Proclamación de la Segunda República. ©Ayuntamiento de Barcelona

Recordar la Segunda República en su 90 aniversario

La capital catalana programa una serie de actividades culturales para rememorar su proclamación, el 14 de abril de 1931

El pebetero iluminándose en el Estadio Olímpico es una de las imágenes que muchos barceloneses tienen grabada en su retina, tanto si la vivieron como si no. La historia de este lugar había empezado a principios de siglo, pero los Juegos Olímpicos de 1992 le dieron un espacio destacado en la memoria de la ciudad. No eran, ni mucho menos, las primeras Olimpiadas que el Estadio Olímpico había querido celebrar.

Las ganas barcelonesas por acoger este evento deportivo se remontan a la década de 1920, cuando la ciudad lo intentó en más de una ocasión. La Exposición Universal de 1929 sirvió de escaparate para mostrar el potencial de la capital, que aspiraba a organizar los Juegos Olímpicos de 1936. La decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) se tomó en abril de 1931, pocos días después de la proclamación de la Segunda República y la abdicación del rey Alfonso XIII, acontecimientos que perjudicaron a la candidatura barcelonesa y beneficiaron a la de Berlín.

Con el dictador Adolf Hitler en el poder, estas Olimpiadas sirvieron como altavoz de propaganda para el régimen nazi y Barcelona decidió contraprogramarlas con una Olimpiada Popular en el estadio de Montjuïc. Más de 5.000 atletas se inscribieron para participar en estos Juegos Olímpicos antifascistas, que tenían que empezar el 19 de julio, pero el golpe de estado del 18 de julio los frustró. A pesar de esto, muchos deportistas que habían llegado a Barcelona para competir decidieron alistarse en las milicias. Se convirtieron así en los primeros militantes extranjeros que ayudaron a defender la República, antes de la creación de las Brigadas Internacionales.

La historia completa del Estadio Olímpico se podrá leer en uno de los atriles que el Ayuntamiento de Barcelona instalará en la ciudad con motivo de la celebración del aniversario de la Segunda República, que este miércoles cumple 90 años. Una red de 30 atriles invade tímidamente la ciudad, con la voluntad de recordarle un pasado que muchas veces se ha escondido. No son fáciles de encontrar, aunque se frecuente la zona con asiduidad, como pasa con el que hay en la confluencia de la avenida Diagonal con el paseo de Gràcia, que explica la historia de la plaza del Cinc d’Oros, una de las otras protagonistas de la nueva edición de la Primavera Republicana, el conjunto de actos que ha programado el consistorio para esta semana de abril y que impulsa desde 2016.

Uno de los atriles de memoria instalados por el consistorio en Barcelona. Este está en el Camp de la Bota, en Sant Martí. © Ayuntamiento de Barcelona

Espacios de memoria por toda la ciudad

Un total de diez espacios de la ciudad expondrán su significado republicano, uno por distrito. Lo harán tanto a través de los atriles de memoria que el Ayuntamiento coloca de manera permanente como de paneles informativos que se instalarán durante estos días. Además del Estadio Olímpico y la plaza del Cinc d’Oros, se pondrá en valor el pasado del Dispensario Central Antituberculoso de Ciutat Vella, la Cárcel de Mujeres de Les Corts, la plaza de la República de Nou Barris —conectada históricamente con la del Cinc d’Oros—, la plaza Dones del 36 en Gràcia, y la Casa Bloc de Sant Andreu. La elección de los lugares también se ha querido vincular con los valores que se promovieron durante la Segunda República, como la sanidad pública, el deporte popular o la vivienda digna, según explica uno de los comisarios de Primavera Republicana, Oriol López.

El miércoles 14 de abril será el plato fuerte de la programación, con actos en todos los distritos, que incluirán un espectáculo de danza de Brodas Bros. La partitura recae en Bàrbara Granados, nieta del compositor y pianista Enric Granados. También destaca en la programación la lectura dramatizada de Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca, que se hará el jueves 15 de abril en el Born Centre Cultural i de Memòria. Esta obra fue representada en 1935 en el Teatro Principal de La Rambla por la actriz Margarida Xirgu, que murió en el exilio.

La Casa Bloc de Sant Andreu se proyectó durante la Segunda República para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera. © Ayuntamiento de Barcelona