Barcelona es una ciudad de película. No solo porque la capital catalana se ha convertido en numerosas ocasiones en escenario e inspiración de films nacionales e internacionales, sino porque, desde hace unos años, se ha erigido como un epicentro de producción audiovisual de primer nivel. Con grandes nombres como Juan Antonio Bayona, Carla Simón, Marcel Barrena o Dani de la Orden, las películas catalanas han conquistado a espectadores de todo el mundo. Un momento dulce para el audiovisual que la Academia Española de Cine ha querido reconocer apostando por celebrar la edición de 2026 de los Premios Goya en la capital catalana.
Un cuarto de siglo después de que la ceremonia saliera por primera vez de su emplazamiento habitual en Madrid para viajar precisamente a Barcelona, la ciudad volverá a vestirse de gala para celebrar no solo una edición histórica para los galardones de cine, que llegan a su cuadragésima edición, sino también el prolífico momento de la industria cinematográfica catalana. “Veinticinco años después de los Goya en Barcelona, volvemos a una ciudad unida al cine, conocida en todo el mundo que, sin duda, ofrece las condiciones necesarias para acoger un evento de este nivel, ayudándonos a potenciar su impacto internacional y reafirmando el compromiso con una cultura plural, abierta y territorialmente diversa”, ha defendido el presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite.
Los galardones celebrarán el año que viene 40 años de historia desde que en 1987 la Academia decidió impulsar esta ceremonia, siguiendo el formato de los icónicos Oscars estadounidenses, para reconocer e impulsar las grandes producciones cinematográficas españolas. La institución decidió inspirarse en el apellido del pintor reconocido a escala global Francisco de Goya, por considerarlo un autor representativo de la cultura española, además de valorar que su forma de concebir las creaciones era casi cinematográfica.
Desde su creación hace cuatro décadas, la gala se ha celebrado principalmente en Madrid. De hecho, no fue hasta el año 2000 cuando la ceremonia viajó por primera vez fuera de la capital, y se desplazó precisamente a Barcelona. En un acto celebrado en L’Auditori —equipamiento cultural que se había estrenado apenas hacía un año—, se impuso el film Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, que se alzó con siete estatuillas, como la de mejor película o mejor director. Después de estos premios en la capital catalana hace un cuarto de siglo, la ceremonia volvió a su lugar de origen y se celebró en Madrid hasta 2019, año en el que se decidió descentralizar. Así, en las últimas ediciones se ha celebrado en varias localidades, como Granada (2025), Valladolid (2024), Sevilla (2023 y 2019), Málaga (2020 y 2021) o València.
Para el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, no es casualidad que la gala vuelva en su 40 edición a Barcelona, sino que es una constatación del “momento dulce” del sector audiovisual barcelonés y catalán. Un sector formado por más de 4.000 empresas, que el año pasado elevaron su facturación hasta unas cifras de récord de 8.600 millones de euros, y que da empleo a más de 42.000 personas. El alcalde ha evitado avanzar detalles como la fecha —aunque previsiblemente se celebrará a principios de febrero, como en los últimos años— o la ubicación, a pesar de que apunta que será una edición especial no solo para la capital catalana, sino también para la historia de los galardones.
La ceremonia se enmarcará en un ecosistema que también cuenta con instituciones que lo impulsan, como la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC), aulas por las que han pasado nombres como Juan Antonio Bayona o Dani de la Orden. Además, también las instituciones están apostando por el sector, poniendo en marcha proyectos como el futuro Catalunya Media City, hub audiovisual que empezará a rodar previsiblemente a finales de 2028 en las icónicas Tres Xemeneies de Sant Adrià de Besòs, o el nuevo XRLAB, en el recinto de Palo Alto de la capital catalana.

“El cine español vuelve a mirar a Barcelona, que fue la cuna de sus inicios y un gran centro de producción cinematográfica durante décadas, en un momento de creciente reconocimiento del cine hecho en la ciudad”, ha subrayado Collboni. En la misma línea se ha expresado la portavoz del Govern, Sílvia Paneque, quien ha remarcado que la celebración de la gala puede marcar “un punto de inflexión y una gran oportunidad para situar Catalunya como uno de los grandes polos europeos de creación, producción e innovación cultural”.
El presidente de la Academia también ha recordado que “el cine catalán ocupa un lugar destacado en el pasado histórico y el presente de la cinematografía española”, ya que en los últimos años han sido numerosas las producciones catalanas que se han alzado con un premio Goya. Lo ha hecho con éxitos como Pa Negre, Estiu 1993, o las taquilleras Casa En Flames o El 47, dos películas que el año pasado elevaron los espectadores en salas de cine y plataformas hasta las casi 987.000 personas.
El reconocimiento de la industria catalana traspasa fronteras y no solo se produce a escala estatal, sino también internacional, donde ha conseguido premios en los grandes festivales de cine. Lo ha hecho con galardones como el Oso de Oro de la Berlinale por Alcarràs de Carla Simón, directora que también ha competido con su última producción, Romería, en la selección oficial del Festival de Cannes de este año. En esta misma ceremonia, la coproducción catalana Sirat, de Oliver Laxe, también se alzó con el premio del Jurado, compartido con Sound of Falling de Mascha Schilinski.