Hace unos días asistía a un evento en el Círculo Ecuestre de Barcelona donde se hablaba del tejido fundacional de la capital catalana con una perspectiva de género. Se debatió sobre el papel de la mujer en las fundaciones, y las protagonistas fueron las máximas responsables de cuatro fundaciones catalanas. Sara Puig desde la Fundación Miro, Judith Mascó de la Fundación ARED, Ainhoa Grandes de la Fundación Macba y Gloria Oliver de la Fundación Pascual Maragall. La sala con más de cien asistentes, todas mujeres, también representaba parte de este tejido fundacional de mujeres, profesionales, directivas, emprendedoras, inversoras, académicas, abogadas, científicas, artistas, deportistas, que han decidido tejer su camino profesional y vital en instituciones con impacto social. Ellas regalan parte de su tiempo a iniciativas que dejan un impacto en la ciudad, en la comunidad y en ellas mismas. En definitiva, lo que hacen, trasciende.
De ese encuentro quiero compartiros datos y reflexiones. ¿Sabías que un 70% de la plantilla de las fundaciones son mujeres? ¿Sabías que un 65% de sus voluntarias son mujeres? ¿Sabías que un 60% de sus directivas son mujeres? En cambio, solo un 30% de los patronatos están ocupados por mujeres. Es decir, quien mueve las fundaciones, las iniciativas de transformación e impacto social, quien regala su tiempo, energía y generosidad, siendo el músculo que mueve estas organizaciones, son mujeres. Contrariamente, en la máxima gestión y en los puestos de estrategia, las mujeres todavía son minoría.
Quiero compartirlo como dato, porque teniendo en cuenta que la figura del patrón y patrona no es remunerada, sería muy fácil excusarnos desde ahí. Formar parte de un patronato no está remunerado, pero, si desde donde se toman las decisiones estratégicas de las organizaciones que humanizan las ciudades hay mayoría de mirada masculina, mientras quien trabaja en el tercer sector es mayoritariamente talento femenino, nunca seremos capaces de ser coherentes, y repetiremos patrones que ya hemos demostrado que son ineficientes.
Barcelona es la ciudad española con más fundaciones per cápita. A esto se le llama densidad fundacional, y Barcelona tiene 141 fundaciones por cada 100.000 habitantes. La segunda ciudad sería, Madrid con 85 por cada 100.000. Este dato refleja nuestra capacidad de crear fundaciones, liderarlas y hacerlas crecer. Esto se debe, en gran parte, al tejido asociativo tan arraigado a la cultura catalana y que tanto nos ha hecho avanzar. Esa capacidad de crear puentes y alianzas entre la sociedad y la iniciativa privada para solucionar problemas hace que seamos tierra de fundaciones, de impacto y de voluntariado. Y toda esa fuerza humana en su gran mayoría son mujeres. En cambio, en la foto solo salen los miembros del patronato, que son mayoritariamente hombres.
Debemos estar orgullosos de ser parte de la ciudad con más fundaciones, con más voluntarias y con más generosidad y consciencia de impacto. Sí, lo somos. Ahora solo falta que la sala de Círculo Ecuestre esté llena al 50% de hombres y que los patronatos lleguen al 50% de mujeres. Eso será trascender de verdad.