Barcelona en ‘relevé’

La posición del Relevé en ballet requiere concentración, fortaleza, equilibrio y resistencia. Subir al relevé es levantar los pies y apoyarse en los metatarsos, con la cabeza erguida, los hombros bajados, la espalda recta, la mirada altiva, la cara serena, los abdominales fuertes y las piernas muy estiradas y tensas. Cuando vemos una bailarina en relevé, está en su control absoluto, da la sensación de que flota, de que no pesa nada, de que en cualquier momento puede volar. Desde el relevé, dominas el mundo. No estás de puntillas porque no ves lo que hay mas allá; estás en relevé porque te alzas para dominar, para que te vean, para empezar algún movimiento que nos hará disfrutar del baile.

Barcelona tiene el legado y el pulso que la convierten en una Lovemark

Barcelona es ese relevé, esa bailarina que se ha preparado, ha tomado consciencia de donde está y decide elevar su mirada para ver el horizonte y empezar un nuevo paso. Un desplazamiento. Barcelona tiene la preparación, la resiliencia, las características, le experiencia, los fracasos y los éxitos, la historia, la cultura, el arte, la gastronomía, los emprendedores. Barcelona tiene el compromiso, el activismo, la generosidad. Barcelona tiene el mar y la montaña, tiene el sol y la playa, Barcelona tiene la rumba y el Liceo. Barcelona tiene la risa y la firmeza. Barcelona tiene tradición y valores, tiene ganas e inversores. Barcelona tiene grafitis y museos. Barcelona tiene nombres y apellidos. Barcelona tiene una mezcla única de ingredientes que la hacen ser deseable para vivir, para estudiar, para crear, para empezar y para proyectar. Barcelona tiene el legado y el pulso que la convierten en una Lovemark.

Ese relevé que nos sitúa, nos eleva y nos alerta de un nuevo paso, también tiene un punto de riesgo. En esa milésima de segundo que decides elevar uno de los dos pies para hacer la pirueta, puedes desconcentrarte, perder firmeza y caerte. Barcelona está en ese punto de alerta, esta preparadísima para el relevé; de hecho, vive en el relevé constante, pero si no cuidamos las alianzas que hacemos con otras instituciones, si no somos celosos de nuestro posicionamiento para decir que no a según qué inversiones, si no cuidamos los comercios emblemáticos de toda la vida que desaparecen y se sustituyen por cafeterías caras sin personalidad, si no fomentamos las experiencias que nos hacen únicos y deseables, nunca hará esa pirueta. Y ese relevé va a ir perdiendo fuerza, porque todo lo que la sostiene se irá sustituyendo por franquicias, por propuestas sin corazón, sin impacto ni propósito.

Al relevé solo se llega con determinación

Esa bailarina musculada, trabajada y preparada quiere subirse al relevé, ver el horizonte y, con todo su bagaje, empezar la danza y bailar el vals de las ciudades con valores, con activismo, con accesibilidad, con sostenibilidad, con la energía masculina y femenina, con diversidad y con inclusión. Con creatividad y con innovación, con cuidados y con oportunidades. Para vivir en relevé hay que entrenar cada día y arriesgar cada día sin caer en las tentaciones del resultado sin esfuerzo ni de gustar a todo el mundo. Al relevé solo se llega con determinación.