Están trabajando en un ambicioso proyecto para un cliente de Dubai: la fabricación de un futbolín que se sumergirá y quedará instalado en el interior de una piscina con una profundidad récord de 60 metros, y que configura el centro de actividades de submarinismo Experience Deep Dive Dubai, en la localidad de Nad Al Sheba (Dubai). Éste es el último reto que ha asumido el fabricante de mesas de juego RS Barcelona, una empresa familiar ubicada en Viladecans.
La marca, que produce futbolines, billares y mesas de ping-pong, además de algún mobiliario auxiliar, todos ellos con diseño y de lujo, ha iniciado la construcción de una nueva factoría de 8.500 metros cuadrados en Olesa de Montserrat, con una inversión de tres millones de euros, que estará terminada en julio de 2022.
El traslado de la fabricación y el almacén se traducirá en un incremento de la capacidad de producción, “que se multiplicará por dos”, y de la plantilla, que pasará de 30 a 60 personas. También se prevé duplicar los ingresos desde los cinco millones de euros actuales a los 10 millones de euros de objetivo para 2025. Las oficinas comerciales de RS Barcelona seguirán en la Calle Córcega de la capital catalana, junto al showroom-concept store que inauguraron en 2016.
Maria Carrasco, responsable de márketing y portavoz de la empresa, explica que de las instalaciones de Viladecans salen cada día, al menos, un futbolín y una mesa de ping-pong y que la demanda está creciendo exponencialmente porque se trata de “mesas de juego de diseño a las que hemos incorporado una segunda funcionalidad”. Así se pueden encuentrar futbolines, billares o ping-pongs que pueden usarse como una mesa de comedor en una casa particular, como mesas para los comensales de un restaurante, o como un escritorio para reuniones de empresa.
La compañía prevé duplicar los ingresos desde los cinco millones de euros actuales a los 10 millones de euros de objetivo para 2025
Unas utilidades que son fáciles de ver y encontrar en Barcelona. Por ejemplo, vemos sus futbolines en el restaurante Pura Brasa, en el centro comercial Les Arenas, o en el Metric Market, en Les Corts; y los futbolines de exterior que se han colocado en los espacios de trabajo compartido de Cloudworks en La Casa de las Punxes o en el 22@ Glòries. Y, entre los productos personalizados, el futbolín del Barça Flashship Store, del FC Barcelona, donde las figuras de los jugadores se combinan con personajes relativos a la cultura y las tradiciones catalanas, como pueden ser una pubilla, un demonio del correfoc, un templario, la Moreneta, etc.
Los hermanos Rafael y Sergio Rodríguez, que dirigen la empresa creada por su padre, Rafael Rodríguez, en 1975 como una matricería que evolucionó con la segunda generación a partir de 2006, han hecho de la innovación en producto y la colaboración con destacados diseñadores de interiores la base de la marca, reinterpretando estas mesas de juego e incorporándolas a espacios habituales en la vida diaria.
El valor añadido de la marca les ha posicionado en el mercado norteamericano, más acostumbrado a la gamificación de las oficinas, pero no en cambio a los futbolines, “en los inicios, costó introducir el futbolín, una mesa de juego que no conocían”, pero ahora mismo, tienen un almacén logístico en Nueva Jersey y las oficinas de la delegación en Los Angeles. La marca también tiene presencia en toda Europa, especialmente en Reino Unido y Francia. El 95% de la producción es para exportación.
“El concepto de gamificación de las oficinas ha llegado más tarde a España que a otros países, donde hace años que este tipo de mobiliario de ocio es habitual. Sin embargo, cada vez tenemos más proyectos en el mercado local, especialmente a raíz de la pandemia, cuando empezó a cambiar la mentalidad sobre el puesto de trabajo”, explica María Carrasco, portavoz de RS Barcelona, y añade que “las empresas están cambiando sus oficinas con espacios abiertos y otros exteriores y con una distribución y mobiliario que incita a la interrelación personal entre sus trabajadores”.
El 95% de la producción, al menos un futbolín y una mesa de ping-pong cada día, es para exportación
Carrasco manifiesta que también está creciendo la demanda en los países asiáticos y en Oriente Medio “donde nos estamos posicionando” porque “hay un mercado de lujo que se está desarrollando y que para una marca como la nuestra es un objetivo clave para la expansión.
En el ámbito de la innovación, la firma realiza avances tanto en producto —tiene una amplia línea de mobiliario de interior con mesas, sillas, estanterías…— como en materiales. En este último segmento, RS Barcelona está incorporando elementos más sostenibles y nuevas prestaciones. Por ejemplo, ha sustituido la pizarra que se usaba para fabricar los billares, por fibra de cemento que no sólo es reciclable sino que además es mucho más resistente a los cambios de temperatura ambiente.
El pistoletazo de salida de RS Barcelona para expandirse e internacionalizarse se produjo en Barcelona, en 2006, en pleno Passeig de Gràcia, en concreto en la antigua tienda Vinçon. Fernando Amat, copropietario de Vinçon, apareció por el taller de RS Barcelona en Viladecans y se enamoró de un futbolín que había a medio terminar. En dos días el producto estaba en el escaparate del establecimiento y se vendió el primer futbolín RS2 de la historia de la compañía, que ahora tiene una gama que va desde los 2.500 euros de un futbolín estándar a los 12.000 euros que cuesta la más grande de las mesa-billar de exterior.