le Cercle des Français y de la Société de Bienfaisance y que se quiere extender al resto de asociaciones de la colonia francesa.

Homenaje de la colonia francesa en Montjuïc a los muertos en la Primerra Guerra Mundial. ©Archives Diplomatiques de Nantes

Dejo para el final una historia que desconocía y que tiene que ver con la contribución de la comunidad francesa de Barcelona al desarrollo del baloncesto en las décadas de 1920 y 1930. Un equipo formado por jóvenes de la colonia, el Patrie, ha pasado a la historia de este deporte como uno de los mejores combinados del país en aquellos inicios. En 1923, ganó el campeonato de Catalunya, y en 1935, el de España contra el Rayo Madrid, antepasado del Real Madrid. Su jugador más destacado fue Armand Maunier. Jugó en cuatro ocasiones con la selección española y a causa de la guerra volvió a Francia.

En definitiva, un libro que se ha cruzado por casualidad en mi vida que ha sido todo un descubrimiento. La pena es que su distribución va a ser muy limitada pues está dirigida básicamente al consumo de la propia colonia francesa. Sin embargo, es muy recomendable su búsqueda para aquellos que lean en francés y quieran conocer el papel crucial de esta comunidad, que hoy reúne a 35.000 personas, en el desarrollo económico y social de Barcelona.